PETROLEO: INTERES NACIONAL Y SENSATEZ
Recientemente el gobierno estadunidense externó muestras de preocupación por el pronunciado incremento de los precios internacionales del petróleo; Washington amagó con volcar al mercado su reserva estratégica a fin de abaratar el crudo, y el secretario estadunidense de Energía, Bill Richardson, emprendió una gira por varios países productores ųque empezó en el nuestroų con el fin de gestionar apoyos para bajar las cotizaciones del energético. Tal es el marco en el cual el secretario mexicano de Energía, Luis Téllez, manifestó el interés del gobierno mexicano por contribuir a una estabilización de las cotizaciones petroleras mundiales y anunció la determinación de aumentar, con ese propósito, las exportaciones nacionales de crudo a partir del primero de abril, fecha en que vence el periodo estipulado por el grupo de productores ųincluido Méxicoų en los acuerdos de reducción de la oferta firmados el año pasado.
Es difícil ųsalvo que se razone con una lógica neoliberal a ultranzaų poner en duda la necesidad de regular los volátiles mercados del petróleo, y ningún gobierno con un mínimo de razonamiento apostaría por una desestabilización de los de por sí precarios e inciertos equilibrios de la economía mundial. En esa perspectiva, es necesario evitar cotizaciones petroleras demasiado elevadas o demasiado bajas, y hasta allí la postura de Téllez resulta plausible. Sería deseable, incluso, que el gobierno mexicano pugnara por la estabilidad, como lo ha hecho con los petroprecios, en otros referentes de la economía globalizada, cuyas fluctuaciones bruscas han afectado gravemente al país, como las tasas de interés y las cotizaciones cambiarias.
Sin embargo, la opinión pública nacional cuestiona dos aspectos de las recientes declaraciones del funcionario. El primero es que fueron hechas en un momento inoportuno y desafortunado: justo cuando el gobierno de Estados Unidos arreciaba las presiones para llevar los petroprecios a la baja, y aparecieron, por ello, como una claudicación a tales presiones y una afectación de los intereses nacionales. En rigor, si los acuerdos de reducción de la oferta caducan el primero de abril, no habría sido necesario anunciar incrementos en las exportaciones de crudo; habría bastado con esperar el momento de cumplir lo convenido con los demás países firmantes del documento.
Un segundo tema de polémica en lo dicho por Téllez es el criterio con que el funcionario considera "excesivas" las cotizaciones de 30 dólares por barril. Sus detractores han expresado un fundamentado escepticismo ante la perspectiva, invocada por el secretario de Energía, de que tales niveles de precios pudieran traducirse en un alza de las tasas de interés y empezaran a revertir, por esa vía, los beneficios petroleros. El funcionario, por su parte, tendría que explicar la manera en que ha construido su cálculo, y no recurrir a la salida fácil ųy esotéricaų de que, en materia de crudos, "no existe el precio ideal".
Sería deseable y saludable que el funcionario acudiera al Senado de la República para debatir y esclarecer tales asuntos de cara a la nación, y que lo hiciera antes de su encuentro en Londres ųprogramado para el 2 de marzoų con sus colegas de Arabia Saudita y Venezuela. A fin de cuentas, los asuntos petroleros no son sólo de la incumbencia de una dependencia gubernamental, sino asunto de interés estratégico para todos los mexicanos.
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