José Steinsleger
Sendic, nuestro Mandela
Enfermo para siempre luego de permanecer el primer año de su detención en un aljibe (pozo de agua), Raúl Sendic le escribe a su hijo Alberto: ''Bueno, dentro de lo poco que tengo que contarte voy a ver si te puedo hacer una carta linda. En la última te hablé de los indios del sur argentino. Hoy voy a contarte de lo que hubo aquí. Un grupo humano puede ser atrasado en tecnología pero moralmente muy adelantado. Esto es lo que se puede ver en algunas zonas rurales y pasó con los indios charrúas'' (3/12/1981, en Héroes, de Gregorio Levenson y Ernesto Jauretche, Ed. del Pensamiento Nacional, Buenos Aires, 1998, pp. 196-199).
El jefe de los tupamaros lleva nueve años detenido en el penal ''Libertad'' y aún le faltan tres más para salir en libertad. Prosigue la carta: ''Un aspecto de esa alta moral fue lo que les permitió rechazar la conquista española que venía de derrotar a los imperios azteca e inca y resistir durante tres siglos, desde el año 1500 al 1800... Jamás matan a menores de edad, aun en combate, y los prisioneros son mantenidos libres en sus campamentos...''
Sendic habla de por qué la región que los españoles llamaron ''Banda de los Charrúas'' le dio personalidad al Uruguay de la lucha desigual contra el imperio esclavista de Brasil y la oligarquía de Buenos Aires y de la gesta de José Gervasio Artigas (1764-1850), aquel ''protector de pueblos libres'' que medio siglo antes de Abraham Lincoln hizo la reforma agraria.
Descendiente de italianos y de vascos, Raúl Sendic nació en una pequeña explotación ganadera del departamento de Flores, el 16 de marzo de 1925. A los 10 años de edad sus padres se mudaron a Trinidad y allí conoció por primera vez la ciudad, la luz eléctrica y el agua corriente. En la Asociación de Estudiantes del Liceo de Flores empezó su militancia y en Montevideo se graduó en abogacía.
Al empezar los años 60, cuando ya era dirigente del ala izquierda del Partido Socialista Uruguayo, Sendic organizó a los obreros de la remolacha y la caña de azúcar de Paysandú, Salto y Artigas, y en tal contexto fundó el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (1962).
Detenido y condenado a 20 años de reclusión en 1970, Sendic se fuga espectacularmente del penal de Punta Carretas, pero dos años después cae nuevamente en combate y un proyectil le arranca la mandíbula. El ejército, con el propósito de mantenerlo de rehén, lo opera sin anestesia.
En 1972 un tribunal militar condena a Sendic a 45 años de prisión, castigo que comparte con ocho dirigentes tupamaros: Henry Engler (estudiante de medicina), Eleuterio Fernández Huidobro (empleado bancario), Jorge Manera (ingeniero), Julio Marenales (profesor de bellas artes), José Mugica (puestero de mercado), Mauricio Rosencoff (dramaturgo y poeta) y Jorge Zabala (estudiante de notariado).
Todos fueron torturados, aislados, agredidos y alojados en calabozos carentes de ventanas y sin las mínimas condiciones sanitarias, incomunicados, sometidos a traslados sin avisos previos de una prisión a otra del país para dificultar la asistencia jurídica y las visitas familiares y, por supuesto, sin libros, sin periódicos y radiorreceptores.
Hasta marzo de 1985, cuando es liberado, Sendic sobrevivió a las condiciones inhumanas de encarcelamiento. Pero antes se las había ingeniado para escribir y sacar clandestinamente de la prisión su Manual práctico de economía, texto que fuera publicado con prólogo de Mario Benedetti.
En 1986, ante el peligro de que la justicia quedase legalmente sometida al crimen y a la impunidad, Sendic recomendó a los jóvenes ''no dejarse arrastrar... La tarea de la hora --escribió-- es explorar horizontes y hacer una estrategia de lucha para acceder a un espacio que esta sociedad de fin de siglo le niega a la juventud''.
Raúl Sendic murió en Montevideo, el 28 de abril de 1989. Su entierro congregó a una impresionante manifestación popular, y hoy conmemoramos los 75 años de su natalicio.