La Jornada miércoles 23 de febrero de 2000

Carlos Marichal
Hijos de la deuda: los Ipabonos

No deja de sorprender el afán de los tecnócratas financieros por incrementar cada vez más las deudas que tendrán que cargar los contribuyentes mexicanos. Esta semana se inaugura la venta en los mercados financieros de los nuevos y peligrosos Ipabonos, títulos que intenta colocar el Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB), con lo que aumentarán los pasivos de esta peculiar institución que está destinada a honrar todos los créditos (buenos y malos) heredados del Fobaproa, hipotecando recursos públicos con ese fin.

De acuerdo con el tesorero de la Federación, Jonathan Davis Arzac, la razón de emitir estos extraños Ipabonos (que nos recuerdan a los nefastos Tesobonos) es que el IPAB afirma que no cuenta con suficientes recursos para cubrir los millonarios pagos que habrá que realizar sobre los pagarés regalados a los banqueros por el Fobaproa así como los gastos incurridos en el salvataje de dos bancos pésimamente mal administrados, Serfin y Bancrecer. Para cubrir los pagos de este año, el IPAB depende fundamentalmente de los 34 mil millones de pesos aprobados por el Congreso en el presupuesto del 2000 para ese fin. A ello se agregan 20 mil millones de pesos que espera se obtengan de la subasta de activos del mencionado instituto y unos escasos 4 mil millones de cuotas que, de manera optimista, dicen los funcionarios que esperan que los bancos aporten.

Sin embargo, hay un problema, pues el total que el IPAB tiene prometido pagar a los banqueros este año es de cerca de 100 mil millones de pesos. En otras palabras, faltan reunir por lo menos 40 mil millones de pesos más. ƑCómo piensan lograr este milagro los magos de las finanzas mexicanas? Pues, como de costumbre: aumentando la deuda, garantizada con deuda fiscal. Así, el IPAB comienza a vender Ipabonos por mil millones de pesos cada semana hasta julio, cuando el plan es aumentar las colocaciones a 2 mil millones por semana hasta fin de año.

En suma, puede esperarse que para comienzos del nuevo sexenio habrá aumentado la deuda del IPAB en casi 100 mil millones de pesos. Estas cifras alucinantes nos hablan de la reedición de un proceso familiar en el México contemporáneo que consiste en hipotecar los ingresos públicos a futuro con nuevas deudas, para alimentar a los inversores y banqueros. Así, las deudas se van multiplicando con nuevos hijos cada año y, no debe olvidarse, que el IPAB planea realizar estas operaciones šdurante los próximos 20 años! Si ello ocurre, la mayoría de los mexicanos del nuevo milenio tendrán que dedicarse casi exclusivamente al pago de deudas ajenas, a costa de sacrificar todo lo demás que ofrece la vida. Falta que en el debate presupuestal de este año, los diputados resuelvan que ya de una vez es indispensable investigar y reducir esta deuda antes de que nos coma vivos a todos.