MIERCOLES 15 DE MARZO DE 2000
Ť Enfrenta el partido primera etapa de renovación
Termina el liderazgo histórico de Felipe González en el PSOE
Ť Perdieron los socialistas más de un millón de votantes
Ť Reitera Aznar que su gobierno será "dialogante y centrista"
Armando G. Tejeda, corresponsal, Madrid, 14 de marzo Ť El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que sufrió el más grave varapalo electoral de su historia moderna en los comicios del pasado domingo, enfrenta su primera renovación con el objetivo de dar por concluida la época de su líder histórico Felipe González, quien ha mantenido un férreo control del partido los últimos 23 años.
En tanto, el jefe de gobierno, José María Aznar, que logró su primera reelección con una mayoría absoluta (183 escaños de los 305 que integran el Congreso), reiteró su compromiso de formar un gobierno "dialogante y centrista", y descartó la colaboración con el Partido Nacionalista Vasco. Las elecciones del domingo, agregó Aznar, "decidieron que el pasado ha terminado y que no hay vuelta atrás", mientras dirigentes del PP subrayaron que el partido mantendrá su política de centro.
Los socialistas perdieron en las elecciones pasadas 1.3 millones de votantes, lo que significó una reducción de su presencia parlamentaria al pasar de 141 a 125, el peor resultado desde 1979, que provocó la dimisión inmediata de su candidato, Joaquín Almunia, actitud que para algunos líderes socialistas debe ser imitada por otros "barones" regionales identificados con la "era González".
El debate de la renovación del PSOE es entendido desde los propios líderes bajo dos ópticas: un cambio radical de concepto y de gente o la transformación paulatina que apostaría por la baza electoral de los tres socialistas en el poder comunitario: Manuel Chaves, en Andalucía; José Bono, en Castilla-La Mancha, y Juan Carlos Rodríguez Ibarra, en Extremadura. Los tres tienen a sus espaldas más de 10 años en el poder regional, con por lo menos cuatro reelecciones.
Josep Borrell, quien tras ganar las elecciones primarias del PSOE en abril del año pasado se convirtió en un fugaz candidato presidencial, aseguró que "es verdad que Felipe González hizo una labor de gobierno extraordinaria", pero la "era González ha acabado". Desde Santiago de Chile, donde asistió a la toma de posesión de Ricardo Lagos, Borrell dijo sentir "pesar y preocupación" por el resultado electoral, "el peor de su historia".
Borrell también señaló que el pacto con Izquierda Unida (IU, republicanos y comunistas) "no ha sido un acierto", mientras el dirigente de IU, Francisco Frutos, adelantó que habrá una "reestructuración a fondo" en su partido.
Uno de los "barones" socialistas, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, estimó: "ha habido un grupo de dirigentes que se han creído todos los cuentos de un grupo de teóricos y hemos hecho toda clase de experimentos: cuotas, primarias o PSOE con apellidos y esto nos ha llevado al desastre". Entre esos "teóricos" señaló al editorialista del diario El País, Javier Pradera, quien según Ibarra "decía todos los días lo que tenía que hacer este partido".
Entre las primeras iniciativas de cara a la renovación del PSOE, el secretario del Partido Socialista Catalán (PSC), Narcís Serra, allegado a Felipe González, anunció hoy que "no se presentará" a la reelección en el próximo congreso del partido que se realizará en junio próximo, y la secretaria del PSOE en Murcia, María Antonia Martínez, anunció que renunciará al cargo y se inclinó por una renovación del partido desde las bases.
González no ha hecho ninguna valoración de las elecciones ni ha manifestado su opinión de lo que debe de ser la renovación del PSOE para recuperar la credibilidad del electorado.
Mientras tanto, el gran triunfador de los comicios, José María Aznar, se reunió con la dirección de su partido, y ahí informó que su próximo gobierno será "centrista, dialogante y reformista". Esta política de "diálogo" estará dirigida fundamentalmente a los agentes sociales, los partidos políticos y las comunidades autónomas. En este rubro, las negociaciones con los nacionalistas catalanes y canarios para el voto de su investidura están avanzadas.
El secretario general del PP, Javier Arenas, dijo que "está descartado" un acercamiento con el Partido Nacionalista Vasco (PNV, en el gobierno de Euskadi) si esta formación no disuelve su relación con Euskal Herritarrok (EH, considerado brazo político de ETA) y abandone el Pacto de Lizarra-Garasi (Estella, que aglutina a representantes nacionalistas vascos y que impulsó la tregua de 14 meses de ETA).
El presidente del gobierno vasco, el peneuvista Juan José Ibarretxe, indicó que abrirá un proceso de reflexión y de diálogo con todos los partidos de Euskadi para buscar un acuerdo de "estabilidad" en el Parlamento. Desde el fin de la tregua de ETA, el PNV rompió su pacto parlamentario con EH, después de que ésta última se negó a condenar los atentados de ETA, que han costado la vida a tres personas.
El vocero del gobierno vasco, Josu Jon Imaz, ahondó al respeto y señaló que "actualmente lo único que se descarta es la convocatoria de elecciones anticipadas, tal y como solicita el PP", que se ha erigido como la segunda fuerza política en el País Vasco.