Alberto Aziz Nassif
Dime con cuál encuesta andas y te dire...
Era un hecho, tarde o temprano las campañas electorales entrarían al territorio de la guerra sucia, es decir, a esa estrategia que tiene por objeto polarizar la opinión de los electores, despolitizar a la ciudadanía y generar una tendencia de desánimo para que los electores que no tienen un compromiso ideológico o partidista, el llamado voto volátil, disminuya y se pueda fortalecer el voto duro, el que los aparatos de los partidos pueden manejar. Esta estrategia se ha puesto en práctica por el PRI en algunos estados durante elecciones locales. Lo único que faltaba por saber era cuáles serían los temas y formas de esta guerra sucia. La semana pasada ya se inició con el tema de las encuestas de opinión.
El tema de las encuestas se ha incorporado recientemente a los comicios mexicanos. Antes de 1994, la situación de las encuestas era muy frágil, había pocas y su credibilidad estaba casi siempre en duda; los que salían favorecidos la daban por buena y los que estaban abajo la descalificaban. Fue a partir de la sucesión presidencial pasada cuando las encuestas entraron de lleno al panorama electoral, y para 1997 quedaron asentadas. Ahora en la campaña del año 2000 las encuestas definen estrategias de partidos y candidatos, ubican estados de ánimo y dan una perspectiva de lo que piensa la ciudadanía día con día, son un instrumento clave del proceso político.
El universo de las encuestas en México es variado y relativamente heterogéneo, sin embargo, es un mundo pequeño, son unas cuantas empresas, medios y organizaciones las que se dedican a este tipo de trabajo con credibilidad. Hay encuestas que se hacen por encargo de algún cliente y no se publican sus resultados y las que se hacen como parte de una función informativa y se publican. Lo importante en ambos casos es que la encuesta esté bien hecha, si esa condición se cumple, entonces se crea un efecto de realidad, se hace creíble, verosímil. En la semana se puso en funcionamiento un operativo para desprestigiar las encuestas en las que el PRI aparece empatado o cercano al PAN. ƑViejas mañas en nuevos tiempos?
Después de la elección interna del PRI el pasado 7 de noviembre de 1999, diversas mediciones de opinión ubicaron a Francisco Labastida con una ventaja de 12 a 14 puntos porcentuales sobre su más cercano rival, Vicente Fox. Con ese resultado se logró crear un efecto de opinión en el cual se daba casi como un hecho a un PRI triunfador el próximo 2 de julio. Sin embargo, a medida que la campaña avanza, las intenciones del voto se redefinen: Labastida empezó a bajar en las preferencias y Fox subió, mientras que Cárdenas permanece abajo y estable en un distante tercer lugar. La encuesta del diario Milenio del pasado 13 de febrero arrojó un empate entre los dos (41 por ciento para el PAN y 42 para el PRI), pero indicó otra cosa más interesante: que una mayoría estaba por un cambio político y que de esa mayoría, 50 por ciento pensaba que ese cambio significaba la derrota del PRI. Prácticamente al mismo tiempo, circuló el resultado de otra encuesta de GEA (Grupo de Economistas Asociados) en la que Fox tenía supuestamente una ventaja de ocho puntos sobre Labastida, y la versión de que el candidato del PRI estaba cayendo tuvo un perfil dramático para ese partido.
Empezaron a pasar cosas "raras", como la salida de la pantalla de Guillermo Ortega, supuestamente por haber dado la nota del simulacro electoral en la Escuela de la Ciudad de México, en la que Fox ganó. Luego, el jueves 17 apareció en el diario Excélsior, como reactivo, una encuesta que se hizo vía telefónica. En ella, Labastida confirmaba de nuevo su ventaja. Sin embargo, el día de ayer salieron otras dos encuestas nuevas El Universal ratificó la tendencia hacia el empate con 41.8 por ciento para Labastida y 38.8 por ciento para Fox, y el diario Reforma estableció 39 para Labastida y 32 para Fox, pero con un cuasi empate en las zonas urbanas de 38 contra 35. Las encuestas del empate son una expresión cuantitativa de un sentir que se empieza a generalizar, es decir, el candidato del PRI está bajando.
Ahora, el motivo de la guerra sucia son las encuestas adversas, mañana puede ser cualquier otra cosa. ƑQué hará el priísmo para deshacer una ola que crece con un mensaje: el PRI puede perder el 2 de julio? Veremos.