MARTES 7 DE MARZO DE 2000

Ť Era espléndido con policías, fiscales y jueces


Pide la PGJE negar la libertad bajo caución a Fito Patatuchi

Ť En 1995 advirtió que nunca le comprobarían el robo de autos

Andrés Morales, corresponsal/ II y última, Veracruz, Ver., 6 de marzo Ť Nunca me comprobarán el robo de vehículos porque trabajo para "grandes personas", advirtió Rodolfo Patatuchi Domínguez, el zar de los robacoches, al rendir declaración luego de ser arrestado en mayo de 1995.

Efectivamente, el 23 de mayo de l995, el comandante de la Policía Judicial del Estado (PJE), Antonio Rodríguez Hodkings, encabezó un operativo en la carretera La Tinaja para ejecutar una orden de aprehensión contra Rodolfo Patatuchi, propietario de la agencia autromotriz Pana en Tuxtepec, Oaxaca.

Fito Patatuchi estaba acusado por los delitos de fraude, falsificación y uso de documentos fiscales en agravio de Antonio Chiunti y Alejandro Cabañas, que adquirieron dos vehículos de la agencia Pana, que posteriormente fueron identificados como robados.

De acuerdo con la información obtenida en círculos policiacos, luego de un interrogatorio que se prolongó varias horas, Patatuchi advirtió que "nunca (le) iban a comprobarle robo de vehículos", y dejó entrever que trabajaba para "grandes personas". Obviamente, nunca revleó la identidad de éstos ni la de sus cómplices.

Entonces se le dictó una sentencia de cinco años y seis meses de prisión, con carácter inconmutable, como estipula el Código Penal de Veracruz, ya que no alcanzaba la libertad bajo fianza.

Inexplicablemente, dos años después el Consejo Técnico de Prevención y Readaptación Social, tras de analizar el expediente, decidió concederle a Patatuchi el beneficio de la preliberación. Así, a las cuatro de la mañana del 27 de mayo de l997, el reo fue trasladado del penal Ignacio Allende del puerto de Veracruz al de Gutiérrez Zamora, en San Andrés Tuxtla, y dos horas después ya estaba en la calle.

Cuando la prensa local difundió la noticia, hubo revuelo en los ámbitos judiciales y políticos de Veracruz, y tres días después fue destituido el director del penal porteño, Juan Miguel Reboulen Uribe, junto con dos subordinados. A pesar de que no fueron sujetos a proceso penal, su actuación quedó en tela de juicio.

"Nosotros pudimos captar una llamada hecha por Rodolfo Patatuchi desde el penal hasta un lugar del Bajío, específicamente Guanajuato, en la que encargaba un automóvil del año con acabados de lujo y totalmente equipado, porque lo iba a regalar al director de la escuela, y presumimos que la comparación disfrazada fue para el funcionario que lo liberó", reveló un agente.

Fuentes policiacas consultadas señalaron que la "excelente relación" entre autoridades y el zar de los robacoches permitió que éste abandonara la prisión sin cumplir siquiera la mitad de su condena. Hasta finales de 1999, Patatuchi permaneció en su natal Tuxtepec, a pesar de que era considerado prófugo de la justicia por una nueva orden de aprehensión y del hecho de que su filiación aparecía en las páginas de Internet del gobierno de Veracruz, que lo incluyó entre los delincuentes más peligrosos y buscados por la justicia.

"Nunca evadió a la justicia. Desde su liberación estuvo en su domicilio trabajando de manera honesta, nunca anduvo huyendo porque no había necesidad", asegura su abogado Gustavo Domínguez Ortiz.

En Oaxaca, publicó en l994 el periódico El Sur, "no sólo repartió dinero a manos llenas sino que llegó a familiarizarse con jefes policiacos que, en el momento indicado, impidieron que se le molestara en su actividad, pues le brindaban impunidad".

Wesceslao Añorve Martínez, periodista y ex director de El Sur -publicación que posteriormente cerró-, relata que en ese año las primeras planas eran ocupadas por investigaciones que realizaba un equipo de reporteros sobre el robo y la venta de automóviles en la región cuenqueña y la protección brindada a Patatuchi por las autoridades estatales.

En el rotativo se describió la supuesta colusión de funcionarios, como fue el caso del subsecretario de Gobierno, Ramón Eduardo López Flores, y del director de la PJE, José Trinidad Rodríguez Ballesteros, supuesto compadre del delincuente por el bautizo de uno de sus hijos, vínculos "que obstaculizaron el curso de las denuncias penales contra Patatuchi.

Unas semanas después, Añorve Martínez y su familia tuvieron que abandonar su domicilio en Tuxtepec ante amenazas de secuestro y muerte recibidas a través de personeros presuntamente enviados por el zar de los robacoches. Añorve solicitó protección personal de la policía.

A Patatuchi ex funcionarios policiacos de Veracruz lo retratan como un individuo de "muy buena paga, espléndido, como requería su negocio y que contó con fiscales, jueces y magistrados, y por ello hasta el momento no se le conoce un proceso penal que haya llegado a su término y las averiguaciones abiertas en varias ciudades tampoco prosperaron o se archivaron".

Durante una corta estancia de Patatuchi en Minatitlán, Veracruz, en l987, se sospecho que habría participado en el asesinato de Eliu de la Rosa, un ex policía judicial y jefe de una banda enemiga de asaltantes, pero nunca se comprobó y el caso fue olvidado por el Ministerio Publico.

Luego salir libre del penal del puerto de Veracruz, Patatuchi radicó en Tuxtepec hasta el pasado 6 de diciembre, cuando fue recapturado por agentes de Oaxaca y Veracruz y hoy nuevamente es huésped de la misma penitenciaria en la que dos años atrás dejó inconclusa su condena.

A su arribo a Veracruz y en la única entrevista que concedió a los medios de comunicación, Patatuchi Domínguez dijo que era "inocente" y estaba "preso por una venganza política", pero se rehusó a detallar la causa y las personas responsables de la supuesta vendetta.

Este individuo -dice Jorge Obrador Capellini, ex titular de la PJE de Veracruz y responsable de la primera captura de Patatuchi en l995-- es sumamente inteligente, con una agudeza para cometer ilícitos y encubrirlos, fingir a conveniencia y declararse víctima de una persecución para confundir a la opinión pública y a las autoridades.

Las acusaciones, parte de la fantasía política, dice su abogado

El abogado Domínguez Ortiz argumenta que hubo irregularidades graves en la detención de Patatuchi, ya que existía un amparo federal promovido un mes antes en el juzgado cuarto de distrito de Boca del Río. Despreocupado y seguro de que su cliente recibirá la protección de la justicia federal, el defensor apunta que la reaprehensión y el encarcelamiento de su cliente son acciones totalmente ilegales, porque violaron sus garantías individuales al desatender las disposiciones de instancias superiores.

Asimismo, asegura que los señalamientos que lo identifican como el jefe de una de las bandas delictivas más grandes de robacoches en el país, son piezas de una gran la fantasía política que intenta descargar la responsabilidad de los delitos que se cometen por muchas personas, en un mito llamado el zar de los robacoches".

Mientras la situación jurídica de Patatuchi Domínguez será definida por el segundo tribunal colegiado del séptimo circuito, donde la defensa interpuso una queja por las acciones judiciales de las autoridades del fuero común, la Procuraduría de Justicia en Veracruz solicitó al juez Samuel Baizabal negar la prerrogativa de libertad bajo caución por considerarlo un "peligro para la sociedad".

Por su parte, el director general de Prevención y Readaptación Social, Oscar Cruz Alexander, descarta que Rodolfo Patatuchi pueda ser trasladado a un penal de alta seguridad, como Almoloya de Juárez, por el historial delictivo que lo acompaña, y ante el acoso de los reporteros sentenció que su reclusión en una prisión especial "no es necesaria, porque se trata de un asunto estatal y continuará purgando su condena de cinco años y seis meses en la cárcel veracruzana".

En tanto, en la zona oaxaqueña de la Cuenca del Papaloapan, el negocio de los carros clonados y mellizos aparentemente continúa y en un operativo sorpresa realizado el 24 de enero, personal de la PGJE decomisó dos automóviles de lujo supuestamente hurtados y que permanecían en el hotel Playa Brujas, propiedad de Rodolfo Patatuchi Nava, primogénito de el zar de los robacoches.