La Jornada martes 7 de marzo de 2000

Luis Hernández Navarro
Pablo González Casanova

En su cruzada en contra de la izquierda democrática, la nueva derecha intelectual ha hecho de la petulancia su sello particular. Ayuna de ideas, lanza epítetos y descalificaciones fulminantes que evita explicar, amparándose en los fuegos de artificio de un lenguaje vacío de contenidos. El ímpetu y la insolencia con la que critica en nombre de la "verdad" son la envoltura que cubre el malestar y la incomodidad que le provoca la autoridad política y moral de personalidades como Pablo González Casanova, Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska.

Autoproclamado destructor de inexistentes muros de Berlín que sobreviven a la caída del auténtico Muro de Berlín, el ex comunista Christopher Domínguez Michael arremete contra Pablo González Casanova en su columna "El Angel" (Reforma, 27 de febrero 2000). Armado con el desprecio que los conversos profesan a sus antiguos compañeros, afirma, sin aportar prueba alguna: "Y de dónde le viene el Don. La pobreza de su bibliografía contrasta con el trato patriarcal que recibe. La democracia en México (1965) en una tesina cuyo crédito sonroja".

Aunque el encono de Domínguez Michael hacia González Casanova no es nuevo (en una entrevista a Roger Bartra realizada en 1984 en la revista El Buscón acusa al investigador de intolerante), su crítica actual no es gratuita. Figura intelectual de primer orden, actor clave en el proceso de paz en Chiapas, el ex rector se colocó en el ojo del huracán a raíz de su renuncia a la dirección del CIICH de la UNAM, como reclamo por el uso de la fuerza pública para "solucionar" el conflicto universitario. Su actitud, congruente con su trayectoria de toda la vida, evidenció la ilegitimidad de la violencia gubernamental y desnudó el doble lenguaje del rector Juan Ramón de la Fuente. La protesta provocó un enorme malestar en el gobierno federal, las autoridades universitarias y la nueva derecha intelectual.

Doctor en Sociología por la Universidad de París, investigador emérito, Premio Nacional de Ciencias Sociales, doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de Sinaloa, González Casanova ha sido merecedor de multitud de honores académicos. Desde "un estudio de sociología religiosa", publicado en 1947 en la Revista Mexicana de Sociología, hasta la conferencia magistral "Universidad pública y liberalismo" dictada en marzo de este año en la Universidad Autónoma de Zacatecas, el ex rector ha producido una vasta e influyente obra que ha educado a varias generaciones de estudiantes. Sociología de la explotación, Imperialismo y liberación en América Latina, El Estado y los partidos políticos en México: ensayos, La nueva organización capitalista mundial vista desde el Sur (editado con Samir Amin) y Democracia y Estado multiétnico (compilado con M. Roittman) son sólo algunos de los muchos libros escritos o coordinados por el investigador.

Afirmar que la producción teórica de González Casanova es pobre y que La democracia en México es una "tesina cuyo crédito sonroja" muestra tanto el engreimiento como la ignorancia de quien pretende representar afanosamente el papel de infante terrible de la crítica cultural. Hace 35 años que se publicó por vez primera el libro. Desde entonces se han hecho 22 reimpresiones y se han vendido 178 mil ejemplares en español. Los especialistas y muchos políticos profesionales lo consideran una referencia indispensable. La obra inaugura líneas de investigación y reflexión sobre la realidad nacional vigentes hoy en día, y marca un momento clave en el desarrollo de las ciencias sociales. Anticipa, además, la explosión política que se produjo tres años después, en 1968.

La tesis central del libro establece que el problema capital del país -a pesar del crecimiento económico y la estabilidad política existentes en el momento de su publicación- es el de la ausencia de democracia, y junto a ella el de las demandas no cumplidas de justicia social y la pérdida de soberanía. Alejado de una concepción formal de la democracia considera que ésta "se mide por la participación del pueblo en el ingreso, en la cultura y el poder y todo lo demás es folclor democrático o retórica." A pesar del tiempo transcurrido, ambos puntos de vista son parte de la agenda política nacional.

En una época en la que muchos intelectuales se han lanzado sin pudor alguno a los brazos del Príncipe o se han convertido en consejeros de los monopolios televisivos, la biografía intelectual y política de Pablo González Casanova destaca por su independencia, honestidad, solidez teórica y coherencia. Estas cualidades, está visto, no alcanzan a ser digeridas por críticos como Christopher Domínguez.