DOMINGO 19 DE MARZO DE 2000
* Con rondas infantiles, los Niños Cantores de Chalco inauguraron su sede
Mi Casita de Sololoy, un sueño hecho realidad
Arturo Jiménez, enviado, Valle de Chalco Solidaridad, Méx., 18 de marzo * La patita, el patito color de café, las cinco vocales, un gallo flojo que no canta temprano, la pájara pinta, naranjas dulces y limones partidos, claro, sin faltar los changos de Chapultepec, desfilaron este día en formas corales por Mi Casita de Sololoy, para inaugurarla como nueva sede y sueño cumplido de los Niños Cantores de Chalco.
En el auditorio Francisco Gabilondo Soler, Cricrí, este famoso coro infantil ųel más destacado de México y uno de los más importantes de América Latinaų ofreció un programa-homenaje a la música de los niños mexicanos e interpretó en dos ocasiones Naranja dulce, que en una parte dice: ''Toca la marcha, la marcha de oro, adiós señora yo ya me voy, a mi casita de sololoy".
El concierto arrancó con una serie de rondas infantiles y siguió con Juguetes, de Miguel Bernal Jiménez, pieza basada sobre todo en armónicas y rítmicas onomatopeyas. De ahí continuaron varias canciones populares, que en los arreglos y dirección de Leszek Zawadka fueron salvadas de los terrenos de la nostalgia: Las estrellitas, Farabodobolo, Patito y La viudita, además de Popurrí francés y Seis canciones de Jamaica, ésta cantada en inglés y con sutiles ritmos afrocaribeños.
El homenaje a Cricrí era gratamente obligado. Las fantasías de las decenas de espectadores fueron ocupadas por cinco vocales desfilando, tres cochinitos soñadores, una abuelita sin dientes y una patita con canasta.
En diferentes momentos, los niños cantores interpretaron y jugaron a la víbora de la mar, a la pájara pinta, a san Serafín del monte, brincaron la tablita y hasta la hicieron de changuitos chapultepequeros, a ritmo de los cantos de sus compañeros y del propio Zawadka, barítono de primer nivel. Para ello, iban preparados con overoles de parches amarillos, rojos, azules y verdes, además de playeras negras (al igual que el director) y zapatillas del mismo color.
Estos ángeles mexicanos no sólo reciben clases magistrales de canto de Zawadka, pues cuentan con las enseñanzas de otros maestros. Por ejemplo, en vestuario, del coordinador general Antonio Suárez ųtambién escenógrafo del grupoų, y en coreografía, de Verónica Batrez, estudiante de danza y ex niña cantora desde el inicio del coro, en 1990.
Al final, una ovación y las palabras de Suárez: "Son los primeros aplausos que resuenan en este pequeño auditorio. Hace un año nos dijeron que lo que era nuestro, ya no lo era ųdijo en referencia a un anterior edificio que sería su sede y que les fue arrebatado por un grupo de damas de sociedad agrupadas en la Asociación Gilbertoų. Pero dijeron que nos lo podían prestar. Como quien dice, nos madrugaron".
Zawadka indicó por su parte: "Los de la Asociación Gilberto nos decían que para qué queríamos el inmueble que nos quitaron, que si íbamos a hacer una discoteca o sería para actividades del PRD. Y con nuestro trabajo estamos demostrando para qué queríamos un espacio. Ahora tenemos más derecho de hablar que ellos".
Pero eso ya es cosa del pasado y a la organización coral de los Niños Cantores de Chalco le interesa más bien el presente y el futuro. Y hay varios ejemplos. En la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, estos chamacos repetirán el programa Mi Casita de Sololoy y preparan también un espectáculo-homenaje a Cricrí, entre muchas otras actividades.