SABADO 11 DE MARZO DE 2000
Ť En entrevista, adelanta que prepara un trabajo con Eddy Palmieri
Tito Puente: ''soy músico de la calle''
Ernesto Márquez Ť Después de cumplir con una apoteósica jornada musical en el mítico Birldland la noche del jueves, arribó ayer por la tarde el percusionista y rey de la música latina Tito Puente. Tras un breve descanso y una comida frugal, nos recibe en el hotel que se hospeda. Al fondo de su habitación, en la ventana, Tito le sonríe al Angel de la Independencia.
''Es la primera vez que vengo a México como un ganador del Grammy. Este disco es el 118 que he realizado. Estoy viviendo un momento muy especial. Llevo 50 años como director de orquesta y tengo muchos proyectos por realizar, por ejemplo la próxima semana inicié una grabación con Eddy Palmieri que se llamará Cara a cara; un trabajo que realizaremos al alimón con nuestras dos orquestas. Eddy es un gran músico y no me explico cómo no se ganó el Grammy en el rubro de jazz latino. Me gustaría saber quién es el que califica los premios. Es un doctor o son contadores, porque a mí me inscribieron en el apartado de música tradicional y lo que hago en este disco es jazz latino''.
-ƑCómo logra a esta edad conservar la fuerza en un instrumento de ataque como es el timbal?
Risueño, Tito contesta: ''Me porto bien. Hace cinco años yo hacía cosas moderadamente. Pero lo cierto es que me mantiene en forma es ser creativo. Quisiera realizar una grabación con una orquesta sinfónica. En eso ya he tenido experiencia, como cuando toque con la orquesta sinfónica de San Francisco o la Hollywood Bowl. Eso es gratificante porque aunque soy músico de academia, me considero un músico de la calle''.
Este puertorriqueño nacido en Brooklyn tiene más vida en la punta de sus baquetas que muchos de nosotros tenemos en todo nuestro árbol familiar. Por más de cinco décadas, Tito ha estado mezclando los ritmos afrolatinos y el jazz para un público muy entusiasta alrededor del mundo. Ha escrito o coescrito cerca de mil temas, incluyendo el hit internacional Oye como va, hecho famoso en los setenta por el maestrísimo Carlos Santana, o el Ran-kan- kan, que a pesar de tener 50 años de edad sigue sonando tan fresco como el primer día de creado.
Tito luce un traje gris impecable, saluda y sonríe a cuantos encuentra a su paso. "Yo tengo carisma", dice adoptando una chistosa pose de galán de cine mudo.
El buen humor y la exuberante fuerza espiritual de Tito están impregnados en su música. Así que uno no se sorprende del buen estado en que lucen ambos. "El único responsable de todo lo que soy es... Dios y la madre naturaleza šQué clase de tipo han creado! Ya tengo mucho tiempo en esto y mírame", avanza el maestro en semicírculo, con pasitos laterales, luciendo el porte pleno de caribeñidad. "Mucha gente me escucha... Soy internacional".
Su carácter como director y su sentido del ritmo es evidente, no sólo en su trabajo como solista, sino también mediante la música que escribe, arregla e interpreta. Excepcional y muy original vibrafonista, introdujo el vibráfono en la música latina a fines de los cuarenta, después lo usó para crear una serie de poemas rítmicos con coloraciones del lejano Oriente. "Mis fans decían: 'Aquí viene Tito con sus campanas chinas. Ellos lo decían, porque no sabían que era un vibes".
Cuenta que ningún miembro de su familia tocó algún instrumento (su padre era un capataz en una fábrica de hojas de afeitar). Ernest Anthony Puente Jr. comenzó su educación musical a los siete años. "Yo siempre estaba golpeando en botes y cajas, así que un amigo de mi padre le dijo: 'ƑPor qué no lo pones a estudiar?', y mi padre empeñó no sé que cosa para poder comprar un piano". Ese fue su primer instrumento, aunque también cantaba en un cuarteto de esquina e iba a clases de baile.
"Mi hermana acostumbraba a llevarme a los bailes", recuerda. "A medianoche yo ya estaba listo para ir a dormir, por lo que teníamos que regresar a casa. 'Debes aprender a bailar -me decía-. Es un buen ejercicio físico''. Tomé lecciones de baile y a poco estuve de dedicarme a ello de manera profesional. Gracias a una lesión en el tobillo abandoné la idea de ser un Fred Astaire''.
Su particular acercamiento al jazz latino se originó con sus raíces puertorriqueñas y se desarrollaron a lo largo de los años. Baterista profesional a los 15 años en Miami, y un miembro de la popular orquesta de Noro Morales a los 16 son las basas del gran instrumentista que es hoy en día.
El colocó a los timbales como el poder percutivo de las modernas orquestas latinas, capaces de imponerse sobre los crescendos de los metales. "Le he dado prestigio a los timbales -asegura-, porque el timbalero estaba detrás con la orquesta pero, como yo soy el líder, me tuve que ir adelante. Yo tenía que dar entrada a los mambos, entonces los músicos tenían que mirar para atrás hasta que uno de los muchachos me dijo: Ƒpor qué no te pasas adelante y así no tenemos que darle la espalda al público? Desde entonces estoy al frente".