MIERCOLES 22 DE MARZO DE 2000

Ť Nina Subin abrirá exposición fotográfica en el Centro de la Imagen


Capto instantes congelados para trascender la naturaleza humana

Ť Lleva dos décadas de mantener contacto con lugares sagrados de muchas partes del mundo

Ť Rastros kármicos, primer libro de la artista neoyorquina, editado por Artes de México

Merry Mac Masters Ť Cuando era niña, recuerda la fotógrafa Nina Subin, sus padres profesaban diferentes fes, pero ninguno era practicante. Y aunque la religión le provocaba cierta intriga, se sentía una outsider (extraña) al crecer en los años cincuenta, en Estados Unidos, en un ambiente desprovisto de rituales y la riqueza inherente.

En la actualidad Subin, su esposo el ensayista Eliot Weinberger, que es traductor de Octavio Paz, y su familia festejan todas las fechas sin importar la religión. Eso es gracias al contacto que durante 20 años la fotógrafa mantiene con los lugares sagrados de muchas partes del mundo. En la India fue especialmente atraída por los templos donde se realizaban rituales y cánticos, prendían fuegos y esparcían incienso. Con posterioridad viajó a Tailandia, Japón, Nepal y Laos. Los paisajes lunares de Islandia también ejercen sobre ella el mismo misterio que experimentó en los templos de la India.

Cotidianidad y religión, indisociables

Rastros kármicos es el primer libro de Subin y el más reciente título de la colección Libros de la Espiral, de Artes de México, publicado con apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Respecto de esos rastros kármicos la entrevistada explica: ''Son como las huellas de vidas pasadas, una especie de pátina del pasado que permanece en la superficie del presente, especialmente en la India que es de una riqueza en ese tipo de capas y donde existe el concepto de la rencarnación. Lo que haces en esta vida, lo bueno o lo malo, afectará lo que haces en la siguiente. Para mí es como un residuo que encuentro en las cosas, especialmente en Asia, pero también en otras partes.

rastros karmicos ''Lo que me intriga de la India es que la vida cotidiana no se puede separar de la religión. Es decir, todas las cosas que hace uno a diario están conectadas con su religión, ya sea la decoración del marco de una puerta o la aplicación de ceniza o ir al templo. Al entrar a una aldea de repente ves un relicario adornado con flores, pedacitos de vela, bellas imágenes de dioses con palmaditas de mantequilla. Estas capas de diferentes historias y devociones están por todos lados. En el camino te topas con un árbol convertido en un lugar santo o un pequeño templo por los aldeanos."

-ƑCómo desarrollaste esta percepción?

-En definitiva, no me lo propuse así. Diría, incluso, que fue hasta varios años después que empecé a fijarme en un tema recurrente en el trabajo, una especie de hilo que pasaba por las fotografías de periodos y lugares diferentes.

Pero hay algo más. Subin siempre ha tenido predilección por las naturalezas muertas. Los residuos rígidos que encuentra en la India son naturalezas muertas que en su mayoría fotografía tal cual, aunque a veces las ordena un poco. Le gusta tomar una escena y aislar una parte: ''No me acerco a este proyecto con el ojo de fotorreportero. Contrario al 'momento decisivo' de Cartier-Bresson (en el cual revela algo de la naturaleza humana al detener el tiempo con su cámara), el mío es más bien un momento congelado (el sujeto fotografiado detiene el tiempo para trascender la naturaleza humana)". Para Subin es divertido hacer eso en la India, donde es tan ''loco y animado" que resulta agradable tener un momento tranquilo.

''Si estoy fotografiando, por ejemplo un ritual, en vez de tomar la escena entera, donde ves muchas personas haciendo cosas, mi ojo se dirige a una pequeña parte la cual encuentro más fascinante. Una de las razones por las cuales amo a Japón es que tiene muchos templos budistas y jardines con una flor exquisita colocada de cierta manera."

Nacida en Nueva York, Subin estudió diseño de modas, campo en el que trabajó antes de incursionar en la fotografía. Ha sido editora de fotografía para las revistas Destinations, New York y Esquire.

Desde 1980 edita cuatro veces al año la revista Sophisticated Traveler para el periódico The New York Times. Ha curado exposiciones para galerías neoyorquinas y para el Centro Pompidou en París. En la gran manzana tiene un estudio donde realiza retratos para portadas de libros y revistas. Le gusta mucho capturar a los patinadores en hielo.

Islandia, ''paisajes llenos de vida''

El modo de trabajar sus fotos de viaje está presente en sus retratos. Si primero lo hizo sin advertirlo, ahora es consciente de ello: sólo enfoca una parte de la persona.

''Tengo bastantes retratos donde el sujeto está en su casa, pero sólo se ve una parte de su hombro y un pedacito de su cabeza. Es un vislumbre de esa persona, en vez de su totalidad. Claro, si es un encargo hago un retrato más tradicional."

Esta neoyorquina, acostumbrada al tráfico y las multitudes, siente una especial atracción por los paisajes de Islandia, que están ''llenos de vida". Muchos, apunta, son campos de lava, con un burbujeo de lodo y agua hirviente salido de abajo. Luego hay bruma y pasan las nubes, todo lo opuesto para alguien habituada a los paisajes estáticos y tranquilos.

Por medio de su marido, que es miembro del consejo de asesores de Artes de México, Subin tiene diez años de tratar a Alberto Ruy Sánchez y su esposa Margarita de Orellana. Seguido hablan de hacer un proyecto juntos. Weinberger pensó preparar un texto para el libro, pero al revisar las fotografías se dio cuenta que un ensayo que acaba de escribir era el indicado. El texto, que fue traducido por Aurelio Major, está entretejido con las imágenes que también incluyen una de Yagul, México, y otra de Tikal, Guatemala. Según Subin es su primer proyecto conjunto en muchos años porque en un principio realizaban juntos artículos sobre viajes.

(La exposición fotográfica Rastros kármicos, de Subin, será inaugurada mañana, a las 19:30 horas, en el Centro de la Imagen, Plaza de la Ciudadela 2, Centro Histórico. Al mismo tiempo serán abiertas las muestras Animal, de Ximena Berecochea, Jungla de asfalto, de Pía Elizondo, y Oríllese a la orilla, de Yosua Okon.)