Ť Ratifica Valencia las imputaciones contra Bezares y lo llama mentiroso
Se niega Paola Durante Ochoa a enfrentar a su principal acusador
Ť Tras los careos, se fortalecen las pruebas contra los indiciados, asegura la PGJDF
Angel Bolaños Ť Pese a tratarse de un recurso de defensa, Paola Durante Ocho renunció a su derecho de careo ante su principal acusador, Luis Gabriel Valencia López, testigo que la identifica como copartícipe en el atentado contra el conductor de televisión Francisco Stanley.
A las 9:58 de la mañana, apenas dos minutos antes que se llevara a cabo la diligencia, la edecán y José Luis Rosendo Martínez, ayudante de Mario Bezares, se desistieron de los careos a que tienen derecho como acusados del delito de homicidio.
Aunque en principio argumentaron que se sintieron muy presionados porque fueron objeto de una revisión excesivamente rigurosa, más tarde el abogado defensor de la edecán, José Luis Montero, aseguró que su negativa para carearse con Valencia se debió a una "estrategia" que convenía a los intereses de su cliente.
Agregó que la decisión nada tenía que ver la con la recomendación que emitió la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal la semana pasada, para solicitar a la PGJDF el desistimiento de las acusaciones contra Durante Ochoa.
Sin embargo, el fiscal de Procesos Oriente, José Guadalupe Jiménez Núñez, advirtió que esa acción sólo refuerza la acusación en contra de la edecán y de Rosendo Martínez, pues "con el desistimiento se consolidan las pruebas y la responsabilidad penal de ambos implicados, y se robustece la indagatoria".
Procesalmente, abundó el funcionario, el caso se fortalece, pues lo cierto es que se sintieron inseguros para el careo ante Luis Gabriel Valencia, de modo que rechazaron un importante recurso de defensa.
A diferencia de audiencias anteriores, la edecán del programa de televisión de Stanley en ningún momento se puso tras la rejilla de prácticas, junto con Rodríguez Bezares y los coacusados Luis Rosendo Martínez y Jorge García Escandón, aunque se encontraba en el módulo del juzgado y se escuchó que allí soltó el llanto.
A puerta cerrada
La audiencia de careo, prevista para comenzar a las 10 de la mañana, se postergó hasta pasadas las 15 horas, cuando el ex cocinero de los Amezcua se enfrentó con Mario Rodríguez Bezares, en un salón anexo del edificio de gobierno del Reclusorio Oriente, sin más testigos que el juez 55 penal, Rafael Guerra, su abogado Marco Castillejos, un visitador de la CDHDF y el Ministerio Público José Manuel Ruiz Macal.
Los careos se realizaron a puerta cerrada y bajo estrictas medidas de seguridad, a petición del mismo testigo, quien fue trasladado para la audiencia del penal de la ciudad de Puebla al Reclusorio Oriente, luego de las amenazas de muerte y agresiones físicas que ha sufrido, asegura, desde que se inició el proceso.
Frente a Mario Rodríguez Bezares, Luis Gabriel Valencia López, uno de los principales testigos de la Procuraduría General de Justicia capitalina en el homicidio de Francisco Stanley, ratificó sus acusaciones y testimonio sobre la reunión que se llevó a cabo el 22 de abril de 1999, en el Reclusorio Sur, donde se concertó la muerte del comediante, y declaró estar dispuesto a someterse a cualquier tipo de prueba para demostrar que no está mintiendo.
Valencia sostuvo su acusación contra Bezares, quien, al llamarlo mentiroso, recibió como respuesta: "El mentiroso eres tú, y estoy dispuesto a someterme a cualquier tipo de prueba para demostrar que no soy un mentiroso y que no estoy loco".
Durante casi tres horas, Valencia respondió a cada uno de los cuestionamientos de Rodríguez Bezares, que, inseguro, nervioso y visiblemente desaliñado, no pudo contrarrestar las acusaciones del ex cocinero de los Amezcua, cuyos testimonios han sido comprobados mediante las investigaciones de las autoridades.
El careo tuvo varios momentos de tensión, entre ellos, cuando Valencia acusó directamente a Bezares de haberlo mandado golpear cuando se encontraba en el penal de Perote, Veracruz.
Según Valencia, el director de dicha cárcel le dijo en una ocasión, luego de golpearlo y sumergirlo en una pileta de agua fría, que había sido mandado torturar por Bezares y Luis Ignacio Amezcua, pues "éstos tienen mucho dinero y pueden manejar" a cualquier funcionario.
De las agresiones que sufrió Valencia hay testigos que así lo ratifican, lo mismo que un parte médico.
Según el testimonio de Valencia López, en la reunión realizada el 22 de abril de 1999, el narcotraficante Luis Ignacio Amezcua Contreras acordó con Erasmo Pérez Garnica, El Cholo, y Paola Durante Ochoa, el asesinato del comediante, con la complicidad de Mario Rodríguez Bezares, por una deuda que Stanley se negaba a pagar.
Mario Rodríguez Bezares le increpó después si le constaba que en aquella reunión se hubiera acordado el lugar donde asesinarían al conductor y si podía asegurar que él consumiera drogas. Valencia, seguro, respondió que sólo le constaba aquello que había declarado antes, y repitió su testimonio sobre lo ocurrido aquel jueves 22 de abril.
Susana Manterola, vocera de la Procuraduría de Justicia, informó que durante el careo Bezares pidió al testigo que dijera "cuándo se iba a ver con Paola y en qué momento se realizaría el homicidio", a lo que Valencia le espetó que eso no era lo que había escuchado, sino que "Amezcua le dijo a Paola que se pusiera de acuerdo contigo".
Confusión de testigo de El Cholo
Luis Gabriel Valencia se careó también con Irma Rubí Silva de Acosta, ex novia de Erasmo Pérez Garnica, El Cholo, quien durante más de media hora sólo pudo afirmar que pasó once días, en esta ciudad, con el presunto asesino material.
Valencia le preguntó si durante todo ese tiempo nunca lo había perdido de vista nis siquiera para ir al baño, lo que despertó la confusión en la mujer.
Irma añadió que había realizado una visita a la ciudad de México, procedente de Estados Unidos, del 15 al 26 de abril, a invitación del mismo Erasmo, con quien estuvo durante todo ese tiempo.
Durante el careo hubo varios momentos en que Silva de Acosta se exaltó, y en una ocasión le gritó a Valencia: "šMaldito asesino, ratero, mentiroso!", a lo que el testigo se limitó a preguntar que por qué lo llamaba así.
Más tarde, en entrevista, la mujer admitió: "No tengo tan buena memoria como un delincuente", pero declaró estar segura de que ese 22 de abril estuvo con El Cholo en su habitación, sin dar más detalles.
Restan aún los careos procesales de los acusados con los testigos del restaurante El Charco de las Ranas y los del narcotraficante Luis Ignacio Amezcua Contreras, y de Erasmo Pérez Garnica, ambos recluidos en el penal de alta seguridad de Almoloya de Juárez, con Valencia López, para los cuales está aún por determinarse la fecha.
Testimonios sostenidos
Las acusaciones de Luis Gabriel Valencia en contra de Mario Rodríguez Bezares, Paola Durante Ochoa, Erasmo Pérez Garnica, El Cholo, y Luis Ignacio Amezcua se han fortalecido a lo largo del proceso, y sobre todo luego del careo realizado ayer en el Reclusorio Preventivo Oriente.
Sustentadas en una serie de indicios probatorios en dictámenes periciales de criminalística de campo, reconstrucción de hechos y diversos testimonios, las declaraciones del ex cocinero de los Amezcua, principal testigo de cargo en contra de los implicados en el homicido de Francisco Stanley, están lejos de ser aisladas, como presume la defensa de los inculpados, dijo el funcionario.
Primero, el 9 de agosto de 1999 Valencia identificó a Paola Durante como la güera que el 22 de abril visitó a los Amezcua en el Reclusorio Sur, acompañada de Erasmo Pérez Garnica, El Cholo, luego de que las autoridades le mostraron un centenar de fotografías.
En una audiencia de confrontación celebrada el 12 de agosto de ese año, Valencia reconoce plenamente a Paola, y advierte que el cabello lo llevaba rizado, lo cual coincide con una declaración de la indiciada, que acepta esta característica.
Luis Gabriel Valencia, además, ofreció la localización exacta de El Cholo, cuyas caraterísticas coinciden con el primer retrato hablado que ofreció uno de los testigos de los hechos.
A El Cholo lo identifican más tarde los testigos Ana Luisa Ramírez Castro, cocinera del Charco de las Ranas; Isaías García Granados, policía que se encontraba en el lugar; Platón Barrales, y Pablo Hernández, también empleados del restaurante.
Asimismo, en el libro de registro del área de ingreso del Reclusorio Sur, con fecha 15 de abril de 1999, aparece el nombre de Paola como visita del interno Alfredo Islas, quien se encontraba en el mismo dormitorio de Luis Ignacio Amezcua, cuyo nombre aparece en el renglón superior.
Para las autoridades, a lo anterior se suman las ratificaciones y ampliación de declaraciones de diversos testigos, entre ellos Jorge Gil, Benito Castro, los hermanos Tamayo y empleados de El Charco de la Ranas. (Elia Baltazar.)