JUEVES 16 DE MARZO DE 2000

* Neomilenio vuelve al Festival del Centro Histórico


Todos somos analfabetas de cuerpo, señala Descombey

* Orgánica, la fuente del quehacer de Ballet Teatro del Espacio

Angel Vargas * Todo ser humano, en principio, es analfabeta de cuerpo, asume Michel Descombey. Empero, sostiene que ello no implica carecer de sensibilidad para entender lo que otros logran expresar mediante su anatomía.

Esa es la premisa del coreógrafo francés cada vez que concibe una nueva propuesta escénica con el Ballet Teatro del Espacio, que dirige con Gladiola Orozco: ''La fuente de la danza que hacemos es orgánica. Es decir, los movimientos en realidad pertenecen a todas las personas, aunque lo desconocen porque no tuvieron la posibilidad de desarrollar esta capacidad (de manifestación)".

Descombey habla a propósito de la reposición de su obra Neomilenio que, como sucedió hace cuatro años, integra el programa del Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México, en su decimosexta versión y que comenzará el día 23.

Señala el artista que su creación es un espectáculo multidisciplinario que se vale de la danza, las artes plásticas, la música y el video para plantear una revisión y una reflexión del proceso evolutivo de la humanidad.

Con una escenografía que tiene como eje único una serie de cubos diseñados por el escultor Sebastián ųuno de ellos monumental, de seis por seis metrosų, detalla que se pretende plantear el nacimiento del hombre en la materia, con una temática que refiere desde el origen de éste, las luchas de conquista, la imposición religiosa y el enfrentamiento de los sexos hasta la evasión que por diversos medios se busca en la actualidad, entre ellos las drogas, ante las situaciones cotidianas extremas que se viven.

Con la participación de 28 bailarines y una selección musical que incluye piezas de Bach, Berlioz, Guem, Monteverdi, Subotnick, U2 y sonidos concretos, así como el uso de pantallas gigantes, Neomilenio será presentado la noche del 24 de marzo en el Zócalo capitalino, luego de que en 1996 ocupó la Plaza de Santo Domingo durante tres funciones, en las que reunió a cerca de 15 mil personas.

El coreógrafo está consciente del enorme reto que tiene en puerta, pero externa su confianza de que la obra será bien recibida por el público. Se le pregunta si no será difícil comprender el discurso narrativo de ésta, dado lo abstracto del lenguaje dancístico, a lo cual responde:

''No debemos olvidar que todos somos analfabetas de cuerpo", aunque los que se expresan por medio de él lo son menos; de tal manera que cuando hay una temática detrás de lo movimientos las personas son capaces de percibirla, en parte.

La historia general que el creador imagina es completada por cada uno de los espectadores de acuerdo con su experiencia, sensibilidad, educación y conocimiento, porque es algo que se trae en el interior. Lo que no se puede hacer en la danza es plasmar las especificidades. Ese es el punto débil de esta disciplina, pero también su fuerza, concluye.