JUEVES 2 DE MARZO DE 2000

* Comienza el ciclo Umbral 2000 que organiza el Instituto Goethe


En vez de curar, la Iglesia genera neurosis interminable: Drewermann

* Tergiversar el mensaje de Jesús, grave error de esa institución, sostiene el especialista

* El Papa y los obispos administran un sistema del saber absoluto más riguroso que el militar, dice

Pablo Espinosa/ I * La Iglesia católica, dice en entrevista Eugen Drewermann, ha cometido un grave error al tergiversar el mensaje de Jesús, convirtiéndolo en un sistema del saber absoluto administrado por los obispos y el Papa y que es más riguroso que el sistema militar; pone a las personas en lucha constante contra sí mismas, mediante la manipulación de los sentimientos de culpa, la coptación de la libertad de pensamiento y de vida sexual. ''Observo que Freud sigue teniendo razón: en vez de curar, la Iglesia es una fuente de neurosis interminable".

Drewermann es uno de los grandes personajes de la cultura alemana. Temido por el poder eclesiástico, respetado por la independencia y solidez de sus ideas, este teólogo y sicoanalista es el primero en aplicar de manera sistemática los procesos sicoanalíticos en la teología, en particular en los territorios de la dogmática, la exégesis y la moral.

 

Obediencia como verdad divina

 

Con su ponencia ''Clérigos. Psicograma de un ideal", que dictará hoy a las 11:00 horas en la Universidad Iberoamericana, plantel Santa Fe, y que será comentada por el teólogo Manuel Olimón y el sicoanalista Fernando González, dará comienzo el magno ciclo de conferencias Umbral 2000, que organiza el Instituto Goethe y en el que participarán eminentes pensadores alemanes en conferencias subsiguientes, entre ellos Elmar Altvater, Hans-Otto Dill y Ottmar Ette.

En entrevista con La Jornada, con la traducción simultánea de Frau Edda Webbels, reconocida también por la excelsitud de su trabajo, el doctor Drewermann (pronunciado Dríberman) aborda temas sensibles en la conciencia planetaria.

ųEl sicoanálisis indaga enfermedades, Ƒcuál es la patología del pensamiento eclesiástico?

ųLa Iglesia católica ha cometido un grave error al tergiversar el mensaje de Jesús, convirtiéndolo en una cuestión doctrinal y luego la verdad de Dios la vinculó a un cargo, a una función. Con ello, se le quita a las personas la vida y la personalidad y se instituye un sistema del saber absoluto, administrado por los obispos y por el Papa y a los sacerdotes se les enseña que ellos son algo muy especial debido a la consagración que han recibido por parte del obispo. De esa manera, se les somete a una obediencia absoluta y en realidad se da una situación más estricta, más rigurosa que en el sistema militar. Un oficial tiene que ejecutar una orden, pero todavía tiene el derecho de considerar que esa orden es errónea. El concepto de obediencia de la Iglesia católica, en cambio, espera que todo lo que disponga el Papa o el obispo se acepte como verdad divina.

''Con ello, se le quita a las personas la libertad del pensamiento y la confianza en sí Los seres humanos se enferman si se les impide so–ar, afirma el te—logo y sicoanalista alem‡n Eugen Drewermann n Foto: Omar Meneses mismas y en conjunto se da una reforma de religión que se establece en el superyo. En ese punto, el sicoanálisis implica un verdadero umbral cultural. En el futuro, la religión sólo puede ser una función del yo, no del superyo porque mientras lo sea se basa en una violencia interiorizada, en la dependencia del sujeto, en sentimientos de culpa interminables, en un enorme aparato de mediación entre el ser humano y Dios, un aparato que no supera el miedo sino que lo reproduce constantemente. Existe un gran carga del pasado que al mismo tiempo obstruye el camino hacia el futuro. A ello se añade que nadie se puede convertir en sacerdote de la Iglesia católica si no evita toda experiencia y toda vivencia sexual, so pena de cometer pecado y con ello se excluye a la mitad del mundo de la realidad de una experiencia personal y se involucra a las personas en una lucha constante contra sí mismas.

''En el sentido de Sigmund Freud, en estas condiciones tenemos una gran similitud de la sicología social de la Iglesia con el ámbito militar. En el fondo es una actitud de la era de piedra, un aparato arcaico dentro del cual se trata de involucrar a los seres humanos en un diálogo orientado hacia el centro patriarcal de la monarquía papal.

''A partir de ahí hay tres circunstancias: la represión, la autoridad paterna y la ambivalencia de la imagen de la mujer. A ella se le entroniza como la eterna virgen pero en la Tierra sólo se le acepta o se le desea ver como madre. La mujer real hace sentir incómodo a todo el aparato eclesiástico. Esto va dirigido contra el verdadero mensaje de Jesús y contra todo aquello que los seres humanos en realidad necesitan. Uno como cristiano sólo puede compartir la esperanza del ateo Sigmund Freud, de que la humanidad pueda contar con un mejor estado de conciencia, porque si la religión fuera una función del yo, los seres humanos adquirirían su independencia, serían capaces de dialogar entre sí, vivir en el presente, configurar de manera creativa un futuro abierto, serían seres capaces de reaccionar de manera flexible ante situaciones diversas, pero todo esto incide con la pérdida del poder de una autoridad central y es ese poder que el cristianismo, entendido en mis términos, en lo sustancial es una religión terapéutica a diferencia, por ejemplo, de la religión judía o del Islam que en lo sustancial son religiones definidas por su ley.

''Considero que deberíamos recuperar del sicoanálisis para el cristianismo al menos un elemento sicoterapéutico: uno puede ayudar realmente a una persona si deja de moralizarla, de censurarla, de dirigirla, de manipularla, en fin de hacer todas aquellas cosas que hoy en día desgraciadamente todavía se definen como labor pastoral.''

 

La gracia, comprender para ayudar

 

''Uno sólo puede ayudar a una persona si trata de comprenderla como tal, como es. Eso en el lenguaje teológico es en realidad lo que significa la gracia. El cristianismo en el fondo es genial en ese aspecto al reconocer que los seres humanos no pueden ser buenos sólo por el hecho de que existan mandamientos. Ser bueno sólo se puede lograr mediante la bondad, en la cual puede creer incondicionalmente.

''Así es como debería ser la Iglesia. En lugar de ello observo que Freud sigue teniendo razón: en vez de curar, la Iglesia es una fuente de neurosis interminable, especialmente en el ámbito sexual, por la supresión total de las seis séptimas partes que se ubican en el nivel inconsciente. Se reduce la persona a conciencia y libertad pero entonces, por ejemplo, no se entienden las tragedias que se pueden dar en el matrimonio. Simplemente se prohíbe que vuelvan a contraer matrimonio los divorciados. Ese es tan sólo un ejemplo. Un segundo ejemplo radica en la importancia que se asigna a las imágenes y a los sueños.

''Las personas se enferman si se les impide soñar. El cristianismo formuló sus dogmas en los conceptos y términos de la filosofía griega y eso la ha conducido a una cadena de violencia y de marginación y es una situación que persiste hasta la actualidad. Si las imágenes de la fe se interpretaran a la manera de los poetas y de los pintores sería un lenguaje que invita, un lenguaje de reconciliación y uno se daría cuenta que en el fondo todos los seres humanos en el mundo hablan y comparten ese idioma. La religión se convertiría en una especie de lingua franca entre todos los seres humanos y desaparecería la pretensión de exclusividad absoluta. Las personas volverían a aprender a hablar de Dios en la forma en que lo hizo Jesús.

''El no fundó ningún sistema teológico, sino que él contó historias, habló en parábolas y con eso hizo enorme escándalo, por el mismo hecho de invitar a todos: las prostitutas, los mendigos, todos los que eran despreciados, fueron invitados. En cambio hoy, a una comunión católica no puede ir un judío. En el fondo entonces ni siquiera Jesús podría ir a comulgar, pero tampoco un protestante y desde luego ninguna mujer casada en segundas nupcias o un sacerdote casado, o yo por ejemplo como pecador público que soy."