La Jornada sábado 18 de marzo de 2000

EL TONTO DEL PUEBLO Ť Jaime Avilés
La tortura en tierras panistas

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Al estilo regio. Desde el 3 de marzo, en una supuesta "cárcel modelo" de Monterrey, al menos 10 reclusos, todos ellos sentenciados por delitos del fuero común, se encuentran desnudos en el interior de una habitación donde el aire acondicionado, a todo lo que da, los mantiene tiritando y con graves afecciones de las vías respiratorias. El castigo no es constante pues ya habrían muerto, pero se les aplica en forma frecuente, con breves periodos de reposo, informaron a esta página, vía Internet, familiares de las víctimas que no se atreven a revelar sus nombres.

La denuncia fue plenamente corroborada por Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos AC (Cadhac), una modesta y combativa ONG neoleonesa, encabezada por la madre Consuelo Morales Elizondo, quien desde 1995 trabaja a favor de los internos del Centro de Readaptación Social (Cereso) de Apodaca, donde los tormentos que sufren los reos han ocasionado cuatro motines y una recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la número 42/99, que en julio del año anterior fue pública y estruendosamente rechazada por el gobierno panista de Fernando Canales Clariond, el llamado hombre de las macrocejas.

En el Cereso de Apodaca, según consta en las evidencias recogidas por la CNDH, lo habitual es que durante las inspecciones de rutina en busca de drogas, los presos sean obligados a desnudarse y, trepados en una mesa, ante la mirada atenta de los celadores, cumplan 15 minutos de sentadillas o de lagartijas por si ocultan algo dentro de la cavidad rectal.

A menudo -apunta la madre Consuelo-, "a los que se indisciplinan los esposan con las manos detrás de la espalda, y a la hora de comer les ponen un plato en el piso para que se agachen como puedan y se alimenten como animalitos. Así también tienen que hacer sus necesidades".

En otras prácticas habituales, agrega, "les cubren la cabeza con un casco y los golpean sin que vean a su agresor, y lo del casco, según los custodios, es para que no se lastimen. Todo esto lo documentaron los visitadores de la CNDH, quienes también recogieron testimonios de que a muchos detenidos les inyectan fármacos para calmarlos".

En el reporte de la CNDH consta, en efecto, que tales sustancias "fueron identificadas como levonopromazina y haloperidol, que no sólo son fuertemente adictivas sino que provocan dolores agudos en las mandíbulas, cuando se aplica la dosis, y a mediano plazo causan transtornos como el mal de Parkinson".

2

Todos los principios, rotos. Las esposas, madres y hermanas de los internos son sometidas a revisiones vaginales, absolutamente vejatorias, para que se desmoralicen y dejen de visitar a sus parientes. Esto, en opinión de la madre Consuelo, "impide la vinculación social del interno con sus familiares y viola uno de los dos conceptos básicos de la rehabilitación. El otro, que es el de la redención por medio del trabajo, tampoco se respeta, pues las personas consideradas como de alta peligrosidad permanecen segregadas sin realizar actividades productivas".

El Cereso de Apodaca -en un municipio conurbado de Monterrey- fue construido como una alternativa al tristemente famoso penal de Topo Chico, donde en los años 70 estuvieron como presos políticos muchos guerrilleros de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Hoy, en Topo Chico, reside el banquero Jorge Lankenau, atendido por un chofer y un mayordomo. Hace dos días, uno de los hijos del magnate defraudador, se casó allí para compartir con su padre "el día más feliz de mi vida", a la sombra y tras las rejas.

Cárcel modernizadora, con instalaciones que reflejan la texana fatuidad de los regios, la de Apodaca fue sacudida por cuatro motines en 1997. Los dos primeros estallaron, con diferencia de unas cuantas horas, el 24 y el 25 de junio, y los otros dos el 10 y el 14 de diciembre. Este último fue sofocado por el comandante Hamlet Castillo, de Seguridad Pública del Estado, quien gracias a la brutalidad que demostró en aquella acción fue ascendido a jefe máximo de ese cuerpo policiaco.

Las primeras quejas por los frecuentes maltratos que hay en el Cereso fueron recogidos por Cadhac en 1995, aumentaron en 1996 y llegaron al clímax en 1997. La gota que colmó el vaso fue una orden impartida por el director del penal en aquel entonces, Fernando Torre Cueva, quien mandó cerrar las "tienditas" de los reclusos para que éstos se incorporaran al restaurante central, donde hoy todavía les pagan 56 pesos de sueldo a la semana.

A esta desventajosa "reconversión" empresarial se habían añadido otras quejas tales como la falta de medicamentos, la pésima alimentación, las revisiones abusivas, la nula existencia de cursos de adiestramiento en labores manuales, las inyecciones de psicotrópicos y la corrupción derivada de la "venta" de privilegios. Explica la madre Consuelo: "Todo recluso, por el hecho de serlo, pierde el derecho a votar y a ser votado, y tiene restringida su libertad de tránsito. Pero el resto de las garantías que le otorga la Constitución siguen vigentes. En el Cereso de Apodaca estos derechos se niegan pero se convierten en privilegios que se pueden conseguir a cambio de dinero. Entonces podemos afirmar que hay una gran corrupción como desgraciadamente se da en muchas otras cárceles de México".

3

Canales Clariond, verdugo contento. Cuando el tercer visitador de la CNDH acudió al Cereso de Apodaca, en enero y febrero de 1998, tras los disturbios de diciembre del 97, descubrió que varios abogados adscritos a la dirección del penal y dos celadores a las órdenes de Fernando Torre Cueva, llamados El comandante Mundo y El cabo Pinocho, introducían cocaína para venderla entre los internos. El cúmulo de irregularidades y evidencias de tortura obtenidas por el enviado de Mireille Roccatti se transformó en la recomendación 42/99. Esta fue públicada el 30 de junio de 1999 y dirigida al gobernador Fernando Canales Clariond, pidiéndole que se sirviera "instruir al director general de Prevención y Readaptación Social del estado, para que "dé mantenimiento a los dormitorios, promueva y organice actividades laborales de tipo productivo, se aumenten los espacios en los talleres, y denuncie ante el Ministerio Público a quien corresponda por la probable comisión de delitos contra la salud y determine las responsabilidades en que pudieron haber incurrido Fernando Torre Cuevas, director del Cereso, y Brígido Villanueva Vázquez, jefe de Seguridad y Custodios".

Asimismo, la CNDH recomendó que Torre Cueva fuese separado de su cargo hasta que concluyeran las investigaciones que deberían realizarse en su contra. Los periódicos de los primeros días de julio de 1999, al documentar la reacción de Canales Clariond, son sumamente ilustrativos de las diferencias sustanciales que hay entre los gobiernos del PRI y del PAN. "Las recomendaciones de la CNDH carecen de seriedad", aseguró el mandatario panista. Semanas después, y en un acto público, su secretario de gobierno, el no menos panista José Luis Coindreau, aceptó la renuncia de Torre Cueva, "por así convenir a sus intereses personales", pero aseguró que había desempeñado una labor "excelente", y dijo que las puertas de palacio siempre estarían abiertas para él. Sólo le faltó erigirle una estatua. Hoy, las consecuencias de la aberrante insensibilidad política de Canales Clariond se traducen en nuevos hechos de escándalo: desde el 3 de marzo, al menos 10 internos del Cereso de Apodaca tiritan desnudos dentro de un refrigerador. ƑNadie va a interceder por ellos?

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Labastida y su diccionario. En una de las declaraciones más originales que hayan sido jamás pronunciadas por candidato presidencial alguno, Francisco Labastida Ochoa dijo a propósito del "peligro" que el narcotráfico podría significar para él: "No tengo miedo", afirmó. "La palabra miedo no existe en mi diccionario".

Al margen del alboroto que en millones de hormonas machistas suscitaron sus valientes palabras, los lexicógrafos tomaron la frase con pinzas para someterla a una científica observación. Si un fonema tan simple como "miedo" es ajeno al acervo idiomático del sinaloense, ello explica la cada día más notoria pobreza (algunos la califican ya como "miseria extrema") de su lenguaje.

-Si no sabe lo que es "miedo", imagínate si le preguntan por "fenomenología", "dicasterio", "sinapsis", "apologética", "polpotiano" o "sintoísmo" -comentan los expertos en crucigramas de El Imperio de los Sentidos.

Al referirse a las acusaciones del PAN, que le insinúan vínculos con el narcotráfico, Labastida hizo gala de una floritura verbal casi shakespereana: "Es un golpe bajo, sucio, cochino", le dijo al periodista José Gil (La Jornada, 16/03/00), deslumbrándolo con su prodigioso manejo de los sinónimos. La elocuencia del candidato número uno de Zedillo y de los banqueros (el número dos es Fox) delata la angustia que lo domina porque sigue bajando en las encuestas confiables y sabe que muy pronto pasará al segundo lugar, en el que, hacia mediados de mayo, Cárdenas podría alcanzarlo y mandarlo al tercer puesto. Por eso, en opinión de los doctores de la lengua, esta semana el ex secretario Gobernación explotó al calificar a los panistas como "pendejos".

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López Obrador: 30 más 2. Marcelo Ebrard, ex candidato del Partido de Centro Democrático, de Manuel Camacho, ha declinado en buena hora a favor del abanderado del PRD al Gobierno del DF, quien este jueves confirmó, gracias a las mediciones de sus encuestólogos, que tiene ya el apoyo de uno de cada tres votantes. En cambio Ebrard, bien afianzado entre los tianguistas capitalinos, a los que sedujo con su apoyo cuando trabajaba para la regencia de Camacho, no logró acumular sino un escueto dos por ciento en su breve campaña proselitista. Se hallaba seis puntos abajo de doña Tere Vale, quien según sus propios analistas, "anda como en ocho por ciento, pisándole los talones a Santiago Creel".

Varios amables y atentos lectores se han comunicado al nuevo buzón electrónico de esta plana deseosos de avisarle al tonto del pueblo que la señora Vale no es mexicana sino venezolana, y que por eso mal haría en "acusar" de tabasqueño a Andrés Manuel, cosa que, según Gilberto Rincón Gallardo, jamás le pasó por la cabeza.

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Va por René Villanueva. El próximo sábado expira el plazo para recibir ofertas relativas a la subasta de un autógrafo de Manuel Vázquez, que será adjudicado al mejor postor en la puja que muy pronto se efectuará en El Hábito. El dinero que se recaude ayudará a pagar la terapia de nuestro querido René Villanueva, momentánea pero dolorasamente enfermo de cáncer en los huesos. Así que a romper cochinitos, damas y caballeros, pues el manuscrito del gran maestro catalán valdrá 10 mil dólares dentro de 20 años en Christie's.

serafin71@hotmail