La Jornada miércoles 16 de febrero de 2000

Juan Bañuelos y Oscar Oliva
Culturas golpeadas

El fenómeno autoritario de los gobiernos con frecuencia surge y se prolonga largo tiempo en un país porque, además de la imposición, es tolerado de algún modo por los ciudadanos.

México está viviendo ese momento. Entre otras lecciones que nos ha dejado la reflexión del escritor Augusto Roa Bastos cuando padeció su país, Uruguay, una de las más cruentas dictaduras de América Latina, debe servirnos de guía la siguiente, porque nunca como ahora es actual su pensamiento: "Si el negro es la ausencia de luz y, por tanto, de color, el despotismo, como poder absoluto en un país inerme y atrasado, es, por definición, la ausencia, mejor dicho, la imposibilidad del juego normal de las instituciones democráticas, y representa, por contraste, el atropello incesante de los derechos humanos, la brutalidad, y en consecuencia, la degradación de todos los estamentos de una sociedad".

El tiempo de hoy, el nuestro, es tiempo de muchos riesgos. Todo puede suceder. Habita en el ambiente la amenaza de precedentes graves, como la matanza de Acteal, de Aguas Blancas, la violación de la autonomía universitaria y el encarcelamiento de los estudiantes. Exclusión, descalificación y violencia son las constantes que se han dado tanto en Chiapas como en el movimiento universitario. Hoy, como ayer, a los indígenas y a los estudiantes se les ha calificado de transgresores de la ley, ignorantes, extranjeros, delincuentes de alta "peligrosidad social", terroristas; y todo por exigir respeto a sus derechos y cultura y por defender la educación superior pública y gratuita.

Ayer, se construyó con participación colectiva, los incumplidos acuerdos de San Andrés, que el gobierno sigue manipulando para que se olviden; en el caso universitario, para que se olviden también las causas por las cuales surgió el movimiento, hoy desfiguradas.

La estrategia de dividir y enfrentar, es la misma. La estrategia del gobierno en Chiapas y en la UNAM es a largo plazo: dividir la sociedad y convertirla en irreconciliable, fabricando vencedores y vencidos; instalando la represión y creando, a mediano y largo plazo, el miedo como conciencia pública individual y colectivamente. ƑQué otra cosa significan los asesinados, desaparecidos, la represión paramilitar, los encarcelados, y el riesgo de que el ensayo represivo en la UNAM no se lleve a cabo en Chiapas de una manera más feroz?

Lo que estamos viviendo refleja palpablemente el autoritarismo con su fachada institucional. Todo puede suceder. Sin embargo, la marcha multitudinaria del 9 de febrero, expresión de pluralidad, es un signo alentador en la búsqueda urgente de una fuerza social que revierta el autoritarismo y la impunidad gubernamental.

La imposición del terror a los defensores de la cultura milenaria maya y a los estudiantes y maestros de la cultura universitaria, debe obligarnos a fortalecer la unidad entre los mexicanos en forma entrañable. Los momentos de campañas políticas han sido rebasados por los acontecimientos. Hoy es tiempo de búsqueda y articulación de la ciudadanía, de sus organizaciones y movimientos sociales.

No debe de haber un solo estudiante encarcelado. No debe permitirse ninguna salida violenta en Chiapas.