La Jornada domingo 27 de febrero de 2000

Guillermo Almeyra
Eliancito y la hipocresía

La retención en Estados Unidos del balserito huérfano bate todos los records de hipocresía y de cinismo. El Estados Unidos oficial hace gárgaras cotidianamente con la palabra "familia" como fundamento del orden social, pero sin embargo ni siquiera respeta la patria potestad en el caso de Eliancito, lo secuestra y lo retiene ilegalmente como rehén, sin el menor escrúpulo y apelando a triquiñuelas seudolegales de baja estofa que ni siquiera se preocupa por disfrazar, tanto es su desprecio por la ley y por la opinión pública internacional. La base de este espectáculo obsceno, de este juego con la vida de un niño y con su salud síquica, es clara: Eliancito es rehén de la derecha ultraconservadora y los demócratas, comenzando por el gobierno de Clinton, no quieren desafiar a aquélla ni tener problemas con el poderoso lobby anticastrista de Miami.

Aunque Clinton, una parte del Departamento de Estado y de los medios empresariales, así como la mayoría de los estadunidenses sean contrarios a quienes se arrojaron como buitres sobre el niño náufrago para hacer su propio negocio político, no están dispuestos sin embargo a atajarles el paso a los ultrarreaccionarios, pues su primera preocupación son las elecciones y temen darles armas y victorias ideológicas al gobierno de Fidel Castro.

La primera potencia "democrática" viola así cínica y abiertamente el derecho de familia, la ley internacional, los acuerdos firmados entre los países, la decencia y la moral cristiana tan predicada por el establishment estadunidense. Eliancito, un niño recién huérfano, deseoso del cariño de su padre, sus abuelas, sus amigos, su pueblo, es utilizado obscenamente como una simple pieza electoral y en el juego de poder de los distintos grupos de Miami, en su relación con la Casa Blanca y con La Habana.

Es notable al respecto que quienes claman contra la violación de los derechos humanos en Cuba no digan nada ante este atentado contra la civilización y que quienes nunca se cansan de pedir una injerencia "humanitaria" contra los países enemigos de Washington ni siquiera pidan una intervención humanitaria de sus respectivos gobiernos para impedir la destrucción y corrupción de un niño de seis años. Pero así son algunos "demócratas"...

A su vez, el gobierno cubano, que se encuentra en un terreno jurídicamente sólido al exigir la devolución de Eliancito a su padre, aprovecha el caso para lanzar una cortina de humo que le permita no discutir el problema de la emigración y de la libertad de información. El también aprovecha a Eliancito para reforzar la base principal del consenso con que cuenta ųla decisión de los cubanos de ser libres de Estados Unidosų y evitar hablar de los problemas que le hacen perder consenso popular.

Es evidente que si muchas personas prefieren correr el riesgo de perder la vida lanzándose al mar con medios de fortuna eso no se debe, como dicen los ultrarreaccionarios en Miami, a un disenso político exacerbado. Cubanos que emigran a Estados Unidos han existido siempre, con todos los regímenes. Y cientos de miles de mexicanos, centroamericanos, haitianos, caribeños, arriesgan igualmente su vida, atraídos por el mercado estadunidense que, creen, les ofrece un futuro mejor. Esa emigración económica es simplemente la expresión de cómo reacciona la mercancía fuerza de trabajo que, como cualquier otra, va hacia donde la demanda es mayor y el precio es mejor.

Los millones de emigrantes que cruzan todas las fronteras entre los países más pobres y los más ricos en todos los continentes del mundo ni son "mártires de la libertad" ni "traidores" a sus países y la ideologización de su tragedia es sencillamente infame. Pero a esta circulación dramática de las esperanzas y la fuerza de trabajo se añaden las trabas políticas a la libre circulación de ideas e informaciones, que magnifican y deforman la tragedia de la ruptura con el suelo natal.

Una cosa es la debida solidaridad con Cuba frente a las agresiones, pero Ƒpor qué, en efecto, impedir en Cuba la información no oficial o incluso la hostil, en vez de discutir con ella, de desenmascararla? ƑPor qué el paternalismo burocrático? ƑPor qué no abrir espacios plurales, democráticos, para la expresión de todos, contrarrestando así con mucha mayor eficacia los métodos de guerra sucia en la información y la ilegalidad de Washington? ƑPor qué no discutir las sucesivas migraciones y cómo reorganizar la economía cubana de modo de reducirlas y de aminorar los peligros y los sacrificios en que incurren los que, con el alma en pedazos, dejan su país quizás para siempre?

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