VIERNES 25 DE FEBRERO DE 2000

* Los profesores tendrán acceso a sus cubículos


Acuerda la asamblea de Ciencias cerrar instalaciones una semana

Roberto Garduño E. * La asamblea de estudiantes del comité de huelga de la Facultad de Ciencias resolvió cerrar las aulas del plantel a partir del lunes próximo y hasta el lunes siguiente; también determinó obstruir el reloj checador de los trabajadores, retomar, entre el domingo y el lunes, la imprenta, y dejar abierta la biblioteca y los cubículos de los profesores de la escuela.

De esta forma los alumnos que pugnan por mantener el movimiento de huelga hasta que se libere a los estudiantes presos y se resuelvan los seis puntos del pliego petitorio, acordaron reiniciar un paro parcial en el plantel.

Reunidos en la zona conocida como el lagartijero ųpues el auditorio permaneció cerradoų, los huelguistas discutieron desde la mañana si mantenían abierta su escuela o la cerraban, como al final se resolvió. Distintos fueron los argumentos; hubo quien reclamó que sus compañeros deban pagar 50 mil pesos de fianza, "por algo que no se robaron; cuando El Divino pagó 26 mil pesos de fianza por haberse robado 80 millones de dólares; cuando Raúl Salinas va a salir libre cagado de risa... esto es un llamado a la conciencia, esta universidad fue forjada por verdaderos universitarios".

Pero también se vertieron posturas que llamaban a la conciliación, tal fue el caso de un alumno de nombre Alfonso, "veo con mucha tristeza y mucho enojo que se han abierto los caminos de la violencia y de la intransigencia. A los compañeros que están por la huelga les pido que dejen esos términos de fascistas y esquiroles; y a los que quieren clases a ultranza, que respeten los derechos de los otros. Esta universidad no son las instalaciones; nosotros somos la universidad; ya basta de pensar que cerrando las instalaciones podemos resolver el problema. Yo pregunto: Ƒcon cuántos meses más de huelga vamos a sacar a los compañeros?".

Mientras Marco, otro integrante del CGH, cuestionaba la estadía de Fernando Magaña en la dirección de la escuela, y proponía sacar el escritorio del funcionario de la oficina, "para desarticular a la derecha de esa facultad", a un costado del lagartijero ocurrían diversos intercambios entre alumnos prohuelga y antiparistas:

ųƑCómo nos piden que participemos si ustedes son una minoría y ni siquiera nos dejan participar en las mesas? ųreclamaba una muchacha.

ųUstedes no se han acercado ųrespondió un huelguista.

ųNo, ustedes se han puesto muy intransigentes; apenas son 300 y son una minoría ųreviró la joven.

Después la lista de oradores fue larga; intervinieron Ana, Nadia, Daniela, Lev y muchos más. Aquello duró hasta entrada la tarde, cuando una alumna anunció que el director Fernando Magaña se entrevistaría a las 17 horas con ellos.

Mientras el tiempo transcurría, entre los alumnos empezaron a circular diversos volantes, uno de ellos contra distintos medios de comunicación...

El documento a media cuartilla retrata la vida de los estudiantes universitarios: "Hay alumnos que comen hoy más o menos lo mismo que comes tú (arroz, papa, frijoles, huevo, tortillas), se transportan en micro o en camiones rojos, visten ropa usada o a veces hecha en casa con telas corrientes; se toman un te cuando les duele algo; no van al cine; fueron de vacaciones al Zócalo, y para estudiar no tienen más que sus apuntes y a veces copias fotostáticas de un libro o revista, y estamos conscientes de que no podemos pagar colegiaturas, y cuando tengamos hijos, no podremos pagarlas tampoco para ellos".

 

No permitiré el paracaidismo

expropiatorio: Magaña

 

Después de las 17 horas en la dirección ocurrió el encuentro entre huelguistas y Fernando Magaña. Difícil, en ocasiones a punto del rompimiento, se dio la reunión.

Los estudiantes demandaron, sin éxito, que el director les autorizara revisar los expedientes de los alumnos presos y de aquellos que han participado en el movimiento de huelga, para convencerse de lo que Magaña les decía, que él no presentó ninguna denuncia contra ellos.

En un estira y afloja, el intento de los huelguistas no fructificó y el funcionario se sostuvo en su dicho: "No permito que nadie vea tu archivo (se dirigía a una joven) y por elemental lógica no aceptaré que nadie revise los archivos de la facultad. Es una cuestión de respeto para todos los integrantes de la comunidad".

Ana, quien integró la comisión de los estudiantes, demandó el regreso de la máquina Multilith, que fue extraída durante el operativo policiaco del 6 de febrero, a los cubículos estudiantiles, y reclamó que se acuse al CGH de haber robado material y equipo de la oficina de publicaciones de Ciencias. El doctor Magaña calificó aquellas aseveraciones de absurdas.

ųƑDónde está el archivo histórico del movimiento estudiantil; dónde están nuestras mochilas; dónde están nuestros sleepings; dónde está todo lo que sacaron? šRegrésenlo de inmediato! ųcuestionó Ana.

ųNo tienen ningún derecho de ocupar espacios por la fuerza; ustedes los tomaron por la fuerza y eso no lo puedo consentir. Hay muchos estudiantes que exigen un espacio. Yo no puedo consentir que tomen el equipo de la facultad. ƑQuieren espacios? šLes doy los espacios pero si son verdaderos estudiantes, porque no voy a permitir el paracaidismo expropiatorio! ųreplicó el director de Ciencias.

Después de eso, el encuentro fue un ir y venir de reclamos de los estudiantes, y de Fernando Magaña para que devuelvan el equipo que se tomó en la escuela, con valor de un millón de pesos, según el funcionario. Afuera de la dirección los alumnos escuchaban a través de bocinas la discusión y replicaban con gritos cada respuesta del funcionario, hasta que éste se desesperó y, molesto, les dijo: "šAhí muere, ahí muere!".

Pero antes de culminar aquella difícil reunión, Ana alcanzó a tomar el micrófono y espetó: "Quiero decirle que la asamblea determinó pedirle su renuncia".

Afuera en el lagartijero los estudiantes en favor de la huelga gritaron a coro: "Fuera, fuera, fuera".