* Katz y Brading comentaron el nuevo libro del historiador mexicano


La memoria indígena continúa inquebrantable y reproduce tradiciones y costumbres: Florescano

* En el siglo que fenece se comienza a descubrir la gran presencia de la población autóctona, dijo

* ''Fundar un proyecto de nación plural y no un Estado excluyente, desafío de México''

José Garza, especial para La Jornada, Monterrey, NL, 10 de febrero * Cuando todavía pesa la desvalorización de los pueblos indígenas, señalados como enemigos del progreso y culpables del atraso y los fracasos del país, para el historiador Enrique Florescano está visión negativa explica que sólo ahora, al terminar el siglo XX en medio de concepciones de ese discurso obstinado por imponerle una memoria única a un país tan diverso como México, se empiece a descubrir la complejidad y la poderosa presencia actual de la historia y la memoria indígenas.

 

El futuro es aceptar lo diferente

 

''Las culturas fundamentales sobreviven y se reproducen, pueden vivir en una cultura globalizada defendiendo sus identidades étnicas y culturales; ellos, los indígenas, nos enseñan que el futuro es aceptar lo diferente, vivir juntos en distintas costumbres y tradiciones", expresó Florescano convencido de que el desafío de México ''es fundar un proyecto histórico que integre los anhelos de una nación plural en vez de un Estado excluyente y homogéneo."

El reconocido historiador mexicano, coordinador nacional de Proyectos Históricos del CNCA, presentó la noche del miércoles en el auditorio del Museo de Historia Mexicana de esta ciudad su más reciente producción bibliográfica editada por Taurus: Memoria indígena. Se trata de ''uno de los más interesantes y originales libros sobre el México prehispánico" que ha escrito este ''maestro de los mitos mexicanos", calificaron los investigadores Friedrich Katz y David Brading.

Como colofón del programa de conferencias y mesas redondas Los tres México. Encuentro con historiadores, organizado por la Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monterrey, Katz y Brading presentaron la nueva obra de Florescano ante unos tres centenares de personas que colmaron el recinto: estudiantes, historiadores y escritores de la localidad destacaban particularmente entre los asistentes; el gobernador Fernando Canales Clariond acudió a la cita.

Florescano explicó que su libro analiza instrumentos y lenguajes que los indígenas utilizaron y utilizan para transmitir sus culturas de generación en generación. Y precisó que si bien la tradición ha respaldado la idea de que la memoria del pasado es fundamentalmente una memoria escrita, es decir un mensaje que se transmite mediante el código de las letras, en el caso de los pueblos indígenas el lenguaje escrito jamás fue el más popular o el mejor difundido, ''y es que los lenguajes corporales, orales y visuales fueron los primeros transmisores de las experiencias colectivas y los medios más eficaces para heredar los conocimientos adquiridos a las generaciones siguientes". De esta forma, dice el historiador, llegan hasta la actualidad los ritos, las tradiciones y la historia de culturas milenarias que sobreviven y que provocan la certeza de que el pasado, antes que conocimiento especulativo acerca del desarrollo de los seres humanos, fue memoria práctica de lo vivido y heredado, aplicada a la sobrevivencia del grupo. ''En los albores de la vida humana, la tarea más urgente fue satisfacer las necesidades que aseguraban la existencia colectiva, naciendo entonces las artes dedicadas a recolectar la memoria del grupo, los procedimientos para almacenarla en medios perdurables y los artefactos para heredarla a las generaciones futuras".

 

Análisis comparativo de cuatro mitos

 

El autor de El mito de Quetzalcóatl dijo que inició su acercamiento a la memoria indígena mediante el análisis comparativo de cuatro mitos: el mito maya del origen del cosmos grabado en los templos de Palenque en 692, el mito mixteco conservado en el Códice de Viena, el mito Quiché recogido en el Popol Vuh, y el mito mexica transcrito en la Leyenda de los Soles y otros textos nahuas.

La revisión de estos mitos, surgidos en culturas y tiempos diferentes, permitió a Florescano demostrarse que todos éstos comparten una estructura narrativa común cuyo propósito era contar el origen de la creación del cosmos, de los seres humanos y el nacimiento de los reinos.

El historiador ha descubierto sin embargo que la presencia de este mensaje cosmogónico en distintas culturas prehispánicas está manifiesta en diversos lenguajes, tanto en el mito como en la arquitectura, así como en las estelas y en los códices, en los cantos y en las danzas y en la oralidad. Florescano está convencido de que, no obstante el impacto de la invasión europea en Mesoamérica y las ideas políticas del estado colonial y mexicano, esta misma memoria indígena, tan antigua, está viva y continúa inquebrantable en su propósito de reproducir tradiciones y costumbres.

Después de la explicación de Florescano, Brading y Katz destacaron las contribuciones de Memoria indígena. Sin embargo, este último planteó al mexicano una serie de interrogantes concentradas en el cómo y en qué forma las culturas indígenas pueden sobrevivir frente a la modernidad.

''Las culturas, una vez que alcanzan un núcleo máximo de sobrevivencia, crean un mecanismo interno de sobrevivencia que es la memoria de lo fundamental que los formó como pueblo y como cultura", respondió Florescano a Katz.