JUEVES 9 DE MARZO DE 2000
* Positiva, la prueba de Harrison, según peritajes
En su camioneta, a una cuadra de su casa, se encontró a Izábal
* El abogado y primo del ex funcionario rechaza que sea suicidio
* Hace siete meses había pedido que se le retirara la escolta
Elia Baltazar * Muerto a consecuencia de un disparo de arma de fuego en la cabeza apareció ayer el oficial mayor de la Procuraduría General de la República (PGR), Juan Manuel Izábal Villicaña, quien se encontraba a bordo de su camioneta, estacionada frente a la unidad habitacional Emilio Portes Gil, a sólo una cuadra de su domicilio, ubicado en la colonia Fuentes del Pedregal de la delegación Tlalpan.
El cuerpo del ex funcionario se encontraba en el asiento del conductor, con el cinturón de seguridad puesto, las manos sobre los muslos y en la entrepierna un arma Pietro Beretta 380, calibre 9 milímetros, tendida junto a su mano derecha.
Aunque los familiares en principio descartaron un posible suicidio, los resultados preliminares de los exámenes periciales dieron positiva la prueba de Harrison en la mano derecha del ex funcionario. Además, entre las pertenencias de Izábal Villicaña se encontraron ''dos documentos'' póstumos, en uno de los cuales la víctima ''pedía perdón'' a su familia por lo que haría la mañana de ayer, según informó el subprocurador B de Averiguaciones Previas Desconcentradas, Hugo Vera, quien acudió por la noche a la agencia 23 del Ministerio Público.
La versión de suicidio también se fortalece con las primeras indagatorias realizadas por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal en el lugar de los hechos, donde no había rastro de violencia ni evidencias de un intento de robo, pues la víctima llevaba consigo sus pertenencias, entre ellas una cartera con dinero, y se encontraban colocadas las llaves de su camioneta Suburban, color negra, placas 289 JPC, que estaba perfectamente estacionada en la calle Unión, casi esquina con avenida De las Torres, colonia Fuentes del Pedregal, a sólo una cuadra de su casa.
Intensas indagatorias
La PGR informó en un comunicado que la noticia de la muerte del ex funcionario la recibió a las 7:20 de la mañana el coordinador administrativo de la Oficialía Mayor, Manuel Arellano, de voz del chofer de Izábal Villicaña. No obstante, la policía capitalina informó que conocieron el hecho a las 8:20, luego que vecinos de la unidad Emilio Portes Gil encontraran el cuerpo y dieron aviso a las autoridades.
El parte policiaco provino de los tripulantes de la patrulla 11061, perteneciente al sector 52 Padierna de la Secretaría de Seguridad Pública, quienes informaron del incidente a la agencia 65 del Ministerio Público, donde se inició la averiguación previa 65/258/00-03.
Al lugar se trasladaron de inmediato el jefe de la Policía Judicial capitalina, Juan Marcos Báez; el director general de Servicios Periciales, Pedro Estrada, y el fiscal de Homicidios, Guillermo Zayas, quienes encabezaron las primeras indagatorias del caso, que fue considerado relevante por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.
En las diligencias periciales participaron expertos en dactiloscopía, video, medicina forense, criminalística, fotografía, balística y química en las especialidades de Harrison, rastreo hemático y toxicológico.
Aproximadamente a las 12 del día trasladaron el cuerpo de Izábal Villicaña a las instalaciones de la 23 agencia del Ministerio Público, donde se le practicaron las primeras pruebas periciales, a cargo de Pedro Estrada.
Allí permaneció el cuerpo hasta las 7:40 de la noche, hora en que fue llevado al Servicio Médico Forense, donde se llevó a cabo la necropsia, mientras los funcionarios de la PGJDF permanecían en la agencia para llevar a cabo las indagatorias y los interrogatorios a testigos y familiares del ex oficial mayor.
Según la cronología de los hechos, Izábal Villicaña dejó sus oficinas a las 11 de la noche del pasado martes. De allí se trasladó a la casa de su hermano Eduardo, en la colonia Roma, de donde salió apoximadamente a las 2 de la mañana de ayer y ya no volvió a su casa.
Fuentes de la Procuraduría General de la República informaron que el ex funcionario solicitó el retiro de su escolta desde hacía siete meses y su camioneta no estaba blindada.
El primero que declaró ante las autoridades fue el chofer del ex funcionario, Vicente Olguín, y más tarde se presentó ante el Ministerio Público su esposa, Alejandrina Martínez, quien estuvo escoltada por funcionarios de la Procuraduría General de la República desde que salió de su casa, para evitar el acoso de los medios de comunicación.
Pese a las evidencias de suicidio, el primero en rechazar esta versión fue su abogado y primo, Raúl Castañeda, quien en su momento aseguró que no descartaba un posible atentado, pues no había indicios de que el ex funcionario quisiera quitarse la vida.
Dijo: ''Todos los que estuvimos cerca de él aseguramos que jamás tuvo un problema, que era una persona muy positiva, muy humana y con mucho futuro. Por eso nos cae extraño que haya sucedido esta situación''.
Agregó que dudaba de la versión de suicidio y ''hasta que salga de esta duda tendría aún mis interrogantes''. Los resultados de las primeras pruebas periciales contradijeron su versión, como finalmente lo confirmaría en conferencia de prensa el procurador general de la República, Jorge Madrazo.
Las indagatorias se llevaron a cabo de manera conjunta entre las procuradurías generales de Justicia del Distrito Federal y de la República.