* Astillero *
* Julio Hernández López *
Televisión Azteca hizo ayer al rector Juan Ramón de la Fuente compartir la pantalla con un rival enorme: el juego de futbol entre Toros Neza y Celaya.
Doble espectáculo
Mientras el doctor siquiatra comenzaba en público la primera de las sesiones (sólo unos cuantos minutos) con las que pretende desvanecer el trauma provocado por la irrupción de la policía militarizada en la Ciudad Universitaria, y por el encarcelamiento de centenares de personas, la estación del Ajusco mantuvo en uno de los extremos superiores de su emisión un recuadro en el que se podían degustar las jugadas del balompié profesional. Uno podía atender en dos terceras partes de la pantalla al doctor De la Fuente cuando hablaba sobre los graves problemas de la UNAM y cuando entonaba con firmeza la exigencia al gobierno para que libere a los presos que antes ambas partes (gobierno y rectoría) habían acordado crear y, al mismo tiempo, en el tercio de pantalla restante, ver los lances e incidentes del citado partido de primera división profesional.
Pudiese ser que el desagradable empalme de sucesos hubiese sido accidental, como es de suponerse que lo fue el hecho de que se escuchase con mucho ruido al rector De la Fuente en la citada conferencia de prensa, tanto en la televisora Azteca como en Televisa, más en ésta que en la primera. Pero, en el caso de la empresa de Ricardo Salinas Pliego, no sólo se dio el raro espectáculo de mantener en pantalla dos acontecimientos radicalmente distintos (uno de difusión gratuita y de interés público, como fue la conferencia de De la Fuente; otro, el deportivo, regido al cien por ciento por el interés comercial) sino que en cuanto terminó el rector de decir su última palabra sobre el asunto fue intempestiva, groseramente sustituido, sin puente alguno, por la transmisión del partido en mención.
El ángel diazordacista de la guarda
El asunto, desde luego, parece ser uno de los detalles menos importantes de la difícil jornada que se vivió ayer, cuando por fin el gobierno zedillista se decidió a hacerle caso a su ángel diazordacista de la guarda y abrir (afortunadamente sin consecuencias físicas negativas inmediatas) el camino de la violencia política en una pradera tan combustible como es la universitaria, en un momento tan inflamable como es el electoral y en uno de los lapsos de mayor precariedad política del Estado mexicano (falta de oficio político, debilidad presidencial, sucesión en curso, amagos de grupos internos antagónicos, animadversión de intereses como los estadunidenses por la apertura comercial mexicana a mercados como el europeo).
Pero por otra parte, el episodio de la doble imagen televisiva (rector-futbol) ilustra de manera oportuna el espacio mediático y de opinión pública en el que se ha producido la irrupción de la policía militarizada en Ciudad Universitaria. Ese espacio está dominado hoy por el análisis superficial y por la excitación de las pasiones y los razonamientos más elementales.
Como en el futbol, donde los cronistas gritones y facciosos son capaces de hacer creer a las mayorías enajenadas la existencia de méritos o defectos, a contracorriente, incluso de lo que los ojos de los aficionados ven en las pantallas, así se ha producido en el caso universitario un adormecimiento generalizado que, a partir de premisas elementales, aplaude hoy sin mayores reflexiones la operación político-policiaco-militar mediante la cual han sido tomadas las instalaciones de la mayor universidad pública de Latinoamérica.
Las culpas del CGH
A la conformación de ese estereotipo adverso al Consejo General de Huelga ayudaron las múltiples acciones y actitudes negativas que con frecuencia asumieron sus bases en general y sus líderes en particular. Un movimiento radicalizado, intolerante, infiltrado y con una visión política cada vez más reducida, fue generando en la opinión pública un sentimiento favorable a la acción violenta en su contra, en cuanto quedaba cada vez más claro que sus líderes parecían dispuestos a especializarse de manera indefinida en el descubrimiento o la invención de recursos para intentar mantener al infinito la huelga que les daba presencia y razón de ser, así como el uso (adictivo y con frecuencia tramposo) de las tribunas mediáticas para difusión de proclamas ideologizadas en exceso y para ocurrencias y caprichos varios. No está de más recordar aquí las frases de uso corriente con las que seg- mentos políticos no priístas ni gubernamentales hablaban de la terrible incapacidad del CGH para reconocer que ya había triunfado.
La legítima resistencia frente
a los agravios neoliberales
Pero a pesar de todos sus errores, de todas sus torpezas, de su desesperante incapacidad para buscar vías legítimas de solución política, de sus contradicciones e incluso aberraciones, el Consejo General de Huelga (el "pequeño grupo radicalizado que actuó por encima de la ley" al que se había referido Diódoro Carrasco) encarnaba una resistencia legítima y natural a los proyectos neoliberales que la tecnocracia en el poder ha desarrollado para desgracia de amplios grupos sociales que, sin embargo, y a pesar de su dimensión cuantitativa, no han tenido la capacidad para organizarse y pelear como, a su manera,lo hicieron los universitarios.
No por mil veces dicho carece de importancia recordar aquí que la insensibilidad de los gobernantes graduados en universidades extranjeras hizo que se pretendiera elevar las cuotas escolares como se ha hecho (impunemente) en otros ramos de primerísima importancia para los millones de mexicanos pobres. No por muy sabido está de más traer a la memoria que el gobierno mexicano ha preferido dedicar los recursos públicos para salvar los quebrantos de decenas de banqueros y empresarios y no quiere, en cambio, dedicar esos dineros para las universidades públicas, en particular para la UNAM.
Los riesgos de la superficialidad
Es fácil hoy, como en el futbol, celebrar las jugadas aparatosas y acaso las goleadas, como también es fácil inducir a los televidentes a irse al Angel de la Independencia a festinar mediocres triunfos como si fuesen las conquistas más gloriosas. Pero, entre la banalidad y el ruido de las nueces, conviene caminar con cuidado: el aplastamiento policiaco-militar de la huelga universitaria abre el camino a las tendencias autoritarias e intolerantes más extremas, crea un escenario idóneo para las provocaciones políticas entre grupos priístas y en particular del flanco de los no labastidistas en contra de la facción del sinaloense, puede crear un escepticismo en grupos radicalizados que ahora tratarían de buscar opciones no políticas para dar cauce a sus preocupaciones políticas y sociales, y establecer un nuevo punto de tensión política que, aunado al de Chiapas, puede generar desequilibrios y tropiezos graves.
Pero, en fin, Ƒcuántos a cuántos quedó el Toros Neza contra el Celaya?
Astillas: Los seguidores de Pablo Salazar aseguraban anoche que estaban preparados para demostrar que la elección interna de candidato priísta a gobernador de Chiapas había estado desolada. Con el antecedente de los diez millones de votos ja, ja, ja, un grupo promotor de la candidatura aliada no priísta de Salazar buscó impedir documentadamente que no les inflaran ayer el piso electoral en la contienda interna priísta para luego pretender repetir las cifras en la elección constitucional. Según anunciaban anoche, los salazaristas tendrían inclusive grabados los mensajes en los que la difusora radiofónica del gobierno del estado invitaba a los priístas a ir a sufragar en sus comicios internos... De Chiapas viene otra interesante noticia (de sociales), publicada en la columna Café Avenida, de Pepe Figueroa: "La extraordinaria comunicadora Lolita de la Vega, conductora del programa Hablemos claro, contraerá nupcias el próximo 21 de febrero con el licenciado Beler, alto funcionario de la Procuraduría General de la República"...