Ť ''No se trata de trabajos costumbristas'', explica el pintor suizo
Roger von Gunten exhibe Mar de pericos, tras una ausencia de 4 años
Ť En la obra de 37 lienzos y 12 dibujos las mujeres y los peces ocupan un lugar preponderante
Miryam Audiffred Ť Roger von Gunten es un hombre de metáforas sencillas e imaginativas. "Cuando trabajo -ha dicho el artista suizo-, lo que hago es pintar un solo cuadro bajo el cual había otro y otro... y así, ad infinitum". Puede ser. Tal vez el origen de los jardines paradisíacos que habitan sus lienzos está en los secretos actos de magia que -con ayuda de un pincel y una amplia gama de colores- practica en Tepoztlán o en el perfume que aromatiza los vientos de lugares lejanos, como Indonesia, donde el pintor creó Mar de pericos, muestra que será exhibida en la galería Juan Martín a partir del miércoles.
Realizada durante su estancia en Indonesia, esta exposición reúne 37 pinturas y 12 dibujos en los que, como siempre, las mujeres, los peces fálicos y los organismos marinos ocupan un lugar especial.
Si bien las nueve telas y los 28 acrílicos que serán expuestos en el recinto, dirigido por Malú Block, rompen el relativo silencio en el que el artista se sumergió a partir de 1996 -cuando presentó su última exposición individual-, las piezas también inauguran una nueva etapa de su trayectoria artística.
"Creo que mis obras se volvieron muy complicadas durante mi estancia en Bali y que hay en ellas un cierto realismo -dice el también escultor-. Pero debo aclarar que no se trata de trabajos costumbristas'', sino de piezas que retratan la imponente vegetación de la isla, sin perder el toque de ingenuidad que caracteriza su labor.
Ya lo dijo alguna vez el escritor Juan García Ponce: ''Dentro de su aparente libertad, dentro de su radical inocencia, todas las obras de Von Gunten son el resultado de un meticuloso dominio del oficio mediante el cual el artista puede pintar como si sólo nos ofreciera lo que vio, porque ha conseguido que la técnica le devuelva la inocencia de su mirada''.
Obsesión infantil
Entrevistado a las faldas del Tepozteco -sitio en el que vive desde 1982-, Roger von Gunten habla de su viaje a Bali y Lampung, al tiempo que recrea muchas de las anécdotas vividas durante la creación de obras como El jardín desde la terraza, Hacia la montaña y Periquito rey.
Amante de la naturaleza y aventurero incansable, comenta que fue en 1986 cuando comenzó a buscar un lugar tranquilo donde trabajar un año. Antes ya había viajado a Vancouver e Ibiza y vivido en Tacámbaro, Michoacán, y San Miguel de Allende, Guanajuato.
Atrapado por la "configuración" de Indonesia, decidió lanzarse al sureste de Asia, pero situaciones laberínticas, que lo llevaron a los juzgados, se lo impidieron, hasta que, en marzo de 1998, puso un pie en el avión que lo trasladaría al archipiélago en el que ''todo es especialmente bello''.
Nacido en Zurich en 1933, Von Gunten recuerda que creció imaginando la cultura de Java, una de las islas de Indonesia. ''Durante mi infancia -dice-, llegó a mi clase un muchacho que era medio javanés y que me invitaba muy a menudo a su casa.
"Su madre me impresionó muchísimo porque era preciosa, tranquila y nunca le gritaba a su hijo, como todas las mamás que conocía".
Seguro del nexo emocional que desde sus 11 años se tendió con las islas asiáticas, el pintor llegó a Indonesia para toparse con un mundo mucho más hermoso de lo que había imaginado.
El documental realizado por Miguel Covarrubias a principios de este siglo era su punto de partida y también su realidad. "Era como si el tiempo no hubiera pasado por esas islas -expresa-. A excepción de las motonetas que pueden verse en las calles y de las mujeres que hoy caminan con los senos cubiertos, yo diría que el mundo capturado por Covarrubias está tan vivo y fuerte como entonces".
En el ombligo del mundo
Roger von Gunten es un artista brioso que planea en todas sus obras un perpetuo "jardín de las delicias" donde el sexo y la orgía no conocen el pecado original, ha dicho la crítica de arte Teresa del Conde.
Pero también es un hombre sensible al ambiente y las tradiciones. ''Tenía planeado ir a pintar en Bali y no ir a pintar Bali'', explica el artista. Sin embargo, las costumbres y el paisaje del lugar lo atraparon de tal forma que el cambio quedó plasmado en su trabajo y personalidad.
ƑY quién no puede sentirse renovado después de pasar varios meses en una isla cuyo mar está lleno de colores?
Curiosamente -comenta Von Gunten- los balineses no suelen bañarse en la playa, porque el mar es el hogar de los demonios. Prefieren mirar al volcán y a la tierra en la que habitan sus dioses.
"Se consideran el ombligo del mundo" y sus costumbres deben ser respetadas también por los extranjeros así que -como el pintor lo señala- "la presión era muy fuerte", tanto que a los cinco meses decidió establecerse en una isla vecina: Lampung.
En fin, puede decirse que en Mar de pericos está el retrato más actual de un pintor que llegó a México hace 45 años y se unió a uno de los movimientos más importantes de la historia plástica nacional. Hoy su nombre está unido al de quienes, como Vicente Rojo y Manuel Felguérez, son parte de la llamada generación de la ruptura; propuesta plástica que se opuso abiertamente a los rígidos postulados del muralismo.