Testimonios /IV
* Elena Poniatowska *
El día de la manifestación del 9 de febrero, Teresa Ramírez Enríquez (quien tiene un hijo, Ernesto Armada, de 20 años, preso en el Reclusorio Norte) y yo vamos al café del lujoso Gran Hotel en el Zócalo para poder hablar lejos de los magnavoces. Los meseros nos miran con disgusto. Un piano y su música de fondo casi no nos Viene de la 1
dejan oír. Pregunto si hay otro sitio y de inmediato viene el capitán a advertirme, amenazante: "Arriba no pueden subir, hay una reunión privada". Por fin nos sentamos en una mesita, las dos pancartas rojo y negro con Ernesto Armada haciendo la V de la victoria a la vista de todos.
Teresa me muestra muy conmovida las fotografías de su hijo Ernesto el día en que lo agarraron junto a su compañero Arturo, ambos rodeados de policías preventivos. Ernesto aparece con la boina azul que siempre usa y su mano izquierda levantada en alto con la V de la victoria.
Dentro del café los comensales desvían la mirada. Ninguno quiere trato con nosotros. Teresa me dice: "Ahora va usted a saber lo que es estar del otro lado de la barrera. Seguramente no está acostumbrada a que la rechacen".
ƑPeligrosos porque piensan?
Ernesto Armada sólo está acusado de despojo porque lo encontraron de guardia en el CCH Sur que él cuidaba. ƑPor qué si alcanza caución y fianza, la juez María del Carmen Cervantes falla en contra y lo acusa a él y a 36 más de peligrosidad para la sociedad y les niega la fianza? Un día miércoles la juez es nombrada y para el viernes siguiente decide como si tuviera absoluto conocimiento de causa sobre la UNAM. ƑNo le parece a usted el equivalente de la mujer maravilla? ƑPeligrosos porque piden la gratuidad de la educación? ƑPeligrosos porque se oponen a las autoridades en decisiones verticales que los afectan no sólo a ellos sino a muchísima gente más?
Gracias a que la participación de mi hijo lo ha llevado al Reclusorio Norte, también ahora conozco el submundo de las cárceles. El martes que visité a Ernesto, después de tres horas y media al rayo del sol, hice todo lo que me dijeron con tal de llegar hasta donde estaba; me formé en una larga fila y me dieron un pase; revisaron los alimentos que preparé en casa, revisaron todo mi cuerpo para ver si no llevaba no sé qué cosa, pasé por un túnel y me pusieron unos sellos invisibles en la mano; subí unas escaleras y llegué a la sección de ingreso. Esperé porque Ernesto no estaba inmediatamente allí y por fin lo vi.
Estuvimos muy poco tiempo juntos, 15 minutos, con muchísima gente en la dichosa sección. Hablamos parados los dos a través de una reja. Es así como nos vimos. Si hubieran sido horas se me habrían hecho pocas pero estuvimos 15 minutos. En ese lapso fueron tantos sentimientos agolpados (Teresa llora), usted ya lo notó, me controlo poco, creo que estoy muy lastimada. Traté de hacerme muy fuerte frente a él, de no llorar y yo creo que él también hizo lo mismo. Sentí sus manos delgadas y frías, fue muy impresionante para mí escucharlo, decirme que estaba bien y que los habían tratado bien.
"Para entonces yo no había leído la nota periodística que informa que a Ernesto Armada y al Eché Moreno, compañero de su facultad, los llevaron a los baños de la PGR en Camarones y los golpearon. No estaré tranquila hasta que no salga de ese lugar. Puedo visitarlo cuatro veces a la semana, no me importa la espera con tal de verlo. Si es necesario, a la mejor hasta me cambio cerca".
Como siempre, las madres de familia le llegan a uno hasta la médula de los huesos. Adriana Corona, madre de Rodrigo Figueroa, relata cómo su hijo fue aprehendido en la calle de Tacuba, frente al Palacio de Minería, por un despliegue policiaco de 20 miembros de la PGR que descendieron de una Suburban, un taxi y una pick-up. Veinte minutos después de terminado el programa Línea de Fuego de Televisión Azteca, en el que también participaron Agustín Rodríguez del STUNAM, Marco Levario, analista político ("que es el único que se ha preocupado y se ha puesto a mis órdenes para lo que se me ofrezca"), y otros, Rodrigo fue arrestado en la calle de Tacuba.
"Mamá, muévete", me dijo mi hijo Rodrigo ųinforma su madre Adriana Corona, que gracias a una carta de profesores eméritos de la UNAM, firmada por Luis Villoro, Antonio García de León, Ana María Aragonés, Fernando Carmona y por otra parte Ciro Gómez Leyva hablando de su excelencia académica logró influir en la juez para su liberaciónų. Me fui a buscarlo a la PGR a las 3 de la mañana y lo negaron. A las cuatro y media de la mañana, en el Reclusorio Norte, lo busqué muy preocupada porque a él se lo habían llevado solo con un gran despliegue de policías y tenía miedo de que lo desaparecieran. Lo único que logramos saber es que sí había entrado un auto con un muchacho de esas características: pelo chino negro largo, raya en medio, coleta, de 21 años.
Desde hace varios años, Rodrigo ha participado en el movimiento estudiantil y es alumno del CCH Sur. Pertenece a la corriente de los moderados y como se opuso a la toma de los institutos y a la violencia, ha sido llamado vendehuelgas y lo vetaron en el CGH. Lo expulsaron en agosto de 1999 y él está fuera de las instalaciones de la UNAM desde hace más de 6 meses. Ya no va porque los ultras los agredían.
Rodrigo no estuvo de acuerdo con el plebiscito que organizó De la Fuente ni con el que organizó el CGH, porque ambos pretendían amarrar a la sociedad civil con una o dos preguntas. Por eso se abstuvo de votar, pero decía que había que discutir a fondo la propuesta del rector y hacer una contrapropuesta. Además consideraba que el movimiento ya había tenido un triunfo y que era muy importante amarrarlo.
ųƑQué triunfo?
ųLa posibilidad de un congreso universitario con la participación de todos.
La toma de la universidad por la PFP es la peor salida que pudo encontrarse. No se puede discutir con las botas de los militares en la universidad ni teniendo presos políticos. Un país que mete a su juventud a la cárcel es un país enfermo, parecido a las dictaduras de los años setenta. El rector debe liberar a los estudiantes y hacer un congreso representativo en donde estén todos los sectores. No se puede dialogar con un solo preso político encarcelado.
ųƑPor qué los llama usted presos políticos?
ųPorque son presos por sus ideas, objetores de conciencia, disidentes. A nadie puede encarcelársele por disentir. Así como mi hijo no ha hecho nada, tampoco los demás muchachos son delincuentes. Yo los invito a la UNAM a ver qué han robado, a ver cuál es el despojo. La flagrancia de Rodrigo fue hablar en un programa de televisión pidiendo la libertad de los estudiantes presos. Mi hijo fue encarcelado por ser un ser pensante que cree que la sociedad debería cambiar para ser más justa. Hoy me he movido entre los maestros.
Mire, yo no puedo hablar en nombre de Rodrigo pero sí puedo hacerlo en mi nombre y soy más crítica del CGH de lo que lo es Rodrigo.
Rodrigo tuvo un debate en el canal 40 en el noticiario de Ciro Gómez Leyva y Denise Maerker en el que discutió con Mario Benítez y Leticia Contreras. Me sentí muy orgullosa de verlo debatir con gente mayor que él, de posgrado. Pedía respeto para los que disienten. Tiene muy claras sus ideas.
Diferencias entre el CGH y 1968
Yo tengo el referente de 1968 y la primera vergüenza para mí es cuando veo que en las asambleas del CGH ponen esos horribles alambres de púas para que nadie salvo ellos pasen. El CGH es excluyente.
ƑCómo es posible que se acuse a alguien y no se le permita defenderse mientras todos gritan, como fascistas: fuera, fuera, fuera? Es impresionante. Me parece terrible, porque no hay libertad de expresión, ni debate, ni discusión política. ƑQué sentido tiene tener una dirección política monolítica? Yo le decía a Rodrigo: "sepárate", pero él me decía: "yo no me deslindo, yo estoy en el movimiento. Soy crítico, pero creo justas sus demandas". Hubo un momento en que él ya no pudo ir porque lo insultaban. Todavía en los últimos días antes de la toma de la CU, encontró a unos ultras en el Metro y lo agredieron verbalmente. El intentaba calmarlos.
El CGH perdió piso y base social
Los dirigentes del CGH pierden los estribos, pierden piso, pierden realidad. El CGH se fue aislando en las asambleas y con eso perdió base social. Por eso el plebiscito fue muy fuerte, porque la gente quería volver a clases. En cambio, en 1968, cuando el rector hizo un llamado a clases por ahí del 9 o 10 de septiembre, respondimos con un mitin gigantesco en CU y otro en el Politécnico, diciendo que contábamos con todo el apoyo de las asambleas para no volver a clases. Claro, era otro rector. Yo creo que Javier Barros Sierra es el mejor rector que ha tenido la UNAM, el más decente, el más libre de compromisos con el gobierno. El recuerdo del rector Barros Sierra siempre quedará en los muchachos del 68. El sí que trajo la "camiseta puma" puesta. A él, ningún otro rector le llega a los talones, porque era un señor de una altura muy grande. El CNH respondió negativamente y fue muy importante porque eso fue antes de la toma de CU del 18 de septiembre de 1968.
Por su intransigencia, su grosería, su falta de preparación, el CGH se desgastó en una huelga interminable y llegó un momento en que los que estaban en las escuelas eran dos o tres gentes nada más. En una ocasión se saltaron a cuidar la Prepa 8 mi hijo y otros muchachos porque no había nadie que la cuidara. Hoy el CGH, aunque esté en el exilio, no puede apostar porque se vuelvan a tomar planteles o a la huelga. Es imposible. La huelga ya se acabó, ahora hay que luchar por la salida de todos los presos políticos y, lo que es más importante, la reorganización de la universidad, porque sin ella no hay movimiento estudiantil.
Que se acabe la huelga no quiere decir que se acabe el movimiento o la necesidad de la lucha, pero sí se necesita que los estudiantes estén en las escuelas para poder organizarlos, eso lo he aprendido de mi único hijo. Ser único hijo hace las cosas muy duras, porque es el único.
La población universitaria, dividida
"Conste que hablo en mi nombre y no en el de Rodrigo. Los métodos del CGH fueron equivocados. Yo soy una persona democrática que pienso que son justas las demandas del movimiento estudiantil, pero insisto, los métodos del CGH dañaron a la población, dividiéndola. Lo digo porque participé en el CNH de 1968 y conocí a los que podían ser los ultras o moderados de aquella época, gente del Partido Comunista, maoístas, trotskistas, gente del PRI, todos convivimos y nunca se corrió a nadie por disentir.
1968
Además de La Tita y La Nacha, aunque hubo pocas mujeres, 10 o 20, Marcia Gutiérrez, Mirtocleya González, Martha Servín, ambas del Poli, todas de diferentes corrientes que mantuvieron un nivel político de altura, lo que no ha ocurrido con el CGH. Tal vez a lo largo de treinta años, por las circunstancias que vive nuestro país ha bajado el nivel educativo, el informativo y el político de una manera lamentable. Ni en el discurso político ni en el análisis de las circunstancias se ve la preparación de los líderes. El de 1968 y el actual son dos movimientos muy distintos, porque antes la discusión se hacía a fondo y de una manera plural, siempre respetuosa. A veces dura porque la lucha era muy dura y nos enfrentábamos directamente al Estado. Sufríamos la desaparición de gente y finalmente nos tocó la masacre. Pero la discusión política era de altura. Tal vez por culpa de la política económica del país, los estudiantes han perdido información y su preparación es inferior a la del 68. Su discurso es muy pobre, muy falto de propuestas, de reflexión a fondo y de crítica. Sólo manejan consignas, groserías, intolerancias y los conceptos se les escapan, si es que alguna vez los tuvieron, y eso es muy grave. En aquella época leíamos, estudiábamos en común y nos reuníamos a discutir, y esto nos enriquecía. Todo lo planeábamos en comunidad, pero ahora esto se ha perdido porque los objetivos son individualistas y tienen que ver con el dinero, la chamba y la posición social. Entonces éramos idealistas y este fue un movimiento escéptico, cerrado, sectario. A pesar de que en 68 yo estaba muy chica, era de la prepa, la verdad es que los líderes eran de mayor altura y tenían presencia Ƒo no? Raúl Alvarez Garín, Gilberto Guevara Niebla, Salvador Martínez della Rocca El Pino, Luis González de Alba, Marcelino Perelló, no podrían compararse con El Mosh, La Jagger, El Rocco, El Diablo o Benítez. La categoría moral de los del 68 es indiscutible hasta la fecha, en cambio la de estos líderes "postmodernos" es distinta.
Aun así, la lucha por la gratuidad de la universidad y de la educación me parece válida e indispensable. Como mi hijo Rodrigo estaba fuera del movimiento estudiantil, organizó una serie de foros de análisis para lograr que sus compañeros reflexionaran, leyeran y discutieran acerca de los problemas de la UNAM, porque él está de acuerdo en que la UNAM necesita una transformación profunda.
Mi hijo está pidiendo la unidad del movimiento, diciendo que dentro de la cárcel no hay ultras ni moderados, sino presos políticos. Tampoco afuera de la cárcel, hoy en día, hay ultras y moderados sino gente indignada, universitarios, profesores, maestros y estudiantes desesperados por la toma de la UNAM.
Finalmente yo creo que los muchachos no son ángeles de Dios sino jovencitos de 15 a 21 años con ideales. Algunos pueden ser relajientos y hasta flojos, cosas normales de los jóvenes, pero de eso a que sean vándalos, no. Creo que la solución, está en manos de la UNAM. Deben liberar a todos los estudiantes presos y llamar a un congreso democrático donde todos tengan una participación, y no sólo las autoridades para la transformación de la universidad.