El ultimátum
* Luis Javier Garrido *
Las políticas de corte diazordacista con las que el régimen está buscando doblegar al movimiento estudiantil a fin de tener vía libre para desmantelar a la Universidad Nacional, que culminaron el martes primero con la toma violenta de la Preparatoria 3 y el torpe ultimátum de ayer de De la Fuente, no sólo no resuelven el conflicto sino que se están revirtiendo contra las propias autoridades, que se han negado a aceptar que frente a las dimensiones de la crisis por la que atraviesa la universidad no hay más solución que el diálogo.
1. El doble fracaso del rector de la UNAM al no lograr siquiera que la mitad de los universitarios votase en el plebiscito que le orquestó Gobernación, y más tarde al no salirle las asambleas con las que los activistas de la extrema derecha universitaria y del PRD actuando al unísono buscaban convalidar un supuesto "levantamiento de la huelga", llevó a las autoridades a acciones descabelladas que culminaron con el ataque de un grupo de choque de rectoría a la Preparatoria 3, la intervención en esas instalaciones de la Policía Federal Preventiva (PFP), a llamado del rector, las consignaciones y acusaciones descabelladas contra cientos de estudiantes detenidos y el ultimátum de De la Fuente, todo lo cual ha terminado por ahondar de manera muy grave la crisis en la UNAM.
2. La violencia que se generó en la Preparatoria 3 de la UNAM es sin duda responsabilidad de De la Fuente, como evidenciaron todos los medios, y constituye un acto de extrema gravedad en la historia de la UNAM pues los estudiantes en huelga fueron agredidos al interior de su propia escuela, no por estudiantes antiparistas como se buscó señalar, sino por contingentes de choque de rectoría, dependientes de Auxilio UNAM, e integrantes de un verdadero grupo paramilitar (Grupo Cobra) y, al fracasar éstos, por elementos de la PFP, que violentaron la autonomía universitaria, todo esto en operativos decididos por De la Fuente quien parece no darse cuenta que así incurrió en una grave responsabilidad.
3. De la Fuente logró en menos de dos meses lo que se antojaba imposible: agravar la crisis en la UNAM al no dejar más salida que la utilización de la fuerza policiaco-militar que, como todo mundo sabe, no constituye solución alguna al conflicto. Pudo haberlo resuelto de manera democrática en unos cuantos días, pero incumplió su compromiso de dialogar con el CGH y se centró en instrumentar una torpe salida de fuerza mal encubierta como democrática, con la que supuso doblegaría a los estudiantes, y en su obnubilación ahora no parece tener más recurso que la violencia.
4. Una consecuencia del fallido ataque del grupo de choque del rector a la Preparatoria 3, de la intervención de la PFP para tomar las instalaciones violando la autonomía universitaria y de las acusaciones monstruosas que se han formulado a los estudiantes detenidos es la pérdida absoluta de autoridad moral de De la Fuente para seguir en el cargo, quien sin duda lo sabe, pues ahora en pleno delirio lanza un ultimátum a los estudiantes para que se reúnan con la comisión de su fallido y fraudulento plebiscito nada menos que a acordar la supuesta entrega de las instalaciones. Al negarse a buscar una solución política al conflicto y levantar a sus representantes de la mesa de Minería, ya había hecho explícito que optaba por una salida de fuerza, que no logró encubrir como política, y que lo llevó a una pendiente de desprestigio que ahora culmina. El rector había empezado a perder toda autoridad al negarse al diálogo público con los estudiantes y al hacer llamados a la toma de las instalaciones, aguardando a que profesores y estudiantes de la derecha universitaria y del PRD actuando en pinza, según se había acordado a principios de año en Gobernación, le organizaran las asambleas que levantarían la huelga, y ha caído en un absoluto desprestigio tras los acontecimientos de la Preparatoria 3, los que muy difícilmente le permitirán seguir en el cargo con un mínimo de credibilidad, pues un rector que incumple un acuerdo suscrito con los estudiantes, lanza después contra ellos un operativo policiaco-militar para fabricarles acusaciones penales descabelladas y luego evidencia con un ultimátum que para enfrentar un conflicto no tiene más salida que la fuerza pública, no puede tener el respeto de nadie.
5. ƑQué autoridad moral pueden tener autoridades universitarias que son incapaces de dialogar con los estudiantes que disienten, que les dan trato de enemigos y los mandan a golpear y encarcelar bajo acusaciones aberrantes?
6. Los hechos están a la vista: en 1968 la represión contra los estudiantes fue decidida desde el gobierno, y en 2000 ésta es consecuencia de una serie de operativos de Estado que reflejan la plena subordinación de rectoría al gobierno.
7. El movimiento estudiantil ha tenido que afrontar a lo largo de casi diez meses no sólo la embestida policiaco-militar de los gobiernos federal y local, sino la de los medios y, en especial, de los académicos de Nexos y Vuelta y del PRD, que lo han combatido sin tregua, siempre bajo el paraguas protector de Gobernación, y ha sabido resistir. Los dos desplegados de apoyo a las políticas oficiales de los últimos días no contribuyeron por eso tampoco a doblegar a los estudiantes sino a desprestigiar aún más a quienes los suscribieron: a) el del "Grupo šPor México!", publicado en todos los diarios (salvo La Jornada) el 29 de enero, por el que 26 empresarios y obispos beneficiarios de la impunidad, como Eduardo Bours (colaborador de Labastida), exigieron el empleo de la fuerza pública contra los huelguistas, y b) el de 89 escritores y artistas oficialistas carentes de racionalidad, que exigieron el 3 de febrero la rendición incondicional del movimiento estudiantil, y que no mostraron más que las dos caras de la política de fuerza de Labastida y de Zedillo, que a través de De la Fuente no han hecho más que amenazar a los estudiantes con seguirlos reprimiendo de no doblegarse.
8. El ultimátum del rector De la Fuente al CGH a que entregue las instalaciones con base en un plebiscito, que fue una derrota para él, constituye un acto torpe que sólo refleja la desesperación de quienes gobiernan al país, pues es evidente que a pesar de las presiones sobre la comunidad y las manipulaciones de los resultados, las cifras del plebiscito muestran que no votó en el mismo ni la mitad de la comunidad universitaria. Las autoridades supusieron erróneamente que podrían doblegar al movimiento estudiantil con la detención de los 248 estudiantes de la Preparatoria 3 y la amenaza de consignar a otros 430 y, al no lograrlo, con una profunda miopía histórica, hacen saber que recurrirán al uso de la fuerza, ignorando que la toma violenta de las instalaciones universitarias y la organización de un Congreso amañado, aun y cuando cuente con el apoyo del PRD, no resuelve nada.
9. El uso de la fuerza no está llevando por otro lado más que a un creciente desprestigio del régimen, que tanto se había esforzado por hacer creer que se había democratizado, y que una vez más está mostrando su realidad anteponiendo la sinrazón de la fuerza a la demanda de diálogo: lanzándose contra lo mejor de México que son sus estudiantes, realizando detenciones arbitrarias, implementando procesos judiciales tan monstruosos como los de 1968, de ahí que crezca la demanda de la excarcelación inmediata de los estudiantes detenidos.
10. El movimiento estudiantil no puede ser doblegado por la fuerza y eso lo sabe bien el gobierno que no puede seguir en esa pendiente. *