MAR DE HISTORIAS
La prueba
* Cristina Pacheco *
šDejen de discutir! Por una vez en la vida óiganme y no me miren como si estuviera pidiéndoles algo muy difícil o terrible. No tienen que decírmelo: ya sé que estoy gritando. ƑPor qué? No puedo creer que me lo pregunten. Saben que una persona grita cuando siente que nadie la escucha... Claro que no me estaban oyendo. Discutían para ver quién tiene la culpa de que haya hecho lo que hice.
No se quiebren la cabeza. La cosa es más simple de lo que se imaginan. Lo sé porque tuve dos días para pensar. En ese cuartucho, sin ventanas y con la televisión descompuesta, pasé las horas analizando mi comportamiento. Llegué a la conclusión de que todo se debía a que jamás me han escuchado. No. Estoy siendo injusta. Claro que me han oído infinidad de veces, lástima que lo hayan hecho sólo cuando decía algo que era copia de sus pensamientos y por eso les agradaba.
ƑMe permiten una pequeña confidencia? Lo juro: no será tan desagradable como la que les hice cuando volví a casa a las diez de la noche. Sí, papá: fue a esa hora. Te descubrí mirando el reloj y la tele. Me pareció que estabas angustiado porque, debido a lo que consideras mi capricho, ibas a quedarte sin ver las noticias. Pensé que después de dos noche sin verme ni siquiera pensarías en eso, pero lo hiciste.
Se me acaba de ocurrir algo para que no te sientas frustrado: juguemos un poco. Hace mil años que no lo hacemos, desde que tenía... Uf, no me acuerdo. Ustedes Ƒsí? No es necesario que respondan. En sus caras veo escrito un inmenso "no". Pero no se preocupen ni traten de justificarse. Los entiendo. En la vida hay cosas mucho más importantes y urgentes, que jugar con una escuincla: mirar la tele, por ejemplo.
Cuidado, mami: ya te vi. Estás sacando tu pañuelo, como siempre que me he rebelado contra el modelito de "niña mona" ųléase callada, sumisaų en el que me enfundaste. Estuvo a punto de asfixiarme y por eso le desgarré. Me largué y con eso me aseguré de lastimar sus puntos vulnerables: el corazón de mamá y el bolsillo de papá. De haber sabido cómo terminaría todo habría solicitado el doble: cien mil. Antes de que se me olvide, quiero decirles que el monto del rescate fue idea de Alfonso. Aquí entre nos, a mí hasta 10 mil me parecían demasiado. Alfonso me despertó el amor propio ų"ƑTe valoras en tan poco?"ų y por eso acepté subirme a 50 mil.
II
ƑJugamos? ƑEstás de acuerdo, papá? Al menos finge estarlo. Piensa que es un regalo que me das y no te costará ni un centavo. Tienes que agradecer que, debido a mi absoluta falta de carácter, tus ahorros permanezcan intactos y que yo haya vuelto a casa sin necesidad de que salieran a buscarme. Si se hubiera prolongado más la situación imagínate los gastos: un investigador, los anuncios en los periódicos: "Se busca... Salió acompañada de un amigo el viernes por la noche..." Aquí estoy mal: en caso de secuestro se guarda silencio para no provocar la ira de los delincuentes y se esperan nuevas indicaciones.
Ay papá, no sé para qué te lo digo. Estás mucho más enterado que yo de esas cosas. Seguro que comenzaste a practicar los conocimientos adquiridos en las notas rojas a partir de que recibiste el mensaje. ƑQué decía? Parece increíble que lo haya olividado cuando yo misma lo escribí. Déjenme recordar: "Su hija está con vida. Si quieren volver a verla no den aviso a la policía. Esperen indicaciones respecto de la fecha y el sitio en que deberán entregar 50 mil pesos".
En aquel momento estaba tan nerviosa que dudé si indicaciones se escribía con ese o con ce. Cuando me di cuenta de esa minucia me reía como loca, pero no estaba alegre sino asustada. Me dije: si cometo una falta de ortografía mi papi creerá que no valió la pena lo que ha invertido en mi educación. ƑNo es eso lo que dices cuando pones a prueba mi inglés frente a tus socios gringos? Jamás me entienden, ni yo a ellos, y cuando se van me reclamas: "ƑQué pasó, hijita? Llevas meses en el instituto, y sabes lo que me cuesta..."
ƑQué no íbamos a jugar? ƑQué les parece si partimos de la familia feliz. Imaginemos que después de un día de carreras, discusiones, trabajo, silencios abrumadores llegamos juntos a la isla encantada: el sillón frente a la tele. Papá tiene el controlador y la enciende; mamá, oculta su fatiga, y se dispone a secundar los comentarios que haga el jefe de la familia.
ƑMe permiten una interrupción? Mami, no te ofendas. ƑSabes cuándo siento verdadera lástima por ti? Cuando veo tus esfuerzos por adivinar lo que papá quiere que digas. En esos momentos pareces un perrito dispuesto a hacer cabriolas con tal de ganarse un trozo de algo, lo que sea: una sonrisa, una mirada aprobatoria y el gasto para el día siguiente. Que no te dé pena. Comprendo tus motivos para actuar como lo haces. ƑSabes por qué? Porque he tenido la misma actitud frente a ustedes con tal de que se sintieran tranquilos. Pero llegó el día en que me cansé y decidí cambiar de táctica. Fue como poner una bomba en medio de una catedral. Y ya vi de lo que soy capaz cuando me propongo dejar de ser la "niña mona".
III
ƑSeguimos jugando? Vayamos al momento en que la familia feliz ve aparecer en la televisión a una joven que, en exclusiva para el noticiario equis, declara: "Decidí autosecuestrarme con la ayuda de un amigo. Lo convencí de que les pidiera a mis padres autorización para llevarme a una fiesta, de que, en vez de eso, nos metiéramos en un hotel. Allí, con su ayuda, escribí el mensaje de rescate".
Papá, no te distraigas; mamá, deja ese pañuelo. Piensa que sólo estamos jugando. Imaginemos que hubo un corte comercial y que la joven autosecuestrada reaparece en la pantalla justo cuando los periodistas le preguntan si no tuvo remordimientos cuando su amigo salió del cuarto de hotel, decidido a hacerles llegar el anónimo a sus padres.
La joven, después de un breve titubeo, declara que en aquel momento ųlas dos de la mañanaų sólo pensaba en darse un baño. Lo que no dice es que en su casa no habría podido hacer algo tan simple porque se lo hubieran impedido. Su mamá le habría dicho: "Nena: estas no son horas de bañarse". Su padre le habría recordado el precio del gas que él tiene que pagar todo el tiempo.
Imaginemos que alguien más le pregunta a la joven si no pensó en lo que harían sus padres cuando, a la mañana siguiente, encontrarán el anónimo junto a la puerta. La interrogada se muerde los labios. Fue lo que yo ųsu hijita monaų hice cuando el sábado me desperté y procuré imaginármelos. Digan si me equivoqué: mamá sacó su pañuelo y papá hizo una rapidísima conversión de pesos a dólares. Papi: no te exaltes. Sólo dime que no fue eso lo que hiciste. ƑNo? Pensé mal. Discúlpame.
ƑLes parece bien que imaginemos otro corte comercial? Termina. Urge preguntarle a la joven por qué decidió autosecuestrarse, a sabiendas del terrible dolor que iba a inferirles a sus padres. Los flashazos de las cámaras impiden que se oiga la respuesta: "Por eso y porque pensé que si salía en la tele, iban a verme y a oírme con atención". Alguien más pone el dedo en la llaga y pregunta lo que seguramente ustedes también quieren saber: "ƑPor qué, luego de haber llevado a cabo su plan durante dos días, renunció a llegar hasta el fin?".
Papá, mamá: aquí termina el juego. Lo que ahora están viendo no aparece en la tele sino en la sala de nuestra casa; la que había no es una remotísima desconocida sino su hija; y lo que escuchan son las palabras que salen de mi boca. Aún así, óiganme por favor: decidí cancelarlo todo porque tuve miedo de no obtener lo que quería. Se equivocan si están pensando en el dinero. Sólo anhelaba tener una prueba de que se interesan por mí, de que me aman.
Quizá ustedes piensen que me lo han dicho las infinitas veces en que han querido lo mejor para mí, es decir: cuando pensaron, eligieron, actuaron en mi nombre sin consultarme ni oírme jamás. Siento decirles que su enorme esfuerzo resultó completamente inútil. Me hubieran hecho feliz diciéndome su amor con palabras.
De acuerdo, de acuerdo: me lo están diciendo en este momento, pero a qué precio. Y otra cosa: Ƒpor qué tuvo qué pasar esto para que reaccionaran? No lo sé y tal vez sea mejor no saberlo.