* Efectivos de la PFP borraron los numerosos graffiti de los huelguistas


Callaron con cal los muros de Ciudad Universitaria

Blanche Petrich * Muchas brochas y mucha cal requirieron antenoche los elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP) para borrar las inumerables pintas y obras de graffiti hechas durante la huelga en Ciudad Universitaria, como parte de la fiebre de limpieza que atacó al cuerpo de ocupación la noche previa.

Los muros blanqueados formaban parte de la escenografía para el traspaso de las instalaciones que, en un breve guión, protagonizaron a las 7:10 de la mañana el subprocurador general de Procedimientos, Everardo Moreno; el contralmirante Wilfrido Robledo, comisionado de la PFP, y el abogado general de la UNAM, Fernando Serrano. Para entrar rápidamente a la normalidad académica, que la televisión se anticipó en celebrar, fue necesario silenciar frases como "Hoy cerramos la universidad para abrirla mañana a todos los mexicanos".

Por la tarde, nuevas frases e ideas aparecieron marchando a lo largo de la avenida Reforma. La primera, en una manta que portaba la descubierta de la gran columna: "Libertad a nuestros hijos". En este primer bloque caminaban en un grupo compacto los más anónimos del proceso, ni líderes ni figuras del movimiento, los padres de familia.

Más que las mantas, las pequeñas cartulinas a plumón pusieron palabras al reclamo libertario. Una decía: "ƑClases? ƑCongreso? Los estudiantes siguen presos". Otra proclamaba en verso: "La UNAM no se vende, la UNAM no se da, porque tiene estudiantes con mucha dignidad".

En la mañana, aún amaneciendo, de Ciudad Universitaria salieron trotando las tropas de la PFP. En una toma televisada parecían hormigas abandonando el hormiguero. Tal vez entró en los cálculos de algunos que, con ese gesto anticipado, la convocatoria para la marcha vespertina perdería una de sus banderas principales. No surtió ese efecto.

Otras cartulinas sentenciaban: "Peligro social, el gobierno federal", o bien: "No queremos presos políticos sino políticos presos". Acusaban: "Brígido Navarrete, el señor de los cielos de la UNAM. Remember las islas." Preguntaban: "A los terroristas del CGH Ƒtambién los extraditarán a España?"

Un contingente se declaraba abiertamente culpable: "Globalifóbicos špresentes!". Otro grupo enarbolaba carteles convertidos en banderas con la primera plana de este diario del 7 de febrero, con el titular "Libérenlos". Un poster casero mostraba un escudo de la UNAM con el águila bicéfala: una cabeza de Díaz Ordaz, otra de Ernesto Zedillo. Y un título: "Encarcelarán a la raza, no al espíritu".

Un joven recordó que en un día como hoy, hace cinco años (9 de febrero de 1995) el presidente Zedillo lanzó su primera ofensiva militar en Chiapas justo cuando se intentaban enlaces y amarres para iniciar una negociación, que era el clamor social. Y que la respuesta de la sociedad ante esa embestida ųque produjo también decenas de presos políticosų fue una marcha tan nutrida y cargada de historia como ésta. Y que la respuesta en ese momento en el que los zapatistas eran declarados terroristas fue el emblemático estribillo: "Todos somos Marcos." Pensó, concluyó y escribió en su cartulina: "Somos 40 millones de ultras".

Las múltiples divisiones y fracturas que cruzan hoy de punta a punta a la izquierda pasaron a un segundo término. El CGH toleró a los antiparistas que no quieren clases a ese costo, la carcacha del grupo Cleta ųmegaultraų echaba humo a poca distancia de donde hacía lo mismo la carcacha de Superbarrio. Los panchos del Frente Popular Francisco Villa se incorporaron a la columna con el mismo reclamo colectivo: libertad. Bajo el emblema del STUNAM, que aportó uno de los contingentes más nutridos, caminaron todas las corrientes, los pro

y los anti burocracia sindical. Grupos de académicos que apoyaron la huelga con diversos matices, incluso antagónicos, caminaron juntos.

Y los grupos antipartido que han acuerpado al movimiento estudiantil desde distintos ángulos toleraron a su lado al apretado contingente del PRD, que con prudencia dejó pasar una cuadra de distancia del resto de la columna. Incluso en esa última columna los adversarios se unieron. A pocos metros del candidato perredista al gobierno del DF, Andrés Manuel López Obrador, marchó quien fuera su rival en esa candidatura, el coordinador parlamentario Pablo Gómez.

Al espíritu unitario se acogieron también todas las escuelas del sistema UNAM con sus infinidad de siglas, y algunas escuelas privadas. Una de éstas proclamó los versos de Miguel Hernández: "Tristes armas si no son las palabras". También: "Intentando liberar vuelos".

Las generaciones también se dieron el brazo. Susana Rivas, abuela, adoptó a los detenidos: "Todos son mis nietos". A su lado, su nieto Emiliano Sosa ųde quinto año de primariaų anticipaba el futuro: "Liberen a los estudiantes que luchan por mi universidad".

Esa universidad con la que sueña Emiliano Ƒes la misma que en la mañana se precipitaba a la normalidad institucional?

En la torre de rectoría, después de la entrada victoriosa de Juan Ramón de la Fuente ųy su casi inmediata salidaų entraban ejércitos de afanadores con grandes paquetes de detergentes, fibras y raticidas. Atrasito les seguían otros empleados portando plantas de ornato, no de mariguana.

En los jardines las mangueras regaban a todo lo que da. En todas las escuelas cumplían diligencias hombres de corbata. Los cerrajeros nunca tuvieron tanta talacha como ayer, cambiando chapas por doquier. Los estacionamientos aparecían otra vez llenos.

Y las pintas con el ideario del CGH habían desaparecido. Salvo algunas que fueron perdonadas por los brochazos de cal. ƑCasualidad? En los pasillos que van de la Facultad de Economía hacia Derecho destacaba una inscripción rojo brillante: "Por un partido nacional socialista", subrayado con una suástica. ƑObra de quién?

Enigmáticas, unas inscripciones en los techos de los corredores sobrevivieron: "El 2000 es nuestro". Y en rectoría, en el mural de Siqueiros, no sólo permanecía la fecha agregada a los ciclos de las rebeliones mexicanas consignadas por El Coronelazo, perpetrada ųdicenų por El Rocco para escándalo de las buenas conciencias. Después de 1999 alguien pintó un 2000. Y ese, al menos ayer, no había sido borrado.