Ť La semana política en Estados Unidos
Ť McCain provoca dudas en la candidatura presidencial republicana
Ť Bush, obligado a buscar el apoyo del ala derecha de su partido
Ť En las primarias de principios de marzo se definirá al ganador
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 26 de febrero Ť La capacidad del senador John McCain para ganar varias de las elecciones primarias del Partido Republicano, frecuentemente con el apoyo de votantes demócratas (en las entidades donde esto es permitido) ha sorprendido a los promotores de la candidatura presidencial del gobernador George W. Bush y provocado dudas sobre su eventual posibilidad de ganar los comicios generales de noviembre.
Vale tener cuidado y no distraerse con el ruido sobre las elecciones primarias hasta la fecha. Comentaristas y medios han festejado el hecho de que esta competencia por la candidatura presidencial republicana no ha sido tan aburrida como habían esperado, después de los sorpresivos triunfos de McCain en New Hampshire, Michigan y Arizona. Pero el concurso real donde se definirá quién será el candidato republicano, se realizará a principios de marzo en California, Nueva York, Georgia, Texas, Ohio y Florida.
Estas elecciones primarias harán que la competencia entre McCain y Bush llegue a su fin para fines de marzo, y virtualmente garantiza la coronación de Bush como el candidato republicano, como se esperaba desde un principio. Pero los problemas reales para el gobernador de Texas probablemente apenas comenzarán.
Este cálculo, de hecho, podría explicar por qué activistas del Partido Demócrata en Michigan y en otras entidades decidieron participar en las primarias republicanas (en pocos estados, las elecciones primarias están abiertas a cualquier empadronado, pero en la mayoría sólo son para miembros del partido) y votar a favor del opositor de Bush, John McCain.
Aunque McCain ha afirmado que obtuvo el voto de demócratas e independientes en las primarias por su mensaje político, estrategas del Partido Demócrata han comentado a La Jornada que la razón verdadera podría haber sido mucho más cínica. Al obligar a Bush a competir en la fase de primarias durante más tiempo y de forma más desgastante de lo previsto, los demócratas esperaban debilitar al candidato para la fase de las elecciones generales que culminarán en noviembre. El argumento es que si Bush es presionado a tomar posiciones más extremas ahora, éstas podrían ser utilizadas en su contra por los demócratas en otoño.
Hasta el momento, esta estrategia ha funcionando. Para ganar la candidatura republicana Bush, enfrentado con el fenómeno McCain, ha debido refugiarse en el apoyo del ala derecha de su partido y, al hacerlo, ha enajenado a sectores moderados de dentro y de fuera, cuyos votos necesitará en la elección general. Varios gobernadores republicanos moderados se han quejado por la decisión de Bush, por ejemplo, de visitar una universidad ultraconservadora en Carolina del Sur. "Estúpida" fue la palabra que usó el gobernador de Connecticut, John Rowland, para describir la decisión de Bush de visitar la universidad Bob Jones, institución que perdió su calidad de organización exenta de impuestos al no permitir el ingreso de estudiantes negros; además, lleva el nombre del hombre que en una ocasión calificó a la Iglesia católica como "un culto satánico".
El gobernador de Texas también ha sido criticado por haber aceptado el apoyo de Pat Robertson, fundador de la ultraconservadora Coalición Cristiana. Algunos estrategas republicanos moderados creen que el mensaje antigay, y antiaborto de Robertson dificultará el intento para unificar al Partido Republicano frente a la elección general. Además, Robertson ha sido criticado por sus comentarios anticatólicos.
"Lo más importante es crear una coalición que pueda ganar en el otoño", afirmó ayer la gobernadora republicana de Nueva Jersey, Christine Todd Whitman. "Puede ser peligroso si uno empieza a marginarse de cualquier manera".
Whitman y otros republicanos moderados están preocupados de que Bush pueda ser percibido como anticatólico. Los que se identificaron como católicos en 1996 representaron 29 por ciento del electorado, y cualquier candidato que sea percibido como anticatólico enfrentaría serios obstáculos para ganar las elecciones. "El voto católico es crítico en las ciudades industriales del medio oeste", afirmó Scott Reed, el estratega que manejó la campaña presidencial del republicano Bob Dole en 1996. "Tenemos que atraer a los católicos para poder ganar".
A fines de esta semana, Bush intentaba nuevamente subrayar su amplio alcance entre los diversos sectores de su partido. "Rechazo la intolerancia, el prejuicio, rechazo el anticatolicismo y el racismo", dijo. Pero como lo señaló un demócrata liberal, Bush sigue trabajando con Pat Robertson, y los demócratas sonríen.