MARTES 7 DE MARZO DE 2000

Ť Votan ocho contra tres en el pleno de la SCJN


Dictaminan inconstitucionalidad del 8o. de la ley cinematográfica

Ť Se autoriza el doblaje sin restricciones en México

Jesús Aranda Ť Después de una intensa discusión, el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dictaminó en votación dividida de ocho contra tres, la inconstitucionalidad del artículo 8o. de la Ley Federal de Cinematografía, con lo que se abre la puerta para que las películas extranjeras sean proyectadas en el cine dobladas al español sin la restricción de que sean infantiles o de contenido educativo.

La decisión mayoritaria de los ministros se fundamentó en que el citado precepto vulnera la libertad de comercio, garantizada por el artículo 5o. constitucional que determina, también, la libertad ocupacional. Sin embargo la minoría integrada por el presidente de la Corte, Genaro David Góngora Pimentel, el ex presidente de la misma, Vicente Aguinaco Alemán y Olga Sánchez Cordero se opuso al doblaje indiscriminado, porque atenta contra la libre expresión y la creatividad artística del quehacer cinematográfico, y cuestionaron que el único interés de las empresas por doblar las cintas al español ''persigue fines comerciales y no artísticos".

Argumentaron ųy lo confirmarán en un voto particularų que la ley había permitido garantizar ''la defensa del idioma español, la identidad nacional, el respeto a la originalidad e integridad de la obra; el conocimiento de la diversidad de otras culturas''.

Sin embargo, el ministro Sergio Salvador Aguirre Anguiano argumentó en favor del otorgamiento del amparo a la Twentieth Century Fox, Buena Vista Columbia Tristar y United Pictures International, en el sentido de que era falso considerar que la citada ley no afecte las obras originales, ya que la subtitulación ųprevista en el artículo 8o. para todas las cintas que no fueran AA (para público infantil) o documentales educativosų implica modificar la obra original.

Aguirre agregó que no debía desdeñarse el papel de las traducciones que nos han permitido acercarnos a la cultura de otros países y sí destacó que al doblarse las cintas al español, más personas tengan acceso a este tipo de expresión artística.

Capital y cultura se generan en casa

En el ánimo de algunos ministros pesó el argumento de que en el país hay más de 17 millones de analfabetos y que permitir el doblaje de todas cintas ampliaría su acceso. Asimismo, la mayoría estableció que era incomprensible prohibir el doblaje de cintas en el cine y, en cambio, en la televisión sí se permita lo cual, añadieron los ministros, en todo caso habla de desigualdad en detrimento de los demandantes, es decir, las tres trasnacionales citadas.

Por su parte el presidente de la SCJN, Góngora Pimentel, rechazó que el artículo 8o. atente contra la industria del doblaje, al precisar que la idea no es acabar con dicha actividad, sino regularla. ''Los dobladores seguirán doblando las Anastasias, los Hércules y los Pocahontas, y el famoso actor Jorge Arvizu seguirá siendo Pedro Picapiedra''.

Góngora llamó la atención en el sentido de que el asunto del cine ''tiene que ver con problemas económicos y éstos con la soberanía. La cultura es un asunto de soberanía" y remató: ''El capital, como la cultura, hay que generarlos en casa". Dijo que ''la globalización, en todo caso, no debe ser el uniformarnos todos, uniformar la cultura, sino que todas las culturas con sus manifestaciones originales tal y como fueron concebidas, no dobladas".

El presidente del máximo tribunal del país agregó que ''la defensa de la identidad cultural no se hace comprando productos extranjeros y poniéndoles una etiqueta en español; la identidad cultural se defiende creando y produciendo, en este caso filmes. Hay que realizar un cine que refleje la forma de pensar, de ser y de expresar la voz y el idioma de los mexicanos". Y remató al señalar que ''cada vez que se dobla una película de su idioma en original a cualquier otro, se pierde y se mutila la calidad de la obra artística presentada".

Doblar es mutilar, es dañar, es atentar contra los derechos del intérprete, de los actores y contra los derechos de autor de los creadores de la obra original, insistió Góngora, por lo que reclamó que la ley no afectara a las cintas pues, dijo, la subtitulación implica modificar la obra original.

Concluyó que como en España se doblan todas las películas que se exhiben en cine, en ese país ''jamás escucharon la inconfundible voz nasal y mofletada de Humphrey Bogart, ni la voz aniñada y sensual de Marilyn Monroe. Nunca oyeron la voz chillona y desenfadada de John Wayne".

No obstante que la posición de la minoría fue entendida por ministros como Juan Silva Meza, éste precisó que la discusión era sobre un asunto de libre comercio garantizado por la Constitución.