Teme familia mexiquense olvido cuando pase la novedad
Quintillizos, desafío inesperado
Silvia Chávez González, corresponsal, Melchor Ocampo, Méx., 17 de febrero * Fidel Salazar Urbán esperaba ahorrar este año para comprar un predio y construir ahí su vivienda. Sin embargo, su proyecto de vida dio un giro radical, cuando el pasado 5 de febrero su esposa dio a luz cinco hijos, quienes aún no llegan a casa y por lo cual la familia se vio obligada a vender hasta el tocacintas a fin de salir adelante con los gastos.
En la calle Alvaro Obregón número 12, del pueblo Visitación, se ubica la casa de Fidel. Es de tres pisos, tiene enrejado y podría ser considerada la mejor de la cuadra; pero en el inmueble habitan siete familias y ninguna es propietaria del lugar, pues pertenece a sus padres. Ahí llegarán a vivir los quintillizos Fidel, Roberto, Noé, Brisa y Cielo.
"Así hemos decidido llamarlos, y aun cuando son demasiados, consideramos que su llegada es una bendición de Dios", dice su madre Makrina Ivonne Víquez Castillo, de 27 años. Ella apenas terminó el segundo año de secundaria, al igual que su esposo, mecánico de oficio. El matrimonio, ahora con seis hijos, manifiesta sentirse "entrampado" por la fuerte erogación económica que significa el acontecimiento.
Hace dos años y medio, relata Makrina, decidió utilizar un método de control natal y optó por el dispositivo intrauterino. Así transcurrieron más de doce meses y tiempo después determinó retirarlo. Sin embargo, tras esta acción tuvo transtornos menstruales y un médico particular le recetó seguir un tratamiento hormonal. A cuatro meses de atender las instrucciones médicas, Makrina quedó embarazada. "El nacimiento de un hijo era bueno, pues ya teníamos a Josué, de seis años, y era justo que tuviera un hermanito", agrega el padre.
En el municipio Melchor Ocampo no existe hospital o clínica pública de atención a la mujer, por lo que en el DIF municipal le recomendaron trasladarse al Hospital General del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), 18 kilómetros distante de Visitación. Ahí le diagnosticaron un embarazo de alto riesgo, pues "al parecer daría a luz tres menores", según estudios de ultrasonido aplicados a los dos meses.
Diagnóstico fallido
Pero al no contar con equipo suficiente para tratar el caso, de este lugar fue enviada al Instituto Nacional de Perinatología, de la colonia Lomas de Virreyes, en el Distrito Federal, en donde el diagnóstico adelantaba a los padres que los pequeños podrían nacer con deformaciones, aunque finalmente todos resultaron sanos. Y no eran tres... sino cinco.
En un mes estarán en casa. Y el acontecimiento que los tomó por sorpresa significa comprar más de 40 biberones y 30 pañales al día, más ropa, cobijas, baño diario "y leche, pues yo sólo puedo amamantar al más pequeño, a Roberto, que nació pesando un kilo 100 gramos. No tengo leche para más, quedé muy débil", dice Makrina, consciente de que los gastos que vienen son fuertes.
Como aprendiz de mecánico, Fidel instaló su propio taller y cuando bien le va, gana hasta 300 pesos al día, pero a veces son 30 pesos, indica. "ƑY ahora cómo le vamos a hacer?", pregunta este hombre de 33 años. Ya vendió su estéreo en 4 mil pesos, su televisor en mil 500 y en breve rematará su sala.
Pero estos recursos sólo han servido para el pago de pasajes al Distrito Federal y alimento diario de su familia, y los compromisos de ayuda del ayuntamiento local hasta el momento no han sido formalizados, al igual que la ofrecida por las damas voluntarias del Instituto Nacional de Perinatología.
Makrina Víquez sigue convaleciente, aunque presenta diabetes gestacional. Y de algo ya se convenció: este año no habrá casa propia para su familia y sí muchos gastos no presupuestados. Curiosos y solidarios vecinos auxilian al matrimonio proporcionando ropita. Su caso es noticia. Pero saben que pasando la novedad serán olvidados y desconocen el futuro que tendrán sus hijos, que llegarán a habitar el estado de México, la entidad más poblada del país.