Carta a Marcos

 

Ť Fernando Benítez Ť

Por desgracia no puedo andar y estoy enfermo, lo que me impide aceptar su honrosa invitación para estar presente en San Cristóbal de las Casas, poblado que no hace honor a su nombre, por ser Las Casas el primer obispo de Chiapas y gran defensor de los indios a quien los encomenderos encarcelaron y vejaron; no le daban de comer y estuvieron a punto de matarlo. Esto ocurrió en el siglo XVI y después de 500 años la situación de los indios es la misma; les han robado sus tierras, los desprecian, los han condenado a la mayor miseria y sus niños mueren de hambre.

Usted con su valor, su sentido del humor y apoyado en sus armas trata de cerrar esa herida abierta desde hace 500 años. Como sabe, he dedicado 20 años de mi vida a estudiar y defender la condición de los indios, entre ellos, en primer lugar, a los chiapanecos. Me asombra su heroísmo, su penosa vida en la selva, su valor, su inteligencia y estoy seguro de que al final la victoria será suya.

En su lucha no sólo los apoyan los mexicanos, sino también habitantes de varios países lejanos. Si usted no recurre a las armas, su defensa de los indios no hubiera sido escuchada, pero ha llegado el tiempo de arribar a un acuerdo pacífico en el que se les haga justicia no sólo a los suyos sino a los ocho millones de indios que son el baldón y la infamia de México.

Lo abraza su admirador y amigo.

26 de octubre de 1996.