Ť Era el árbol de la amistad: Carlos Fuentes Ť

Angel Vargas Ť El de la amistad fue uno de los valores fundamentales en la prolongada existencia de Fernando Benítez, quien falleció ayer luego de propinar su lealtad y cariño en todos los ámbitos en que se desenvolvió durante 90 años de vida. De allí la interminable lista de sus ''hermanitos''.

''Contar con su amistad era para siempre, aunque, cuando se daba el caso, su enemistad también lo era", indica Carlos Fuentes, quien en entrevista afirma que hablar de Benítez es hacerlo de un hombre indispensable para entender la vida cultural del siglo XX mexicano, tanto en lo personal, como en lo cultural y lo literario.

benitez11 "Lo recuerdo como un hermano queridísimo; un hombre excepcional, de gran inteligencia, ternura y alegría, así como de abundante sensibilidad, suma de virtudes que lo hacían un amigo de una lealtad y una proximidad excepcionales. Ese es el aspecto personal, que para mí es el más importante.

''En seguida está el Fernando Benítez creador del periodismo cultural en México. A partir de su trabajo en El Nacional y hasta La Jornada fue un hombre que creó la cultura como noticia. Acogió en los suplementos que dirigió a todos los jóvenes valores que iban apareciendo en la vida cultural del país y así cobijó a varias generaciones.

''En tercer lugar está el gran escritor de novelas, como El rey viejo y El agua envenenada; de toda la serie de libros sobre la Conquista y la Colonia, que son excepcionales; y su obra maestra Los indios de México.

''Sus trabajos en la narrativa, la historia y la antropología son muy parejos. Benítez fue un polígrafo excepcional. Era un gran investigador, amaba intensamente al país, de forma particular a la ciudad de México, de la cual escribió una monografía. En noventa años de vida logró una de las obras más ricas del siglo XX en México.

''Con su trabajo de escritor, siempre luchó por causas sociales. Defendió, en primer lugar, la vida de las poblaciones indígenas del país, así como la supervivencia de la cultura de éstas. Siempre estuvo del lado de causas sociales y políticas que le parecían justas e importantes. Ello habla de su carácter indisociable de escritor y ciudadano.''

Un hombre intenso

''Fernando Benítez era un hombre de muchos gustos y muchas cualidades que acostumbraba decir: 'mi corazón está a la izquierda, mi estómago a la derecha y mi sexo es siempre monárquico'. Era un hombre muy intenso. Un recuerdo para nuestro gran amigo."

La relación amistosa entre el ''padre de los suplementos culturales en México" y el autor de Las buenas conciencias se remonta a mediados de los años cincuenta, según contó este último en un texto publicado en La Jornada, el 16 de enero de 1992: ''Conocí a Fernando Benítez en la vieja librería Obregón de la avenida Juárez en 1955, y lo primero que hizo fue regañarme. Acababa de publicar mi primer libro, los cuentos de Los días enmascarados. 'No te andes creyendo que ya eres un escritor', me amonestó este hombre pequeño pero enérgico, con una mirada azul capaz de desbaratar a sus contrincantes, de no ser por la mediación de los benévolos espejuelos. 'Con un librito de cuentos no se salva nadie'. Como desde el primer día de mi vida literaria sé que un escritor no llega, nunca, a serlo plenamente, le agradecí sus palabras a Benítez."

En ese mismo año Carlos Fuentes escribió: en torno de Fernando Benítez se halla un gran jardín, el de la amistad.

''Es alto el jardín de la amistad. Lo rodean barrancos, lo azotan tormentas. Algunas flores se marchitan; algunos ríos se secan. Pero hay un árbol en el centro del jardín. Ese árbol es permanente. Resiste a todas las borrascas. Su tronco es la fuerza y la nuestra. Sus ramas son frondosas, renovadas, protectoras. Fernando Benítez es el nombre de ese árbol de la amistad. A su sombra hemos crecido, en sus hojas hemos aprendido. Arbol viejo pero siempre renovado por la generosidad de sus retoños. Arbol que ha aprendido el difícil arte de envejecer con generosidad, elegancia y lucidez. Arbol que no exige pleitesía, sino afecto. Arbol que rechaza al cortesano para recibir al amigo".