Ť El crecimiento se ha estancado en los últimos 20 años, dice el ex funcionario
Con la apertura, más desempleo y marginación: David Ibarra
Ť Se liberalizó abruptamente, sin cuidar la planta productiva mediana y pequeña ni al campo
Antonio Castellanos y Roberto González Amador/I Ť David Ibarra Muñoz, secretario de Hacienda y Crédito Público entre 1977 y 1982, afirmó que en la nueva economía sujeta a un proceso de globalización del que nadie puede escapar, los únicos ganadores son los exportadores, los importadores y los ahorradores. La sociedad en conjunto no se ha beneficiado y los costos de la apertura son terribles en materia de desempleo, marginación y distribución del ingreso.
Entrevistado a propósito de la aparición de su libro El nuevo orden internacional, planteó la necesidad ''urgente'' de reconstruir la política económica en México. Es necesario democratizar las decisiones y entrar a un proceso de fortalecimiento institucional para superar vacíos en los monopolios privados que sucedieron a los monopolios estatales, no sólo en el país sino en toda América Latina. El resquebrajamiento de los Estados benefactores es un retroceso democrático que no encontrará solución expedita, precisó.
Las medidas, después que tronó el problema
Ibarra Muñoz, secretario de Hacienda en el gobierno del ex presidente José López Portillo, expresó en entrevista con La Jornada, que con el proceso de privatización iniciado a mediados de los años 80 se acabó con el monopolio estatal, pero se dio lugar al monopolio privado. No hubo la regulación apropiada. Tampoco la supervisión prudencial en la banca y en el sector financiero en conjunto.
Todo se hizo a posteriori, precisó el catedrático universitario que ha sido también consultor de la Comisión Económica para América Latina (Cepal). Se tomaron medidas, una vez que ''nos tronó el problema''.
En los consejos de administración donde antes estaban los funcionarios públicos, ''no sustituimos a éstos por órganos de regulación apropiada''.
Por ejemplo, dice, ''quisimos hacer la liberalización financiera, pero no se nos ocurrió que teníamos que cambiar todas las reglas de la supervisión prudencial de la banca y del sector financiero. En el campo, quitamos los precios de garantía que daban certeza al productor, pero hoy no hay la institución de mercado que haga esa función''.
En consecuencia, apuntó el ex funcionario público, ''creamos en el país una serie de vacíos institucionales que son costosísimos. Un ejemplo claro, abundó, es que abrimos abruptamente la economía y las finanzas, sin pensar en nuestros trabajadores y empresas medianas y pequeñas''.
Ibarra Muñoz añadió que en este proceso no se pensó que las pequeñas y medianas empresas, que representan 98 por ciento de la planta productiva, difícilmente podrían adaptarse a competir abiertamente en los mercados internacionales.
La consecuencia es que se perdieron fuentes de empleo y una enorme riqueza productiva. Todo esto se pudo haber prevenido si se hubieran dado los apoyos para que sobrevivieran, como ocurrió en otros países.
Impresionante crecimiento del empleo informal
De acuerdo con el análisis hecho por Ibarra Muñoz, el crecimiento de la economía se ha estancado en los últimos 20 años y, en contraparte, el empleo informal ha crecido de manera desorbitada en México. Según algunos cálculos, agregó, oscila entre 44 y 55 por ciento de la fuerza de trabajo. Este fenómeno no es alentador porque todos esos trabajadores están fuera de las redes de seguridad social.
En síntesis: se liberó la economía y se transfirió poder del Estado al mercado y ello desembocó en una mayor concentración del ingreso, recalcó.''Liberalizamos abruptamente, no cuidamos a nuestra planta productiva mediana y pequeña, y tampoco lo hicimos con nuestros campesinos. Eso dio origen a que el ingreso se contrajera aún más''.
Hemos pasado de proteger al grueso de la población, de los empresarios y la clase trabajadora, a una situación donde los ganadores en el nuevo sistema son pocos. Entonces hay una enorme disparidad de números y los ahorradores son los únicos que se benefician con las enormes tasas de interés, fenómeno que plantea en El Nuevo orden internacional, editado por Nuevo Siglo/Aguilar, que ya empezó a circular.
Ibarra Muñoz plantea en su trabajo que el desmantelamiento de los nacionalismos y la supresión de las fronteras económicas han causado estragos mayores en casi todas las sociedades periféricas. La libertad de mercados parece volver triunfante de la batalla contra el intervencionismo estatal, la burocracia y los atentados limitantes a la libertad individual, escribe.
Expresa que la producción mundial ha evolucionado pausadamente y que en este proceso se desvaneció la idea de la función reguladora de las instituciones que permiten la cooperación y la resolución de conflictos e intereses y objetivos.
Plantea además que el resquebrajamiento de los Estados benefactores es un retroceso democrático que no encontrará solución expedita.