* Asistió a la presentación del libro de Aceves una veintena de artistas
Ilusiones y destellos, historia visual del rock
* Documento con valor histórico, define el autor * Cubre el hoyo negro del género: Pablo
Espinosa * Una iconografía sin precedentes: Arturo García * Sintetiza cuatro décadas de
música: Rodrigo Farías
Jorge Caballero * El libro Ilusiones y destellos. Retratos del rock mexicano, de Fernando Aceves, que reúne materiales gráficos de 120 músicos mexicanos vinculados a ese género y sus diferentes manifestaciones, desde sus iniciadores en los sesenta hasta los pop stars de los noventa, se presentó el miércoles.
El director y locutor de la estación Radiactivo, Ricardo Zamora, fue el encargado de presentar a los oradores, aunque no dejó pasar la oportunidad de dar su opinión acerca del trabajo de Aceves: "Va más allá de tener un póster en la recámara, para convertirse en un testimonial".
Aceves, cuando vio la veintena de músicos congregada en la presentación de su libro (Alex Lora, Alejandro Marcovich, Javier de la Cueva y Jay de la Cueva, Marco Polo Tena, Enrique Pato Montes, Víctor Valdovinos, Armando Molina, Rafael Catana y Carlos Alvarado, entre otros) fue contundente: ''Hay una mezcla interesantísima en este momento y hoy debemos considerarlo el día más especial del rock mexicano, porque están celebrando la existencia de un documento visual".
Antes, el autor dio los pormenores de cómo surgió la idea de realizar Ilusiones y destellos: ''El primer antecedente fue en 1995. Soy una persona negada al retrato, pero en una ocasión recibí una llamada que me invitó a hacer unos retratos a los Rolling Stones. Cuando llegué tenía un pavor impresionante y Mick Jager me dice: 'qué cámara traes, qué estás usando'. (El vocalista de los Rolling) es un tipo que ya sabe qué hacer y no necesita que se le dirija.
''Después, en 1998, sentí un vacío en mi carrera y estaba influido por fotógrafos americanos y europeos que se atrevían a invadir las atmósferas íntimas de las estrellas de rock, fuera del maquillaje y las luces. Entonces le llamé a Armando Vega Gil. No tenía claro qué iba a hacer, pero tenía claro hacer un documento de todos los músicos que estaban vigentes en ese momento. Se me volvió una bola de nieve y se me acabaron los personajes. Entonces me fui a la otra época con los Teen Tops, Los Locos del Ritmo, Los Black Jeans y bueno decidí incursionar en esto y recurrí a Armando Molina que es el depositario de esa generación de músicos. Me fui confrontando con estos músicos y conocí al ser humano, era una especie de redescubrimiento con esa gente que fueron ídolos y que ahora nadie los recuerda. Entonces me quedó claro que quería convocar a 120 músicos representativos de esas épocas y ponerlos en el fin de siglo, y encontré un común denominador: la rebeldía ante todo. Se le fue dando carácter y finalmente se obtuvo el resultado. Lo que descubrí fue el valor histórico de este trabajo, un documento que no existía".
Zamora cedió la voz al psicólogo social y periodista Rodrigo Farías Bárcenas, encargado de hacer las fichas técnicas que acompañan los retratos del libro, el estudioso del rock mexicano resaltó: "Este libro sintetiza ese periodo de cuatro décadas del rock mexicano, con un procedimiento que nos muestra el rostro de sus protagonistas, en una sucesión que nos ubica en el aquí y el ahora de cada quien y al mismo tiempo nos lleva por el devenir de cuarenta años; que tiene paralelismo con otros similares realizados en Estados Unidos y Europa, pero es único en América Latina. Aceves demuestra que el rock mexicano tiene una identidad visual que se revela a quien tienen la capacidad de observar. Abarca todas las generaciones de músicos de rock que hay hasta la fecha en México. Es plural sin dejar de ser selectivo. Comprende distintas zonas del país, incluso el sur de Estados Unidos. Capta los personajes en situaciones diferentes al escenario mostrando ángulos que van de la intimidad a lo insólito, e integra al conjunto de manera que todos los participantes aparecen como contemporáneos, independientemente de la generación a la que pertenecen".
Luego concluyó su participación diciendo: "Ilusiones y destellos, como obra fotográfica sugiere formas de apreciación y crítica de esta música, que hasta ahora son poco exploradas e inéditas, como el tener una comprensiva del fenómeno y sobre todo un acento en la parte histórica".
El segundo en tomar la palabra fue Pablo Espinosa: "Este libro nació del oído interno de un melómano, de un fotógrafo que se hizo tal por su amor a la cultura rock y es por eso que Ilusiones y destellos da en el blanco: tenemos ante nosotros un acercamiento muy próximo a la realidad del rock nacional: el alma capturado en un instante único e irrepetible de sus mismísimos protagonistas. Otro de los logros de Fernado Aceves es que resuelve, porque lo trasciende, ese hoyo negro del rock mexicano, que consiste en la necedad de definirlo: es verdad que existe la apetencia de la fama de lo que es muy célebre, pero independiente de eso las respuestas que contiene Ilusiones y destellos son contundentísimas. Contiene imágenes muy ciertas que no corresponden ni a lo frívolo ni a fútil de las deidades meramente icónicas. Lo más cierto de todo las imágenes del libro es un espejo de la realidad, es decir, no son desechables".
El periodista Arturo García Hernández, prologista del volumen de Aceves, se refirió a la importancia de la investigación: "La iconografía que Fernando pone ante nuestros ojos no tiene precedentes, no existe un registro tan exhaustivo de rostros y nombres de quienes han hecho el rock mexicano, por eso el libro de Aceves se convierte en único y referencia obligada para todo el que desea asomarse a esa historia incompleta y fragmentada del rock nacional. Con los retratos reunidos se reconoce a los protagonistas y testigos de esa historia. Todos los convocados han contribuido a ese alebrije que llamamos rock mexicano".
Por su parte, el ex botello Armando Vega Gil precisó: "Desde que conocí el proyecto de Aceves me dio mucha envidia, el de hacer una arqueología de esta vida que todavía no muere. El libro refleja lo que buscó y encontró. Yo como músico entendí el lugar que ocupaba en este gran continuo y de alguna manera veo al rock, con todas sus variantes y contradicciones, que se va conociendo así mismo, yo me reconozco en todos los rostros que están en este libro. Otra cosa que me anima es el asunto de la dignidad: cuando veo estos rostros de amigos de los cuarenta, veo una dignidad asombrosa que es lo que nos permite la música que hacemos y pues yo quisiera llegar con esa dignidad".