MARTES 14 DE MARZO DE 2000
Ť Habla Elmar Altvater, quien dictará una ponencia en el Instituto Goethe
El dominio de la economía sobre la política, peligro para la democracia
Ť Crecimiento y acumulación es una lógica que se impone a cualquier precio, sostiene
Ť La dolarización va a derivar en catástrofe, alerta el prestigiado investigador alemán
Roberto González Amador/ I Ť Con la globalización de los sistemas financieros y productivos, los motivos económicos se han convertido en razones de Estado. El margen para que los gobiernos tomen en forma soberana decisiones políticas se reduce y, como alerta el profesor alemán Elmar Altvater, uno de los más destacados economistas de la izquierda europea, la creciente primacía de la economía ''representa un peligro para la democracia".
Elmar Altvater, nacido en 1938, catedrático en el Instituto Otto Suhr de Ciencias Políticas de la Universidad Libre de Berlín, se encuentra en México invitado por el Instituto Goethe para ofrecer este martes una conferencia en el contexto del ciclo Umbral 2000.
Desigualdad, gran problema mundial
-ƑQué implicaciones tiene para las relaciones entre los países y las regiones la preponderancia de la economía sobre la política y los temas sociales?
-La primera es que el margen de acción para las decisiones políticas se reduce y por ende la posibilidad de la participación democrática en los procesos. Si hay una primacía de la economía sobre la política siempre existe un riesgo y un peligro para la democracia, en un doble sentido: por un lado, en la economía, mediante los procesos de acumulación y concentración, surgen entes económicos extraordinariamente grandes que se mueven fuera de todo régimen constitucional.
''De manera que los ciudadanos, los sujetos de una constitución democrática moderna pierden sus posibilidades de influencia frente a estas potencias económicas. La segunda dimensión consiste en que, en la economía, los espacios territoriales se superan y al mismo tiempo todo transcurre a una velocidad mayor.
''Sin embargo, la deliberación democrática requiere de un espacio delimitado y necesita tiempo y esto no lo permite la primacía de la economía. Si la economía prevalece sobre la política, la lógica de aquélla se impone a la de ésta.
''El crecimiento, la acumulación, se imponen a cualquier precio. Ese precio hoy día, en vista de la globalización de los mercados financieros, es que surgen crisis financieras considerables. En México saben muy bien lo que esto quiere decir.''
-ƑCómo cambia este proceso la dinámica de las relaciones entre países industrializados y no desarrollados?
-La desigualdad en el mundo se hace cada vez más grande. En 1960, la brecha entre el 10 por ciento más rico y el 10 por ciento más pobre de la población mundial era de 30 a 1; en los años noventa la relación fue de 60 a 1 y esa discrepancia incluso ha crecido. Esto quiere decir que el gran problema del mundo es la desigualdad. Pero desde luego no se puede cometer el error de decir que sólo se trata de una desigualdad entre norte y sur.
-ƑTambién al interior de los países?
-En los países del norte, incluso en algunos de los más ricos, como Estados Unidos y Alemania, hay muchos pobres. En muchas naciones pobres existen personas sumamente ricas. En Brasil hay seres muy ricos. Sucede lo mismo en México.
''La desigualdad tiene una causa, que debe buscarse en la globalización financiera que ha dividido al mundo en dos: deudores y acreedores. Unos tienen activos y otros pasivos. Los que disponen de activos perciben todo el servicio de la deuda.
''El gran problema en la economía mundial radica en el hecho de que, desde la década de los ochenta, los intereses reales que se pagan por la deuda son superiores a la tasa de crecimiento real. Los deudores se empobrecen cada día más, mientras que aquellos que disponen de activos se enriquecen cada vez más. Los acreedores son personas particulares e instituciones del sector privado (fondos de pensiones y de inversión, mutualidades, etcétera) y los deudores, por lo general, son instancias públicas.
''Entonces, los Estados son los que deben asumir el servicio de la deuda y sólo lo pueden hacer al recortar los gastos públicos, incrementar los impuestos o con más deuda.
''En esa situación totalmente inestable, propensa a una crisis que puede explotar en cualquier momento, vivimos hoy.''
AL, campo de experimentación
-Las reformas aplicadas en países de América Latina en los últimos 15 años no han contribuido a disminuir la pobreza, sino al contrario. ƑCómo se manifestarán estas modificaciones en el futuro?
-Latinoamérica es un campo de experimentación para las reformas. Hay algunos intentos para tratar de resolver los problemas, como la dolarización en Ecuador y Argentina. También se intenta incrementar la competitividad, como en Brasil y México. Hay concepciones neoliberales muy duras y rígidas, como en Chile, Bolivia o Perú. Está también el experimento de Hugo Chávez, en Venezuela. Existe la búsqueda de una vía que tome en cuenta las peculiaridades del Estado nacional respectivo. La dolarización va a derivar en una catástrofe. Lo digo a partir de la experiencia alemana. En 1990, con la unificación de los dos Estados alemanes, hubo una unión monetaria entre Alemania occidental y la entonces República Democrática Alemana (RDA), comparable con una dolarización. La consecuencia fue muy sencilla: la industria perdió su competitividad y en los meses subsecuentes fue desmantelada y destruida por completo. El servicio de la deuda se triplicó de un día para otro. La bancarrota fue la consecuencia natural. Para la industria de Alemania occidental fue muy útil porque podía comprar a muy bajo precio industrias y equipos de la RDA. Algo así ocurría seguramente también en el caso de Ecuador, aunque existe menos industria que en la Alemania democrática. Pero hay yacimientos petroleros.
-ƑSi dolarizar no es una solución práctica, entonces cuáles son las opciones que se deben explorar?
-La dolarización no es ninguna solución. El neoliberalismo puro tampoco representa ninguna solución. Tomemos el ejemplo de Chile, que se presenta siempre como un caso de éxito. Uno puede constatar que la discrepancia y la desigualdad social son muy grandes y que también han surgido grandes problemas ecológicos, que tomarán cuerpo en un tiempo previsible como desventajas económicas. Los intentos de establecer una competitividad sistémica parecen, a primera vista mejores, como en los casos de Brasil y México. Son más convenientes, pero para lograr competitividad sistémica siempre se requiere una estabilidad de la moneda que sólo es posible si las deudas se abaten en forma radical. Esto es algo imposible porque las deudas, en el caso de México, por ejemplo, han aumentado desde 1994. No se han reducido a pesar del pago del servicio de la deuda, que es cada año de 17 o 18 mil millones de dólares. Y en Brasil la situación tampoco es muy diferente.
''No conozco ningún camino real ni ninguna solución perfecta para el problema. En el futuro, para los países latinoamericanos será muy importante hacer más hincapié en el papel del Estado en la economía. En una democracia los ciudadanos deben tener la posibilidad de influir en el desarrollo y las decisiones económicas. Se necesita un pensamiento más heterodoxo en la economía frente a la corriente neoliberal ortodoxa que en los 15 o 20 años pasados adquirió un papel tan dominante.''