DOMINGO 19 DE MARZO DE 2000
* Labastida y Silva Herzog asistieron a la develación de una estatua del divo
Un homenaje a Juan Gabriel devino acto proselitista del PRI
* Los candidatos corearon los temas del cantante; éste correspondió con arengas en su favor
Enrique Méndez y Jorge Caballero * Ayer, en la plaza Garibaldi, se unió la efigie de bronce de Juan Gabriel a las de José Alfredo Jiménez, Pedro Infante, Lola Beltrán, Javier Solís y María de Lourdes. Los encargados de la develación de la estatua del popular músico fueron los candidatos priístas a la Presidencia de la República y al Gobierno del Distrito Federal, Francisco Labastida Ochoa y Jesús Silva Herzog, respectivamente. También asistieron Pedro Fernández, Huicho Domínguez, Johnny Laboriel, Queta Jiménez La prieta linda y Silvia Urquidi. Con el lugar que se le asignó a Juan Gabriel, sólo quedan cinco bases para que igual número de músicos populares se perpetúen en el espacio de música mexicana más importante del país.
El homenaje a Juan Gabriel se convirtió en una fiesta popular a la que asistieron 5 mil personas. A las cuatro de la tarde, hora a la que se citó para la ceremonia, todas las sillas ya estaban ocupadas. En la parte posterior de la explanada se hacían vallas por donde pasaría Juanga.
Después de una hora y media de espera, el divo apareció vestido, como de costumbre, de negro, acompañado por Francisco Labastida, Jesús Silva Herzog y el diputado local Manuel Aguilera. El público aposentado a lo largo del improvisado pasillo los recibió con porras, gritos, saludos y manos extendidas, como manifestación de cariño. El, guapísimo y humilde, repartió sonrisas, besos y saludos antes de subir al templete en el que se descubriría su efigie.
Ya arriba, Francisco Labastida y Jesús Silva Herzog quitaron el velo al pedazo de metal labrado. Se unieron a ellos: Manuel Aguilera, Pedro Fernández, Queta Jiménez La prieta linda y Silvia Urquidi para tomarse la foto, en la cual Laboriel no salió porque llegó tarde. Juan Gabriel sólo atinó a decir: ''Les agradezco este bello detalle''. Algunas féminas maduritas le gritaron: "papacito", "es mi novio", "no estás gordo y aunque lo estuvieras...", "está como quiere". Cuando Francisco Labastida se trasladó de la estatua al escenario, un grupo de vecinos gritó vivas a Cárdenas. Entonces hubo mentadas para el candidato priísta y sus colaboradores.
Ya instalados en primera fila, Labastida, Silva Herzog y el dream team de la campaña hicieron coro a Juan Gabriel. Manuel Aguilera, quien ayer registró su precandidatura al Senado, se sabía todas las canciones. Cantó Costumbres, Inocente pobre amiga, y en la euforia de la tarde, el candidato presidencial del PRI cantó: ''Tú estás siempre en mi mente/ pienso en ti, amor, cada instante...''. Los priístas se siguieron con Querida, La Farsante y hasta Se me olvidó otra vez.
Juan Gabriel los puso a bailar y a gritar consignas: ''Hay que gozar, todos hay que gozar... šLos zapatistas! šLos del PAN! šLos del PRI! y šlos del PRD, todos hay que gozar!''.
''Mire, don Francisco ųle dijo Juanga a Labastidaų, mire a esta gente''. El candidato priísta se levantó a observar a los fans, que clamaron el nombre del partido tricolor al momento que el artista lo mencionaba, y que, como en circo romano, blandían su pulgar hacia abajo al escuchar la mención a los zapatistas.
Una cantante, Conchita Aztiazarán, de plano se lanzó a sacar a bailar al priísta, que raspó, pulió y barrió el piso de Garibaldi. Juanga dijo: ''Desde 1971 hasta el 2000'', en relación con su trayectoria.
Acompañado del mariachi Vargas de Tecalitlán, interpretó Amor eterno ų''un poema a las madres''ų y la emoción caló hondo en el ex gobernador de Tamaulipas, Manuel Cavazos Lerma; en el diputado y jefe de prensa del PRI, Marcos Bucio; en el ex secretario de Pesca, Guillermo Jiménez Morales, y en el asesor financiero de la campaña y ex diputado Francisco Suárez Dávila.
Ya sin ningún pudor, siguieron a Juanga: ''Cómo quisiera, ay/, que tú vivieras/ que tus ojitos jamás se hubieran...". Después de dos horas y media de concierto, que ofreció para agradecer el homenaje, el cantante se despidió del candidato priísta con un apretón de manos y un guiño que hizo sonrojar a Labastida.
Juanga desapareció del escenario y el candidato y sus colaboradores se vieron envueltos en el gentío. Desde una cantina se escucharon gritos de "šculero, culeeero!", mientras Labastida pasaba. También hubo mentadas, y antes de que abordara la camioneta, una mujer le espetó: "šArriba Fox!".