La Jornada martes 7 de marzo de 2000

José Luis Manzo
Las sinrazones de Téllez /I

S in reflexionar lo suficiente, muchos analistas repiten y dan como válidas las afirmaciones del secretario de Energía de México, Luis Téllez, en el sentido de que los actuales precios del petróleo son muy altos e impactarán negativamente la economía estadunidense y, de rebote, la economía mexicana. Un análisis detallado de la evolución del precio del petróleo mexicano y del impacto del costo del crudo importado sobre la economía estadunidense durante los últimos años muestra que las aseveraciones de Téllez son esencialmente equivocadas.

ƑCómo juzgar si el precio actual del petróleo es alto o es bajo? Ese juicio no puede ser absoluto, pues depende de cuál sea el punto de comparación. Por ejemplo, el precio actual (26.04 dólares) es muy alto en relación al de diciembre de 1998, pues lo triplica (7.89 dólares). En cambio, el precio actual es muy bajo (menos de la mitad) comparado con el de 1980 (cercano a 60 dólares, a precios de 1999).

Al contrario de lo que afirma Luis Téllez, los precios al consumidor en Estados Unidos se muestran poco sensibles a cambios en el precio del crudo. Entre 1995 y 1996 el precio del petróleo importado aumenta 35 por ciento, al pasar de 17 a 23 dólares; se reduce en 55 por ciento, al caer a 7.60 dólares a mediados de 1998; y recupera nuevamente el nivel de 23 dólares a finales de 1999. Mientras tanto, los precios al consumidor crecen en forma constante pero muy lenta, registrando un crecimiento acumulado de sólo 11 por ciento en el periodo 1995-1999. En consecuencia, es falso que el incremento del importado genere presiones inflacionarias en Estados Unidos.

Las evidencias disponibles muestran que los ajustes que introduce el Banco de la Reserva Federal estadunidense a la tasa de interés obedecen a factores ajenos a la evolución del precio del petróleo importado. La tasa de interés se incrementa para frenar presiones inflacionarias provocadas por incrementos de la demanda, no para compensar incrementos en el precio del petróleo. Mientras éste sufre drásticos incrementos y decrementos entre 1995 y 1999, la tasa de interés prime rate se mantiene prácticamente sin cambios. En ocasiones, como sucedió entre el tercer y cuatro trimestre de 1998, un incremento en el precio del petróleo fue acompañado por una disminución de la tasa de interés, cuando debería suceder exactamente lo contrario, conforme a la lógica expuesta por Téllez.

Entre 1973 y 1999, en Estados Unidos se redujo a la mitad la cantidad de petróleo que se requiere para producir una unidad de producto, y el Departamento de Energía de ese país considera que esa tendencia continuará. Por ello, los cambios en el precio del petróleo no afectan significativamente la evolución de la actividad económica estadunidense. Las cifras correspondientes al periodo 1995-1999 muestran que los incrementos del precio del petróleo no frenan el ritmo de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), y las caídas en el precio del petróleo no aceleran el crecimiento del PIB. Es decir, con precios del petróleo al alza o a la baja, el PIB estadunidense se mantiene en constante aumento, acumulando en el periodo un crecimiento de 21 por ciento.

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