La factura

* Luis Javier Garrido *

La lucha por la defensa de la universidad pública mexicana no ha terminado, como se pretende. Apenas empieza.

1. La movilización histórica del Consejo General de Huelga por los derechos de los jóvenes y del pueblo mexicano a tener una educación superior gratuita, y a fin de detener el proceso de privatización de la UNAM y acabar con el autoritarismo y la corrupción prevalecientes no ha concluido ya que las causas que le dieron origen están ahí, tan vigentes como antaño, aunque se pretenda lo contrario.

2. El triunfalismo de las autoridades universitarias que con un alto grado de cinismo proclaman "la normalización" de las actividades y estar en vías de "la nueva universidad", como si nada hubiese acontecido, y con cientos de estudiantes detenidos, es uno más de los signos preocupantes de los tiempos que vienen. El rector y sus colaboradores no parecen darse cuenta que el 6 de febrero constituyó una derrota no sólo para ellos sino para la UNAM, que estaba obligada a abordar el conflicto por la vía del diálogo, y que "la recuperación de las instalaciones" por un operativo policiaco-militar, la campaña de linchamiento del CGH por los medios y el intento de organizar un congreso universitario sólo con el apoyo de la derecha, y de los profesores y estudiantes perredistas no lleva más que a ahondar la crisis, porque nada está resuelto ni podrá resolverse por esa vía.

3. El CGH está todavía ahí como la expresión de un estudiantado en movimiento que habrá de saber transformarse ante la nueva situación, porque sus demandas no han sido satisfechas, y tiene más que nunca una autoridad moral de la cual carecen sus detractores: incluidos los "profesores eméritos" y todos aquellos que sin pudor los combatieron, calumniándolos y tergiversando el significado de sus acciones y que ahora hacen el ridículo insistiendo en las mismas imputaciones para prender justificarse, porque quieren ignorar que el sentido de la lucha de los estudiantes continúa siendo el mismo. La amenaza de privatización y de desmantelamiento de la UNAM sigue pendiendo sobre de ésta más que nunca, y lo único que ha cambiado es que, de nuevo, las autoridades creen que tienen vía libre para ello.

4. El PRD, como se sabe, ha variado en 180 grados su posición frente a algunas cuestiones estratégicas, y ya no propone una petroquímica en manos de la nación, claudicó en defender a una industria eléctrica nacionalizada y no se opone a la privatización de la UNAM, como lo evidenció a lo largo de 1999. Tras su doble discurso de ser al mismo tiempo gobierno y oposición, fuerza anti neoliberal y de la globalización, no puede ocultar que, como el PSOE, es ya: a) un partido funcional a las políticas del FMI y b) una fuerza política "institucional" que se opone a las organizaciones populares que no puede controlar, y que acepta en consecuencia que, c) a cambio de coadyuvar al control de los movimientos sociales, tendrá mayores espacios de participación política, como acontece en la UNAM, donde los perredistas están pasándole ya la factura de sus servicios al gobierno (y al rector). De ahí lo que todavía sorprende a muchos.

5. ƑCómo pueden los miembros de un partido que pretendían tener otra ética política colaborar en altos cargos con autoridades universitarias que rechazaron la vía del diálogo, se impusieron a través de la fuerza policiaco militar y tienen a cientos de estudiantes y profesores presos?

6. El esquema oficial no toma en cuenta, sin embargo, una cuestión muy elemental como es el hecho de que la mayor parte de los ciudadanos y de las fuerzas sociales organizadas se hallan fuera del control de los partidos. La expectativa de la Secretaría de Gobernación de que el trabajo sucio que los profesores y estudiantes perredistas le han estado haciendo a la rectoría pueda conducir a un congreso funcional a las autoridades, y a una privatización sin sobresaltos de la universidad no es en consecuencia más que una pretensión insensata. Los acontecimientos de la Escuela Normal Rural de El Mexe, en Hidalgo (19 de febrero), están ahí para comprobarlo: las fuerzas populares actúan fuera del ámbito de los partidos.

7. Las autoridades de la UNAM olvidan además algo esencial, y es el hecho de que la mayor parte de los miembros de la comunidad universitaria, aún aquellos que estuvieron al margen de la huelga, no quieren retornar a la misma universidad, marcada por la negativa de sus autoridades al diálogo, por el autoritarismo y por la corrupción, por la ausencia de mecanismos democráticos internos.

8. La credibilidad de los actuales funcionarios de la UNAM es nula, y como si necesitaran demostrarlo aún más, las denuncias están ahí: se siguen haciendo cobros ilegales en los trámites de inscripción y se mantiene la relación con el Ceneval, las amenazas y el amedrentamiento están a la orden del día. La rectoría ofreció dialogar con el CGH al terminar la huelga, y no sólo no ha hecho ningún movimiento en esa dirección sino que parece estar empeñada en que se libren nuevas órdenes de aprehensión contra los estudiantes.

9. La ocupación policiaco-militar de la UNAM no derrotó, a pesar de lo que se diga, al CGH sino al rector y a sus colaboradores, a los "eméritos" carentes de la fuerza de la razón y a los artistas y escritores que tartufamente crearon las condiciones para que las autoridades incumplieran lo acuerdos de Minería y se cerraran al diálogo, y al PRD que traicionando los principios que sustentaron su creación combatió y sigue combatiendo al CGH: al sistema político en su conjunto.

10. El movimiento estudiantil ha tenido hasta ahora la fuerza de la razón y en esta nueva etapa sabrá encontrar la vía para superar todos los obstáculos, porque los jóvenes saben que está de por medio la supervivencia de la Universidad Nacional. *