JUEVES 9 DE MARZO DE 2000

* Tres meses de prisión "en suspenso" para el ex represor, el veredicto


Condena juez argentino a Alfredo Astiz por "apología del delito"

* Todos los regimientos se dedicarán a buscar documentación sobre la dictadura, promete jefe militar

Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 8 de marzo * Impasible, el ex capitán de marina Alfredo Astiz, condenado en Francia en ausencia por el secuestro y asesinato de dos monjas de ese país durante la pasada dictadura militar, escuchó hoy la condena de tres meses de prisión "en suspenso" por "apología del delito", debido a declaraciones a una revista en 1998, cuando aseguró ser "el más capacitado" para asesinar a un político o periodista.

El juez Claudio Bonadío aceptó la petición de la fiscalía de tres meses de prisión, hecha durante el juicio que comenzó el 25 de febrero, al considerar que "vulneró la tranquilidad pública" con sus dichos.

El ex capitán tiene un largo prontuario y fue uno de los condenados en 1985, durante los juicios a las juntas militares de la dictadura (1976-1983), que dejó un saldo de entre 10 mil y 30 mil desaparecidos, así como muertos y perseguidos.

Pero resultó beneficiado por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida de 1987, que truncaron el camino de la justicia cuando durante el gobierno del ex presidente Raúl Alfonsín se realizaban esos juicios.

Todos los militares imputados, salvo los jefes de las juntas militares que se sucedieron en esos años, lograron de esta manera evadir su castigo, a pesar de ser culpables de delitos de lesa humanidad, y en 1990 los jefes condenados fueron indultados por el entonces presidente Carlos Menem.

Astiz volvió a los tribunales después de publicarse en 1998 una entrevista en la revista Tres puntos, realizada por la periodista Gabriela Cerrutti, donde reconoció haber sido "preparado para matar" y afirmó que su trabajo era detener las personas que le indicaban y entregarlas "vivas o muertas".

Sostuvo incluso que él no había torturado a nadie, pero que si le hubieran ordenado hacerlo lo hubiera hecho.

Hombre clave en los laberintos siniestros de la Escuela de Mecánica de la Armada, en 1977 Astiz se infiltró con el nombre falso de Gustavo Niño en el primer grupo de madres que enfrentó a la dictadura para exigir respuesta sobre la desaparición de sus hijos, y que se convirtieron luego en la organización Madres de Plaza de Mayo.

Su tarea fue entregar a varias madres y familiares de desaparecidos, así como a las dos monjas francesas que las apoyaban, todas las cuales pasaron a su vez a engrosar las filas de los desaparecidos.

Las madres, encabezadas por Azucena Villaflor, lo protegían pensando que era un joven desesperado buscando a su familia.

Astiz fue condenado a cadena perpetua en Francia por la muerte de las dos monjas, mientras que en Suecia la justicia lo requiere por la desaparición de la adolescente argentina de origen sueco Dagmar Ingrid Hagelin, quien el 27 de enero de 1977 fue a la casa de una amiga sin saber que ésta había sido secuestrada el día anterior.

Allí estaban apostados los marinos, entre ellos Astiz, y cuando la joven intentó alejarse del lugar al ver que estaba todo destruido, el militar le dio la voz de alto y a continuación disparó. Herida, la muchacha habría sido trasladada a un centro militar y luego desaparecida.

El pasado 3 de marzo Astiz dijo en su descargo: "Fui oficial de marina por vocación, dedicando mi vida a una institución a la que respeto y quiero. Por causa del Servicio Naval me tocó participar de un enfrentamiento lastimoso en el que creo haberme comportado correctamente y en el lado adecuado".

La entrevista con Cerrutti, que se realizó mediante la intermediación de un oscuro personaje, el capitán Aurelio Za Za Martínez, logró llevar ante los jueces a una de las figuras más emblemáticas de la dictadura.

Pero al no existir una grabación de la misma, disminuyó la posibilidad de condenar a Astiz, sobre quien también pesa una orden de captura internacional librada por la justicia española.

Entre tanto, el jefe del ejército, teniente general Ricardo Brinzoni, aseguró que todas las unidades militares se dedicarán mañana a la búsqueda de documentación sobre la última dictadura, a solicitud del juez Bonadío, quien le pidió precisiones sobre el funcionamiento de la Operación Cóndor, la llamada coordinación de la muerte que unió a las dictaduras del Cono Sur en la década del 70 en planes represivos conjuntos e intercambio de prisioneros.