La Jornada lunes 6 de marzo de 2000

José Antonio Rojas Nieto
Demanda, oferta y precios del petróleo

En la reunión celebrada en Londres el jueves pasado, Arabia Saudita, México y Venezuela reconocieron que el comportamiento reciente de la demanda mundial de petróleo permite impulsar un alza en la oferta por parte de los productores. Según el secretario de Energía de México, en entrevista televisada ese mismo día, se trata de alentar una mayor estabilidad de los precios internacionales, los que a decir del mismo Luis Téllez, se encuentran extremadamente altos. La necesidad de revisar el nivel de la oferta es adecuada; menos porque los precios resulten ser, como se puede demostrar, extremadamente altos; más, sin duda, por el importante repunte del consumo mundial de petróleo que se ha documentado ampliamente. Sin embargo, es erróneo enfrentar la revisión de los niveles de producción con el prejuicio del extremadamente alto precio del petróleo, a pesar de que, efectivamente, hace mucho tiempo que el crudo no alcanzaba el nivel registrado estos últimos días, aunque a nivel promedio del año, el precio esté en el rango de los registros recientes, a excepción del año del desplome, justamente en 1998, en el que la canasta de crudos importada por Estados Unidos registró apenas 12.75 dólares reales de 1999 y el crudo de referencia West Texas Intermediate poco más de 14 dólares de 1999.

Los precios del WTI han alcanzado un nivel cercano a los 31 dólares y la mezcla mexicana de exportación un precio cercanos a los 25 dólares, sin duda el más alto de los últimos años, aunque, de nuevo, no necesariamente extremadamente alto, si en dólares constantes lo comparamos ųcomo hay que estarlo haciendo continuamente y siempre considerando los promediosų con los niveles registrados ya no sólo en los terribles meses de la guerra del Pérsico (aunque sólo por unos días), o en la coyuntura del boom de 1979 a 1981 en que alcanzaron su máximo histórico más reciente (casi 70 dólares reales de 1999 en el caso del mismo WTI y casi 65 (siempre constantes de 1999) en el caso de la mezcla mexicana de exportación), sino en los años previos y posteriores a ellos.

De 1974 a 1978 el WTI promedió 38 dólares y de 1983 a 1985 un nivel de 44 dólares; en 1986 los precios se desplomaron, en el caso del WTI a un promedio apenas ligeramente mayor a los 21 dólares, menos de la tercera parte del nivel alcanzado cinco años antes y nivel real similar al de 1988; y de 1989 a 1997 promediaron 23 dólares, para caer a un promedio apenas a 14 en 1998 y recuperarse un poco en 1999 ųpero sólo un pocoų y llegar a casi 19 dólares. Los dos primeros meses de este año 2000, este crudo de referencia WTI registra un promedio de 27 dólares.

En consecuencia, el promedio de los dos primeros meses de este año es apenas superior en tres o cuatro dólares al nivel registrado los últimos años. Al menos por esto, aunque hay muchos otros elementos a considerar, es prematura e inadecuada la calificación del nivel actual como extremadamente alto, y conduce a una revisión culposa de los niveles de producción, cuando, en todo caso, el análisis sereno de los tres componentes de la demanda debiera ser la guía de esta revisión, es decir, el nivel estructural derivado de la reactivación económica; el nivel estacional específico de estos meses y de los siguientes; y, finalmente, un nivel circunstancial derivado de la situación actual de los inventarios que, evidentemente, por su bajo nivel representarán un componente muy importante en los meses de abril a junio.

La mayoría de los especialistas internacionales más serios y reflexivos, esperan que en la reunión que celebrarán los miembros de la OPEP el lunes 27 de este mes de marzo, se ratifique no sólo la disposición por incrementar los niveles de producción sino la necesidad de enfrentar la revisión de los niveles actuales de la oferta en la perspectiva de satisfacer la demanda.

No hay que olvidar, entonces, que se estima una recuperación estructural de la demanda vinculada a la recuperación económica de un orden de dos millones de barriles. Asimismo, reconocer la dinámica estacional que probablemente conducirá a niveles mínimo y máximo de consumo en los trimestres segundo y cuarto, de poco más de 75 millones de barriles al día en el segundo y cerca de 80 millones en el cuarto, luego de que en el primero se han consumido 77 millones de barriles diarios y en el tercero se esperan consumos también de 77 millones de barriles al día. Y, finalmente, tampoco hay que olvidar ese componente circunstancial de la demanda derivado de la necesidad de cubrir los bajos inventarios de los grandes consumidores de la OCDE, lo que normalmente deberá hacerse en el segundo trimestre del año ųtípicamente el de precios más bajosų, que a decir de los expertos puede representar un en volumen de entre 500 y 600 mil barriles diarios durante los meses de abril a junio.

Frente a esta situación, se espera un acuerdo que inicialmente eleve la producción de la OPEP en un millón de barriles, y la de México, Noruega y otros productores no OPEP en unos 200 a 300 mil más. Con ello, en principio, se espera que se cubra la diferencia registrada en el primer trimestre y los requerimientos del segundo, y que se dé el nivel de producción y precio que justamente los diversos componentes de la demanda están requiriendo.