* La PFP salió del campus entre algunos aplausos


Juan Ramón de la Fuente entró por primera vez a la rectoría

* Empezó la revancha; antiparistas quemaron banderas de huelga

Karina Avilés * En la cara de muchos se sembró el asombro, el rector Juan Ramón de la Fuente habló de "autonomía" en su discurso, y el olor de la ocupación de la policía federal todavía se olfateaba.

Se fueron como llegaron: entre las sombras, sin la luz plena del día, con el tétrico clap, clap, clap del sonar de sus botas, entre los abrazos y las felicitaciones de muchos señores de traje, algunos funcionarios universitarios, otros no. Todos contentos.

Ayer terminó la ocupación de la universidad por fuerzas policiacas federales. A una orden militar tempranera, a las 7.10 de la mañana, esos policías que vagaron como sombras por el campus universitario se fueron, pero quedó ahí el miedo a la represión como sus fantasmas.

Detrás de las botas, el rector entró por primera vez al campus de Ciudad Universitaria. Pero la misma nube de fotógrafos, reporteros y guaruras casi se lo impidió, aunque esta vez no se les acusó de ser gente externa a la UNAM.

Entre apretones y golpes bajos, funcionarios, guaruras y periodistas se trenzaron en lucha campal. El primero en caer, víctima de otro tropezón, fue Alberto Pérez Blas; el rector ya había sentido para entonces un microfonazo y un camarazo, golpes que lo hicieron minimizar su empeño por recorrer la universidad que los policías federales ya le habían limpiado.

"šAbranse por favor, ya no empujen, hagan una valla!", gritaban los empleados del rector. Nadie entendía, nadie hacía caso de las órdenes que se pretenden imponer a manera de trato cotidiano por parte de los trabajadores de De la Fuente a los reporteros. Fue tal el enojo porque "el señor rector no puede pasar", que Enrique del Val, el contralor interno, estalló en cólera: "šAy, ya, a la chingada!".

Con traje verde oscuro, camisa blanca y sonriente, el rector avanza a pasos cortos hacia la anhelada rectoría. De pronto, ante la insistencia, se ve obligado a enviar algunas palabras: "Se busca una nueva etapa en la vida de la universidad; espero que sea productiva, que nos reconcilie, y que a partir del congreso universitario hagamos las reformas que la UNAM requiere y que la sociedad mexicana está esperando de su universidad nacional".

Sin embargo, no desiste de su idea de entrar por las puertas de rectoría. Los trabajadores que son llevados a ver la escena se dejan de aplausos y vivas y hacen una valla para que pase el rector y se consagre el momento.

La cadena humana no funciona. El rector pide de nuevo a los representantes de los medios: "déjenme pasar, si son tan amables". Los fotógrafos, las cámaras, las grabadoras, las libretas de apuntes y micrófonos lo tienen cercado.

De la Fuente señala que "un poco más tarde" convocará a una conferencia "para atender todas las preguntas y para que yo pueda ampliar algunos conceptos en relación con el presente, pero, sobre todo, el futuro de la universidad". Y en efecto da un mensaje, pero no permite pregunta alguna.

Una vez más hace otro intento que le permita entrar a sus oficinas, ubicadas en el sexto piso del edificio. De la Fuente da tiempo para que le tomen fotos, pero no para las innumerables preguntas que se pretende hacerle. También, aprovecha unos minutos para agradecer a los medios escritos y electrónicos ųaquí ya no hace la diferenciaų "por el interés que tienen por la universidad, la universidad de la nación mexicana, que hoy inició una nueva etapa que tendrá que caracterizarse por la gran reforma, por el congreso democrático, por el congreso académico, por el congreso participativo".

Finalmente cumple su objetivo. 8.30 de la mañana. De la Fuente está adentro de la torre. Sus deseos de evitar a la prensa se ven frustrados, la puerta del sótano por la que pretendía salir está cerrada, y tiene que regresar por donde entró.

En medio del maremágnum, el rector camina sobre la explanada y baja por las escaleras rumbo a la Facultad de Medicina. Ahí, de repente, aparece una fila de muchachos muy bien peinados y con batas pulcras, que fueron preparados con anticipación para lanzarle unas goyas al rector.

Ante la inoperancia del recorrido, De la Fuente decide terminarlo. Aborda un automóvil Malibú gris placas 491 JGJ que lo conduce al estacionamiento subterráneo de rectoría.

 

Todo listo....

El escenario ya estaba listo. Desde temprano, algunos medios de comunicación a modo no se perderían ni el comienzo ni el final de la desocupación de la universidad. Ni siquiera los directores de la UNAM estaban enterados de que los federales saldrían de la institución, aunque era de suponerse, puesto que fueron convocados por la noche para que asistieran ayer a la universidad.

Como si fuera un acto de los que se acostumbran en las escuelas primarias todos los lunes, el subprocurador de la República, Everardo Moreno, y el abogado general de la UNAM, Fernando Serrano Migallón, llevan aprendidos los diálogos que habrán de decir.

ųLe hago entrega de esta acta, en virtud de la cual se formaliza la entrega y se ordena el retiro de la Policía Federal Preventiva ųexpresa Moreno frente a Serrano Migallón.

ųA nombre de la comunidad universitaria recibo estas instalaciones. Para los universitarios, los edificios de la universidad no son solamente nuestra casa, sino desde hace medio siglo ha sido la conciencia de la nación. Esperamos, a partir de ahora, empezar un nuevo camino en estos edificios que nos han restituido; comenzaremos a repensar y replantear nuestra universidad ųcontesta Serrano Migallón.

En medio de las formalidades, el comisionado de la PFP, Wilfrido Robledo, amenaza: "en el momento en que recibamos otra orden judicial tendremos que cumplirla, estaremos pendientes, en este momento nos salimos definitivamente".

Ya que salieron los 500 federales que habitaron tres días la universidad ųllegaron a las 6.35 del domingo y se fueron a las 7.10 de ayerų, el abogado y el secretario general de la UNAM dan el banderazo para el inicio de las clases.

Los barullos y hasta mariachis se escuchan tiempo después como si nada hubiera pasado. En la Facultad de Derecho truenan las cuerdas de las guitarras y trompetas. Los futuros abogados bailan, bromean y toman su primer venganza: queman banderas rojinegras. Las pancartas, los volantes, la propaganda y todo lo que huela a parista lo arrumban en un rincón, aunque dicen que salvarán las cobijas, por si todavía sirven. Claro, primero tendrán que "desinfectarse", dice uno de ellos.

Los trabajadores y universitarios llevan y traen sus cubetas, escobas, recogedores, trapos de limpieza, los murales de la huelga empiezan a desaparecer. La operación revancha comienza.

* Evalúan daños y se preparan para reiniciar las clases, a la brevedad


En manos de directivos, los planteles de la UNAM

Luego de que la Policía Federal Preventiva (PFP) desocupó Ciudad Universitaria y los planteles de toda la UNAM, de inmediato se inició la limpieza y la evaluación de los daños a las instalaciones.

Casi simultáneamente, la PFP entregó los planteles Vallejo, Azcapotzalco y Oriente del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) y 9, 2, 5 y 7 de la Escuela Nacional Preparatoria. Los funcionarios de estas escuelas coincidieron en que en una semana más podrían reanudarse las clases, y algunos denunciaron el mal estado de los edificios, así como el saqueo sufrido durante más de nueve meses de paro, principalmente de equipo audiovisual y de computadoras.

Ramón Adal Paredes, director del CCH Vallejo, informó que faltan entre 30 y 40 computadoras, aparatos electrónicos y herramientas del departamento de mantenimiento. "Esto es un acto de pillaje y vandalismo que no corresponde a una ideología política", reprochó. Refirió que no hay energía eléctrica en todo el plantel, pues también fueron robados los tableros maestros de control.

Por su parte, Ernesto García Palacios, director del CCH Oriente, informó que fueron hurtadas 10 computadoras, televisores y videograbadoras.

También justificó la irrupción de la PFP en el plantel: "Lamentablemente, esta fue la última salida que tuvo la institución ante la insensibilidad del CGH para negociar".

En un recorrido realizado por la Prepa 9 se constató el mal estado en que se encuentra el plantel, donde también se acumuló basura y polvo, las puertas y archiveros fueron violados, y hasta una caja fuerte resultó saqueada.

Trabajadores de la escuela informaron que a todos los equipos del Centro de Cómputo les fueron sustraídos los discos duros.

En el CCH Azcapotzalco, las autoridades impidieron la entrada a trabajadores y estudiantes, y se informó que las puertas se abrirán hasta hoy a las 9 de la mañana.

El director de la ENEP Aragón, Eduardo Levy Vázquez, aseguró que los daños encontrados en las instalaciones son mínimos, y los calculó en medio millón de pesos.

Aseguró que desde el martes, tanto las autoridades universitarias como agentes de la PGR realizaron un recorrido por el plantel, y ayer reiteró su complacencia por el hecho de que los paristas cuidaron la ENEP "hasta donde pudieron"; sólo falta que se haga un inventario.

Lo importante, dijo, es reconstruir la participación de los estudiantes, académicos y autoridades para que acudan a la escuela y se reanuden las clases. Los alumnos que acudieron a clases extra muros están en exámenes finales, para que el 28 de este mes inicien el semestre 2000-2, y a los paristas se les ofrecieron facilidades para ponerse al corriente; sin embargo, será el Consejo Técnico de la ENEP la que defina las cuestiones escolares.

Mientras, trabajadores ingresaron a la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán para iniciar las labores de limpieza que, se estima, durarán una semana, pues todavía deben fumigarse las áreas de laboratorios.

El director del plantel, Juan Antonio Montaraz Crespo, recibió las instalaciones de los tres campus de la FES a las 7:15 horas, después de que 108 policías de la PFP se retiraron, en medio de la rechifla de trabajadores y estudiantes.