* Teresa del Conde *
Apropiadamente dibujo
No hay duda de que las convenciones existentes pueden ser pautas para la imaginación. Son las mociones o, en lenguaje psicoanalítico, las pulsiones las que en cierta medida provocan los cambios en los vocabularios tradicionales. Hace 90 años, Kandinsky decía que el buen dibujo es aquel que no puede alterarse sin que destruya su vida interior, independientemente de que el dibujo contradiga la anatomía, la botánica o cualquier otra ciencia. Y aquí cabría añadir, al margen de que contravenga la suposición de que el dibujo es, ante todo, ''punto y línea sobre el plano". Calder, Picasso y otros ''dibujaron" en el aire.
En el Museo Carrillo Gil, Inapropiadamente dibujo es una exposición de dibujo aunque en varias obras la línea esté hecha mediante perforaciones ųcomo sucede con las piezas de Xavery Wolski (Varsovia, 1960), a quien conocemos principalmente como escultorų, o bien como sucede con los papeles cortados llevados a tridimensión de Gabriela Galván, que es la más joven de las participantes, pues todavía puede concursar en el Encuentro de Arte Joven de Aguascalientes. El conjunto que ofrece es, en términos generales, grato pero no todas sus obras tienen el mismo nivel y eso es algo que ella tendría que observar con sumo cuidado para no caer en la fórmula.
Daniel Guzmán, de quien vi trabajos por primera vez en la Galería de Arte Contemporáneo (ubicada en la calle de Flora y avenida Chapultepec, colonia Roma) y que está representado en Cinco continentes y una ciudad, aquí se ve muy en contexto con su serie ''šOh Dios! Otra vez con eso". Y es cierto, esa es la cosa. Pienso que sus obras más acabadas y de formato mayor son menos buenas que las pequeñas, excepción hecha de La flama.
Eduardo Cervantes, de quien ya se había expuesto obra en otra colectiva del mismo museo, no tiene nada de caótico o de fortuito, ni es aceptable pensar que sus trabajos son producto de fuerzas automáticas. Presenta 22 y medio dibujos sobre cuadros de lámina; el último de la serie está cortado a la mitad, colocado justo donde termina la mampara. Los finos dibujos en tinta, de Rocío Maldonado, sobre papel de arroz, ensamblados como patch work, se presentan como instalación. Eso impide calibrar adecuadamente cada uno de ellos, pero la pieza luce bien.
Lo que ofrece Galia Eibenschutz puede hacer recordar los antecedentes del cine si se piensa, por ejemplo, en las fotografías de Muybridge. La realización está efectuada en papel siliconado transparente y el espectador puede manipular los trabajos ofreciendo en este sentido un buen contrapunto con los Cahiers à dessin, de Magali Lara, quien utiliza café y betabel para crear espacios de color. Ella amplificó sus formas orgánicas, vinculadas a la idea de la gestación, pintando las mamparas de su espacio-instalación. Unas hileras de guantes blancos, nítidamente colgados con cordeles, complementan adecuadamente tanto este montaje como el de Galia y el efecto es de suma elegancia.
Los guantes tienen también un objetivo práctico: hay que ponérselos para examinar los dibujos. Gabiel Kuri (presente en Cinco continentes y una ciudad) está representado con serigrafías y, de Francis Alÿs, hay excelentes dibujos figurativos realizados a manera de apuntes en fragmentos de papel. Se acompañan de estarcidos sobre la mampara adjunta.
La selección y coordinación de esta colectiva se debe a la curadora del mismo museo, Magalí Arriola. La museografía, muy limpia, muy profesional, acentúa y coadyuva a la coherencia del conjunto.
En la planta intermedia del museo se exhibe una retrospectiva del desaparecido performancista y artista conceptual Marcos Kurtycs, de quien guardamos tan indeleble memoria.
Si el visitante se propone examinar los dibujos exhibidos en la colección José Clemente Orozco, del mismo museo, recaba una lección básica: el dibujo es el andamiaje de todo, así se trate de la pintura-pintura o de la no pintura.
El mejor ejemplo presente en la muestra que comento, única obra realmente conclusiva dentro del aleccionador conjunto, es la de Ricardo Mazal.