MIERCOLES 15 DE MARZO DE 2000
Ť Vehementes, las huestes de La Loba reclamaron posiciones y prebendas
En Chimalhuacán, Zedillo recibió más peticiones políticas que de servicios
Ť Inaceptables, las condiciones de pobreza en los municipios mexiquenses conurbados, expresó
Ť Usted sólo se va con los burgueses, aquí está la raza, le dijo el Presidente al obispo Cepeda
Rosa Elvira Vargas, enviada, Chimalhuacán, Méx., 14 de marzo Ť Pobreza y suciedad. Polvo y fetidez. También basura por doquier y casas ante las cuales no se puede adivinar si están cayéndose o nunca terminaron de construirse. Así son los barrios de Chimalhuacán. Y ahí, además, las personas llevadas para recibir al presidente Ernesto Zedillo patentizaron la fiereza política que les ha dado fama, esa que no es sino expresión del férreo control de sus líderes que las obligan a exigir a gritos posiciones para alguien que no saben quién es, enarbolando siglas que no saben qué significan.
Más tarde, en Ecatepec, el mandatario habría de admitir que en estos municipios mexiquenses las condiciones de pobreza son inaceptables; que se ha avanzado en la introducción de servicios y en la creación de nuevos empleos, pero que falta mucho por hacer; que se han emprendido acciones para ganar la carrera contra el elevado crecimiento poblacional, pero que el progreso aún está lejano.
Las calles bonitas, no
Con los propios ecatepenses, a quienes desde el inicio de su gestión adoptó como sus ''paisanos'', pues su municipio le resulta muy querido, el jefe del Ejecutivo pidió que en sus futuros recorridos por el estado ''no me lleve (el gobernador Arturo Montiel) únicamente a las calles bonitas, donde vive la gente que ya le está yendo mejor''.
Expuso entonces -y quienes lo escuchaban le respondieron con una ovación-, que lo que él quiere es que se le muestre ''dónde vive el pueblo, cómo está viviendo'', para que ello le sirva como acicate e impulso y así ''seguir trabajando por nuestra gente''.
Y ese sería, con otras palabras, su llamado al obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda. El prelado llegó hasta al sitio de la ceremonia. Zedillo, al descender del estrado y encontrarlo, le expresó en tono amable: ''Usted nada más se va con los burgueses y los políticos; aquí está la raza''.
En respuesta, el religioso -célebre por su amplia gama de relaciones con personajes de las altas esferas- le comentó indulgente que hace poco lo operaron de la cara, pero que ya está bien. Ahí mismo, entre el arremolinamiento, apenas preámbulo del caos que se crea siempre que viene a Ecatepec el Presidente, una señora regaló una estampita religiosa.
-Ya me dieron mi Sagrado Corazón -le dijo a Onésimo Cepeda.
-Es para que lo cuide -le respondió hábil, rápido, el obispo.
La constatación reiterada de los abismos sociales que pueden verse en México empezaron por la mañana en Chimalhuacán que, de acuerdo con las estadísticas, posee una población de un millón 250 mil habitantes. Toda su área territorial está conurbada: tres villas, cuatro barrios antiguos, 26 barrios nuevos, 20 colonias, siete fraccionamientos, dos zonas comunales y un ejido urbano. En esa maraña cada año se asientan 123 mil 125 nuevos habitantes, lo que le da un crecimiento anual promedio de 9.85 por ciento.
Mientras en 1990 apenas era habitado por 250 mil personas, el municipio es hoy uno de los más poblados de la zona, en mucho debido a la alta migración procedente de los estados de Oaxaca, Guerrero y Michoacán.
Esto introduce un nivel de marginación de los más elevados, y en la disputa por el suelo urbano se ha propiciado el surgimiento de líderes que, como Guadalupe Buendía Torres, mejor conocida como La Loba, son capaces de movilizar grandes contingentes. Hombres y mujeres que aquí encaran a Zedillo, gritan, rompen vallas y se desbordan, no para reclamar servicios públicos, de salud o educación, sino puestos políticos.
Porque en Chimalhuacán la historia es que el PRI -donde militan La Loba y sus huestes- decidió apoyar como precandidato a la alcaldía que se disputará en julio, no al hijo de la lideresa, Salomón Herrera Buendía (entre otras cosas por tener antecedentes penales), sino a Jesús Tolentino Román Bojórquez, dirigente estatal de Antorcha Campesina.
Por eso, desde el primer acto donde estuvo el Presidente -la sede del nuevo palacio de justicia de la zona- esa fue la única exigencia. Y a Tolentino lo acusaron de todo, hasta de ser guatemalteco.
Mezclada entre la comitiva local que acompañaba al mandatario, una mujer bajita, de traje rojo y sencillo arreglo, con una actitud apacible y casi diríase que maternal, caminaba discreta y sin ser molestada por nadie. Era Guadalupe, quien también ya tenía movilizados a otros contingentes en el DIF local y en las nuevas instalaciones del Bachillerato Tecnológico, en el barrio Orfebres de la colonia Nueva Guadalupe, bautizada así en su honor.
Acceso restringido
Serpenteando entre calles de pura tierra, charcos, cerros de basura, deshuesaderos de automóviles y casas ruinosas -Ƒo semi nuevas?- la comitiva presidencial tuvo vía libre para llegar al plantel educativo. Y es que aquí, lo más frecuente es que por sus muy particulares razones la gente cierre sus calles con piedras y varillas. Y hay que pedir permiso para circular.
Antes de arribar al sitio programado, los vehículos oficiales pasaron al lado de una extrañísima valla formada por los carros de decenas de ropavejeros -la versión exacta del Tlacuache de Gabilondo Soler-, que con sus mulas o escuálidos caballos tañían en señal de saludo las campanas con las que se anuncian por las calles para comprar usado.
Y luego, de nuevo, las huestes de La Loba, con su renovado reclamo ''šSalomón! šSalomón!'', mientras ella cortaba cualquier posibilidad de diálogo y sólo decía: ''Yo siempre estoy tranquila''.
šQuihubo, mi Bigotes!
De entre esa gente también surgió un -al parecer- viejo amigo del mandatario, a quien saludaría con un afectuoso ''šquihubo mi Bigotes!''
Los cuadros de marginación de aquí tendrían, ya en Ecatepec, apenas un paliativo en la zona de Granjas, primera sección. La gente tenía, sin embargo, motivos de satisfacción, pues se entregaban nuevas aulas y material para la secundaria Octavio Paz, y sustituir así los deprimentes cuartos de madera y techos de lámina donde por mucho tiempo los niños tomaron clases.
Así, y tras entregar mobiliario, becas y anteojos, el Presidente reconocería el permanente estado de marginación de la zona, pero apuntó que será imposible vencer la pobreza, la desigualdad y el rezago que todavía aqueja a millones y millones de mexicanos, si no se logra que todos tengan una buena educación, una enseñanza de calidad.
''La educación es lo que nos puede y lo que nos va a redimir; la educación es la llave que tenemos para abrirnos hacia un mejor futuro'', dijo Zedillo.
Y apenas descender del estrado y saludar a Onésimo Cepeda, vendría el absoluto descontrol. Se rompería -y en mucho a instancias de las actitudes de acercamiento del propio Presidente- cualquier intento de orden. Aquello, como siempre en Ecatepec, se convirtió en empujones, mujeres que, con hijos al pecho, gimen por ayuda, reclaman empleos, agua, casas, salud, aulas, maestros. Todo.
Queja infantil
Un trío de pequeñas logró sin embargo llegar sin dificultad al mandatario. Uniformadas ellas, le pidieron a Zedillo que intervenga porque su escuela ''la cerraron los del PRD, según que porque es de ellos''.
El Ejecutivo escuchó, se indignó y empezó a hablar en voz muy alta. Instruyó al secretario de Educación Pública, Miguel Limón, a resolver el problema de la escuela Sor Juana Inés de la Cruz. ''No se puede incurrir en una arbitrariedad, hay que actuar legalmente; las escuelas públicas no se privatizan, ya lo expliqué hace seis semanas...'', decía y reiteraba sus instrucciones en ese sentido.
Por último, en Tultitlán, el presidente Zedillo inauguró la ampliación de la planta Volvo Mexicana de Autobuses. Ahí, recorrió las inmensas naves armadoras de esta firma sueca, que compró hace dos años la empresa a inversionistas privados -entre los que se encontraban José Madariaga y Abraham Zabludovsky, y tuvo alguna participación accionaria Raúl Salinas de Gortari-, quienes la manejaron a partir de 1988 con el nombre de Mexicana de Autobuses (MASA), luego de haberla adquirido del gobierno del estado.
En el que fue el último de los dos discursos que pronunció este día, Zedillo se dedicó al análisis económico para decir que no se cansará de insistir en que el gobierno seguirá aplicando con una gran disciplina y firmeza, ''una política económica responsable, sin populismo, sin demagogia. Una política económica que no solamente vea por el hoy, sino de manera especial, vea por el mañana''.
La responsabilidad del gobierno, apuntó, es la de asegurarse que la economía siga creciendo, no sólo hasta el último día de esta administración, sino que ''sembremos condiciones muy promisorias para los próximos años''.
Además, confió en que la nueva suscripción de acuerdos de libre comercio, como el de la Unión Europea y el de Israel, abrirán nuevas perspectivas a empresas que, como ésta, tendrán mayores posibilidades para exportar, ''pero sobre todo para crear empleos, que mucha falta nos están haciendo todavía en nuestro México''.