BANGKOK: CLUB DE GLOBALIFILIA
La reunión de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) que se desarrolla esta semana en la capital tailandesa ha sido una suerte de escaparate para la exhibición de los defensores incondicionales de la globalización y de sus reglas actuales. El encuentro también ha sido usado para expresar algunos de los desacuerdos con las prácticas depreda- doras de liberalización comercial y de imposición de políticas de ajuste por parte de los organismos financieros internacionales.
Ejemplo de ello fue el pastelazo en la cara que se llevó, el domingo pasado, Michel Camdessus, poco antes de pronunciar su último discurso como presidente del Fondo Monetario Internacional.
Es significativo, con todo, que incluso los firmes partidarios de la integración económica mundial -el propio Camdessus, el mandatario Clinton, el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn- hayan mencionado, en sus discursos en Bangkok, algo de los inadmisibles saldos trágicos de la apertura comercial en curso: la mitad de los seis mil millones de seres humanos que pueblan la Tierra sobreviven con un ingreso per cápita diario inferior a dos dólares, y unos mil 200 millones cuentan con menos de un dólar diario para subsistir.
El dato, citado por Wolfensohn en su alocución de ayer, no necesariamente hace referencia a remotos países africanos. En un reporte de Banamex-Accival divul- gado antier, se señala que 28 de cada cien mexicanos viven en la extrema pobreza, la proporción más alta en los últimos 15 años. Aunque el entusiasmo globalifílico de las actuales autoridades les haya impedido darse cuenta de ese dato, el hecho es que de 1984 a la fecha -es decir, durante gobiernos neoliberales partidarios de la apertura comercial, la desregulación económica, el adelgazamiento del Estado y otras recetas del manual de Saint-Pellerin convertido en escritura sagrada- la pobreza intermedia se ha reducido de 27 a 15 por ciento de la población, en tanto que la pobreza extrema, que hace 16 años afectaba a 15 por ciento de los mexicanos, hoy abarca a 28 por ciento de la población.
La preocupación ante las asimetrías sociales entre naciones y al interior de las sociedades, expresada en Bangkok incluso por los globalizadores duros, contrasta con el triunfalismo finisexenal del gobierno mexicano, el cual, en su último tramo, se empeña en colocar al país en un nuevo ciclo de libre comercio -con la Unión Europea, con Israel, con Centroamé- rica- y en exprimir al conjunto de la economía nacional para cubrir los saldos de desastre de las torpezas y las irregularidades del sector financiero.
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