Agonía del intelectual estroboscópico
* José Steinsleger *
Hijo mío: con inquietud, observo que el rencor y el deseo de venganza corroen tu corazón. Y estoy dolido porque siento que en mucho he fallado. Todos hemos fallado. Comprendo (šno sabes cómo!) tus deseos de transformar el mundo, la realidad, tus afanes. Pero créeme: eso pasa.
Días atrás, cuando discutíamos sobre el retroceso espiritual del siglo XX, tú echaste mano al mito de la lucha de clases y yo te manifesté que en la vida cada quien acaba luchando por sí mismo. ƑQué subterfugios mentales se habrán cruzado para llegar a esta curiosa coincidencia conceptual? O cuando dije que la historia de los hombres es absurda y tú preguntaste a nombre de qué, entonces, aprovechar sus lecciones.
Hijo mío: sueñas con ser un intelectual de izquierda. Pero Ƒqué es la izquierda y qué la derecha? ƑSituarse a la derecha es temer por lo que existe y situarse a la izquierda es soñar con lo que no existe? šBurda simplificación! No digo que renuncies a la lucha. Digo que seas prudente y que abras tu mente a lo plural del mundo. Porque una de las maravillas del pluralismo consiste en confirmar que los opresores y los oprimidos llegan a diferir tanto entre sí, que distinciones como las de explotador y explotado pierden su importancia.
Atajo tus "peros". Permíteme, permíteme... Que las formas plurales de la democracia dejen paso a la democracia informe tampoco debería ser motivo de alarma. ƑMas para qué intentar cambiar las cosas? En un mundo sin valores... špermanezcamos abiertos a la trascendencia! Y no perdamos el tiempo en develar sus caprichos y misterios, misión reservada a los selectos.
Lee a Koestler. ƑSabes a qué obedece el resentimiento que mueve al intelectual de izquierda? Koestler lo demostró científicamente: a la fatiga de la "sinapsis". La cual sería una suerte de debilitamiento general de las conexiones entre las células cerebrales por las que pasa la impulsión nerviosa. En el sujeto de izquierda, la violencia indefinida puede producir esta fatiga.
Lee La fabricación de hombres, de Michel Crozier, primer sabio en explicar las técnicas del "Human Engineering". En lugar de alzarse contra la situación que los oprime, Crozier dice que los explotados deben cultivar la fuerza de lo moral y lo afectivo. Fuerza que, necesariamente, conducirá a la redistribución pacífica y no violenta de las riquezas del mundo. Cualquier otro camino puede despertar "las fuerzas tenebrosas del hombre colectivo" y esa "trágica fascinación de la muerte" que origina el rencor de las masas.
Admito, y te concedo, que después de tantas correrías sólo me resta el sano equilibrio del socialismo ético. Aunque te confieso que, a veces, cuando leo poesía, un frío sudor recorre mi espinazo. ƑQué habrá querido decir el poeta cuando aludió a los miedos que despierta "...la pululante línea de la imperfección y el anonimato".
Trato de que entiendas. Inútilmente me he pasado la vida examinando todos los fenómenos en sus diversas fases para llegar a la conclusión de que el movimiento es aparente y, como en la técnica estroboscópica, de sentido opuesto al real. ƑDe qué habrán servido las virtudes de mi oficio literario? šAngustiante situación! De un lado, dominar cualquier estilo; por el otro, haber olvidado el manejo del estilo honrado.
No lo niego. Ahora que voy de salida, padezco de insomnio y de pesadillas. Me sueño escribiendo y escribiendo sin parar, y me sueño conciente de que sólo consigo aflojarle la nuca al lector inocente. Sueño y sufro que las letras vuelan, que a las palabras les crecen pelos, y que estrello mi cabeza contra la pared, porque me es imposible cambiar mil llamadas al pie de página por una sola idea que me dé consuelo.
Te soy honesto. Ignoro si esas pesadillas guardan relación con el momento en que abandondé la prédica del coraje cívico y del heroismo en aras de la sabiduría. Ignoro qué defiendo, para qué pienso y he luchado.
Con todo, creo en tu dignidad y hago votos por tu infinita capacidad de tolerancia. En tu derecho a la libertad de expresión y en la "igualdad en la diferencia". Porque ser auténtico es marchar hacia lo trascendente. Cálida y generosamente te ofrezco mi mano. Enfrentemos juntos, sin temor a la absurda diferencia generacional, las sombrías tribulaciones del paisaje humano. Acéptala, con renovados bríos. De lo contrario, me verías obligado a la opción que detesto: partirte la madre y escribir otro ensayo para explicar que de veras lo siento, lo siento mucho. *