* Profanación de la memoria del Holocausto, señalan algunos legisladores


El presidente alemán pide perdón ante el parlamento israelí

Afp, Dpa y Reuters, Jerusalén,16 de febrero * En un histórico discurso pronunciado ante el Knesset (Parlamento israelí), el presidente alemán, Johannes Rau, pidió el perdón de Israel "por lo que los alemanes hicieron, para mí y para mi generación, para nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos".

"Frente al pueblo de Israel me inclino con humildad ante los asesinados que no tienen tumbas donde yo pudiera pedirles perdón", dijo Rau, en la primera ocasión en que un jefe de Estado alemán habla desde la tribuna del Knesset.

El hecho de que hablara en alemán provocó polémica en la clase política, y varios legisladores boicotearon la sesión, como Danny Naveh, del opositor Likud, para quien "en nuestra generación no ha llegado el momento de que se hable alemán desde el púlpito de la Knesset".

A su vez, el ex presidente del Parlamento, Dov Shilansky, consideró que un discurso en alemán es "una profanación de la memoria del Holocausto", en el que murieron 6 millones de judíos a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Al justificar su decisión de permitir que el mandatario alemán se expresara en su lengua, el presidente de la Knesset, Avraham Burg, dijo que el socialdemócrata Rau es "el amigo más grande de Israsel en Alemania".

"Los alemanes iremos siempre acompañados por las imágenes de los asesinatos de los que Alemania es responsable", declaró Rau, quien llegó la víspera a Israel para una visita de Estado. "Este recuerdo forja un lazo indisociable entre nuestros países para siempre", agregó. El mandatario también aseguró que "nunca permitiremos que la xenofobia, el racismo y el nacionalisno se instalen de nuevo en Europa", en aparente alusión a la entrada de la ultraderecha en la coalición de gobierno de Austria.

Por otra parte, el nuncio apostólico de Israel, monseñor Pietro Sambi, fue convocado este miércoles a la cancillería israelí, donde recibió una protesta oficial por un acuerdo firmado la víspera entre el Vaticano y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat.

Dicho acuerdo oficializa la presencia de la Iglesia católica en los territorios autónomos y pide en su preámbulo una "solución justa" y un "estatuto especial garantizado internacionalmente" para Jerusalén, lo que Israel consideró como una intromisión en sus asuntos internos.

Tras la reunión, el director general del ministerio, Eitan Ben Tzur, declaró que el momento elegido para concretar el acuerdo, un mes antes de la planeada visita del papa Juan Pablo II a Jerusalén, es "deplorable". Pero Sambi restó importancia a las críticas al asegurar que en el acuerdo "sólo se hace referencia al aspecto religioso de Jerusalén, una ciudad sagrada para las tres religiones monoteístas".

Israel capturó el sector oriental de Jerusalén de manos jordanas en la guerra de 1967 y se lo anexó, declarando toda la ciudad como su "capital eterna e indivisible", pero los palestinos esperan que ese sector forme parte de su eventual Estado.

En tanto, el gabinete de seguridad israelí, que reúne a los principales ministros de gobierno, autorizó al primer mimistro, Ehud Barak, y a otros dos políticos para decidir, en caso necesario ellos solos, sin consultar al Parlamento, una respuesta a los ataques contra sus soldados que ocupan el sur del Líbano.