CHIAPAS, A CUATRO AÑOS DE SAN ANDRES
El 16 de febrero de 1996, en el marco de un proceso de negociación que parecía auspicioso, el gobierno federal y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) firmaron, en San Andrés Larráinzar, los acuerdos sobre derechos y cultura indígenas, mejor conocidos como acuerdos de San Andrés. La Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) del Congreso de la Unión redactó, con base en el documento signado, una iniciativa de reformas constitucionales y legales que, a la postre, fue rechazada por el presidente Ernesto Zedillo unos meses más tarde.
Con ello dio inicio el empantanamiento del proceso pacificador en Chiapas y se instauró una estrategia gubernamental caracterizada por la administración de la crisis, el hostigamiento y cerco de las comunidades rebeldes, las provocaciones regulares, la tolerancia cómplice hacia grupos paramilitares responsables de ajusticiamientos y masacres y, a últimas fechas, la simple negación del protagonismo político, social e histórico de los indígenas sublevados.
De febrero de 1996 al presente, tres secretarios de Gobernación y dos gobernadores ųuno interino y otro, el actual, suplente del interinoų han desfilado por los despachos respectivos sin que se haya avanzado un ápice en la solución del conflicto; en tanto, la descomposición institucional, política y social, así como la violencia represiva pura ųcomo la incursión policiaco-militar perpetrada por efectivos federales y estatales en El Bosque el año antepasadoų han cobrado cientos de vidas ųcasi medio centenar sólo en Actealų y han obligado a comunidades enteras y a fragmentos de ellas a abandonar sus lugares de residencia; el Ejército, por su parte, mantiene en la entidad un despliegue permanente de decenas de miles de hombres que cuesta una cantidad indeterminada, pero injustificable, a las arcas públicas, acentúa el deterioro del tejido social chiapaneco y ahonda las condiciones de marginación, opresión e indefensión de los pueblos que el primero de enero de 1994 se alzaron para reclamar la justicia y la dignidad que el país les ha negado desde siempre.
Las declaraciones formuladas por Zedillo el mes pasado, cuando se encontraba de gira por Europa, en el sentido de que la reanudación del diálogo con el EZLN "no es importante" y que esa organización es "incidental" en la historia resultan concluyentes sobre la determinación de no reactivar el proceso de paz en lo que queda de su gobierno. En la perspectiva oficial el conflicto puede resolverse con el simple manejo de algunos recursos asistenciales. En suma, hace cuatro años, el actual gobierno firmaba acuerdos de importancia nacional con representantes de un incidente histórico.
Así, a cuatro años de la firma de los acuerdos de San Andrés, el propio gobierno fundamenta, a posteriori, la reserva expresada entonces por el comandante David: "Siempre nos han pagado con traición nuestra lucha".
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