* Concierto por el amor... y por la paz, en el Zócalo capitalino
Víctor Manuel y Ana Belén, con todas las ganas, por la libertad
* "Los tiranos se abrazan", cantaron mientras mostraban un cartel en pro de estudiantes presos
Arturo Cruz Bárcenas y Jaime Whaley * Abrazando un cartel que le fue lanzado desde la plancha del Zócalo capitalino, Víctor Manuel hizo causa común de familiares y amigos de los estudiantes detenidos tras el ingreso de la Policía Federal Preventiva a la Ciudad Universitaria, la semana pasada. "Presos políticos, libertad", "únete, pueblo", tenía inscrito, una paloma negra estampada, mientras parvadas de palomas volaban. Cada quien vio lo que quiso ver y simbolizó lo que deseó.
De fondo, la frase de "los tiranos se abrazan", de la popular La puerta de Alcalá. "Ahí está, ahí esta la vieja Catedral", parafraseó el cantante español acompañado de su esposa, Ana Belén, dúo que desde España se define de izquierda, antirracista, por el respeto de los inmigrantes, contra el ascenso del nacionalsocialismo en Austria, en el marco del concierto organizado por el Instituto de Cultura de la ciudad de México, Por el amor... y por la paz.
La luna en el horizonte, detrás de Palacio Nacional, la Bandera a toda asta, la magna plaza a medio llenar, quizá por el sol inclemente. Con todas las ganas incendió el ánimo del respetable, muchos de cuyos integrantes tuvieron que esperar hasta ayer para ver al dueto, por no haber podido pagar el boleto para su presentación en el Auditorio Nacional.
"Si tú me dieras lo que a ti te sobra, y yo te diera lo que te hace falta". Es domingo, horas antes del Día de San Valentín. ƑQué le hace falta a cada quien? Para muchos sentir la resonancia, el eco de que sus hijos no están solos tras las rejas. "ƑPor qué no renuncian otros como el doctor Pablo González Casanova?". "šNo están solos, no están sólos!", se oía por allá a lo lejos, desde pequeños grupos de ciudadanos que no desperdiciarán la oportunidad de expresar su descontento por la toma de la UNAM.
Las notas de un saxofón tocado por Andreas Spricis, definido por Víctor Manuel como "sensual", recorrieron las esquinas, a los cuatro vientos.
"Lía... Mía con tus brazos, nudo de dos lazos", entonada por Ana Belén, veneno puro para el corazón.
Son los besos de luna, que de noche de amor y de tanta locura llevará a las parejas a bailar pegados, sinuosamente, cadenciosamente. La noche es, será, testigo de tanta locura. Las pieles se enredarán, sudarán. Las canciones son sólo el preámbulo. Vamos para una hora de concierto, proyectado en una pantalla gigante, frente al viejo edificio del Ayuntamiento. Rosario Robles, titular del gobierno del DF, gozaba y coreaba algunas de las interpretaciones de Víctor y Ana, mientras entre los asistentes surgía la pregunta de si llegaría Joaquín Sabina. No llegó, quizá porque se hallaba fumándose un pitillo o degustando un buen vino en un centro distribuidor de bebidas gaseosas. Ya lo veremos el 5 de marzo, en el mismo lugar y con la misma gente.
"Millones de corazones golpean contra tus cárceles". La frase llegó hasta Cuautepec el Alto y a la colonia Narvarte. Y más allá. En el Che Guevara, en Ciencias, en el Ho Chi Minh, por los rumbos del jardín de los cervezos, del camino verde, del peñón de la mierda, esos sacrositios de CU donde todos los viernes los jóvenes se van haciendo más hombres.
Contamíname, mi amor, pero no con el humo que asfixia el aire, sí con tus bailes, y debajo de mis ramas tendrás abrigo. Y a bailar, se ha dicho. šY a bailar!
Asturias, obra de Garfias, uno de los poetas de esa España peregrina, removió emociones en la voz de Víctor Manuel, asturiano de origen.
Como siempre, se pidió otra; hubo dos más. Se va la puerta de Alcalá, la vieja catedral, sentir la mano fría sobre la piel, el sol a plomo. Vuelan sobre el escenario sombreros, pañuelos, carteles, pañoletas... la faena había concluido.