Kamensky: mienten Burrus e INBA sobre la obra de Rivera

 

Pesadilla de guerra... no está en el Pushkin

Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 10 de marzo Ť Categórico, sin dudarlo un instante, el subdirector general del Museo Pushkin de Bellas Artes de Moscú, Mijail Kamensky, asegura: "De comienzo a fin, la supuesta localización del mural de Diego Rivera Pesadilla de guerra y sueño de paz en nuestro museo, que se atribuye la investigadora Christina Burrus, es una gran mentira".

Y explica: "Sus palabras no corresponden a la realidad. Christina Burrus nunca ha trabajado en los fondos del Museo Pushkin. Además, no pudo haber encontrado el mural, entre otras razones, porque simplemente no lo tenemos ni lo hemos tenido jamás".

foto-diego-jpg Kamensky, quien también es uno de los más reconocidos historiadores del arte en Rusia, recibió este viernes a La Jornada. Al comienzo de la larga conversación con este corresponsal, se mostró sorprendido por lo que calificó de "actitud irresponsable" de Burrus.

"Lo que no puedo entender -subrayó- es que una persona que incluso ha estado varias veces en mi casa, por allá de fines de los ochenta, y que se ha ganado un merecido prestigio como investigadora del arte -su libro Coleccionistas rusos, editado en inglés y francés, es un clásico-, haya tenido necesidad de involucrar al Museo Pushkin en esta historia."

Sin pensarlo dos veces, sugiere: "Vamos a preguntarle por qué lo hizo". Kamensky coge el teléfono y marca los tres números de Christina Burrus en París. Nadie contesta y pide a su secretaria que intente comunicarlo un poco más tarde. En eso, recibe una noticia que le cambia el semblante y se pone todavía más molesto:

"Hágame usted el favor -confía a este corresponsal-, Christina Burrus llamó hace unas horas para preguntar qué obras de Diego Rivera tenemos en nuestro catálogo oficial de 1995."

El sudirector toma del librero el catálogo, monumental edición bilingüe ruso-inglés de amplia circulación y propone: "Véalo usted mismo. No ocultamos nada. Allí figuran todas las obras de Diego Rivera que tenemos".

Son sólo tres: Paisaje, de 80 x 69, que data de 1911; Retrato de S.I. Makar-Batkina, de 109.8 x 90, con fecha 1929, que lleva como dedicatoria: "A los compañeros Makar con mi respeto y cariño"; y Gloriosa victoria, de 260 x 450, realizado en 1954, como consta en la inscripción que hizo de puño y letra el maestro: "7 de noviembre de 1954. Diego Rivera. Colaboradoras Rina Lazo, Ana Teresa".

Se le comenta a Kamensky que, en México, esta última obra también se daba por desaparecida y se le pregunta cómo llegó al museo.

No duda en explicar: "Tenemos documentado que Gloriosa victoria fue un regalo que hizo Rivera a la Unión de Pintores de la Unión Soviética, que a su vez lo donó a nuestro museo en 1958. Desde entonces forma parte de nuestro acervo y lo hemos expuesto en varias ocasiones".

-ƑEn qué estado se encuentra actualmente?

-Su estado es satisfactorio. Está enrollado en bodega porque carecemos de capacidad para exponer todo lo que tenemos.

-ƑCuántas obras tienen?

-Son más de 600 mil piezas de exhibición, concepto en el que desde luego incluimos todo: cuadros, grabados, esculturas, muebles, monedas, en una palabra, todo. Sin embargo, puedo asegurarle que todo está inventariado, de tal suerte que se excluye que algo ande perdido.

-ƑCuál es el número de inventario de Gloriosa victoria?

El entrevistado sonríe, como queriendo decir "no me cree, Ƒverdad?" Unos minutos después, ofrece el resultado de su consulta telefónica: el número de inventario es el 3768.

El subdirector general del Pushkin anticipa una respuesta a una pregunta que no fue necesario hacerle: "Esas tres obras de Diego Rivera, que figuran en el catálogo de 1995 y que cualquiera puede consultar desde entonces, son las únicas que tenemos".

Se le inquiere sobre Mesa herida, de Frida Kahlo, y lanza: "Lamentablemente, no tenemos ni ese cuadro ni ningún otro de Frida Kahlo. Nos gustaría enormemente contar con alguno de ella, créame".

Extrañas gestiones por parte del INBA

Las declaraciones de Gerardo Estrada, director general del Instituto Nacional de Bellas Artes, no podían quedar al margen de la conversación.

Kamensky reconoció no estar al tanto de lo que dijo Estrada (La Jornada 03/03/00), cuando afirmó que, desde que se le comunicó el descubrimiento de Pesadilla de guerra y sueño de paz, el INBA no ha parado de luchar por su repatriación. Se le muestra el recorte de La Jornada y pide se le haga una traducción.

"A partir de que nos dieron la noticia, hace dos años, emprendimos varias investigaciones. Solicitamos sin éxito ver la obra y enviamos una carta a las autoridades del museo ruso, en la que expresábamos nuestro deseo de traer el mural al país, pero ellos se han empeñado en que la pieza les pertenece. Hasta dijeron que si la necesitábamos para una exposición la podían prestar por algo así como 200 mil dólares", son las palabras textuales de Estrada.

El subdirector escucha con atención la traducción al ruso que hace este corresponsal y explota: "ƑEso dijo? Es otra mentira descomunal. Y eso de los 200 mil dólares, además, una estupidez", enfatiza el subdirector del Pushkin y argumenta: "De dos años para acá, nuestro museo no ha recibido ninguna carta del INBA solicitando datos sobre el mural de Rivera. Ninguna".

-ƑEstá totalmente seguro?

-No me cabe la menor duda. El INBA no nos ha enviado nada, ni de forma directa ni mediante la embajada rusa en México, ni de la mexicana en Moscú ni de nadie.

Para mayor contundencia, Kamensky vuelve a tomar el teléfono y pregunta al encargado del área si ha llegado algo del INBA en los últimos días. "Nada", es la respuesta.

Se le comenta que, en una entrevista que publica este viernes un diario mexicano, Gerardo Estrada trata de matizar sus declaraciones iniciales, endosando para variar a Christina Burrus, que fue a ella a quien el museo pidió el dinero -"una cantidad equis", dice la nota- para prestar el mural.

"Es igual quien lo haya dicho primero: es un disparate", reitera Kamensky.

Se le insiste:

-El director del INBA asegura que pronto Bellas Artes enviará personal para constatar la información proporcionada por Burrus, y también el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes comisionará a la investigadora Blanca Garduño, directora del Museo Casa Estudio de Diego Rivera y Frida Kahlo, con el mismo propósito...

-Pues si es con la idea de verificar si tenemos Pesadilla de guerra y sueño de paz, perderán el tiempo. No lo tenemos ni lo hemos tenido nunca, ratifica.

ƑDónde puede estar el mural perdido?

-ƑQuizá esté en el acervo de otro museo ruso?

Kamensky piensa la respuesta, baraja los cinco nombres de museos que se le mencionan como probables, hace una pausa y realiza una nueva consulta con alguien que puede saber algo al respecto.

Los datos obtenidos sorprenden: ''La desaparecida Unión de Sociedades de Amistad con Otros Países -cuenta Kamensky- desempeñó un papel logístico importante para que la exposición, de la cual formaba parte Pesadilla de guerra y sueño de paz, haya podido ser llevada a China y a otros países socialistas. Moscú, en esa época, era el centro obvio para organizar las cuestiones de transporte. Me acaban de informar que la última vez que se vio el mural, donde se le pierde la pista, es en Varsovia".

-ƑQuiere decir que hay que buscarlo en Polonia, aunque la hija del maestro, Guadalupe Rivera Marín, afirmó recientemente que Diego Rivera, en 1956, regaló ese mural al gobierno de la Unión Soviética?

-Eso mismo, subraya el subdirector del Pushkin.

Historia inconclusa

Quedan muchas preguntas por hacer a Mijail Kamensky, pero ya resulta incómodo. La conversación se ha extendido una hora más de lo previsto por su saturada agenda y tuvo que cancelar varios compromisos para ofrecer, en exclusiva a La Jornada, su pormenorizada visión de todo lo que rodea esta historia inconclusa, reanimada a partir de las falsas expectativas de repatriación de la obra, abiertas por un descubrimiento que, insiste el subdirector del Pushkin, nunca fue realizado.

La última afirmación de Kamensky sobre el lugar donde se le pierde la pista al mural no parece tan descabellada. Aunque Diego Rivera hubiera regalado al gobierno soviético Pesadilla de guerra y sueño de paz, y no hay razón para poner en duda la memoria de Guadalupe Rivera Marín, un dato a tomar en cuenta es el año.

Stalin, personaje central del mural, muere en 1953 y, de recibir el regalo en 1956, seguramente poco después del vigésimo Congreso del PCUS, que en febrero de ese año marcó la ruptura de Nikita Jruschov con el estalinismo, sería una bendición que el gobierno soviético lo hubiera mandado a Polonia, o a dónde sea, con tal de no haberlo destruido.

Corresponderá a los investigadores e historiadores del arte continuar la búsqueda de Pesadilla de guerra..., pero una cosa es clara: no encontrarán nada, si persisten en no recurrir al conducto natural para apoyar sus indagaciones, la embajada de México en Rusia, que hasta el momento no ha recibido ninguna solicitud. Ni ahora ni desde la fecha del supuesto hallazgo en el Pushkin.