JUEVES 23 DE MARZO DE 2000

Lucifer en Buenos Aires

 

* José Steinsleger *

El papa Juan Pablo II pidió perdón a Dios por los crímenes y atropellos cometidos por la Iglesia en 15 siglos de historia. ƑEl trámite incluye el propósito de enmienda (o mediación de arrepentimiento)? No está claro. Pero miles de madres argentinas hubiesen preferido que, en lugar de lamentarse por Cruzadas como la de Godofredo de Bouillon, que en el año 1095 degolló a Jerusalén con devota eficacia, el Vaticano informe lo que sabe acerca del genocidio rioplatense (1976 a 1983).

ƑQué son 20 años en comparación con mil años? Si un tango dice "nada" el otro dice "Ƒdónde estabas Dios cuando te fuiste?", versos que posiblemente entonó más de un chico o de una chica detenida-desaparecida cuando la armada y el ejército argentinos los arrojaban vivos al Atlántico Sur.

"Quédese tranquila. Hasta hoy que estoy hablando con usted, su hijo está vivo". Sara Steimberg, madre del soldado conscripto Luis Pablo Steimberg (desaparecido en agosto de 1976), tenía ganas de besarle los pies al nuncio apostólico Pío Laghi, representante sucesivo de tres papas en Buenos Aires: Paulo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II.

Sara dijo entonces: "ƑUsted no puede hacer nada?"

Pío Laghi juntó sus manos: "Señora, mi función como embajador favorece algunos trámites, pero limita otros".

La respuesta del nuncio no impidió que, durante 18 años, la madre buscase a Luis Pablo. Hasta que el 24 de abril de 1995, un capitán de corbeta enloquecido por las pesadillas, confesó que Pablo había sido arrojado al mar desde un avión del ejército.

Sara dice hoy: "Cada vez que cierro los ojos me parece sentir el ruido de un cuerpo al caer en el agua".

El cardenal Pío Laghi reconoce que entre 1976 y 1980, y sólo a la nunciatura, llegaron entre 5 mil y 6 mil casos de personas desaparecidas o detenidas. Y parece que, como en el filme La lista de Schindler, consiguió salvar más de 40 que no llegaron a 50. Después, otros menesteres llamaban al pastor: casar a los hijos del almirante Emilio Massera, desayunar juntos, bautizar a sus nietos y jugar tenis con el Himmler argentino.

Después de todo... Ƒqué representaban aquellos detenidos-desaparecidos? La inteligencia inteligente diría que fueron "víctimas de la guerra fría". Pero en aquel tiempo la Iglesia del poder los calificó de "enemigos de la civilización occidental y cristiana". O sea la que la Iglesia asegura encarnar cuando pide perdón por los millones de seres que con devoción y eficacia fueron asesinados para gloria de nuestro Señor.

El 27 de junio de 1976, tres meses después del golpe militar, el nuncio Pío Laghi bendijo con acento jupiterino a las tropas del ejército argentino: "El país tiene una ideología tradicional. Y cuando alguien pretende imponer otro ideario diferente y extraño, la nación reacciona como un organismo, con anticuerpos ante los gérmenes, generándose así la violencia".

En la Argentina de Videla, el apostolado del Vaticano y la Conferencia Episcopal fueron la persuasión de infieles por la elocuencia de la espada. ƑInfieles? El 4 de agosto de 1976, monseñor Angelelli, obispo de La Rioja, murió en un "accidente", tras denunciar el asesinato de dos sacerdotes de la diócesis.

Monseñor Carlos Ponce de León, obispo de San Nicolás, asistió al entierro y profetizó: "Ahora me toca a mí". El 11 de julio de 1977, el obispo falleció en otro "accidente". Ambos prelados, al igual que cientos de sacerdotes, seminaristas y militantes del catolicismo, se habían tomado en serio aquello de que la Iglesia debe luchar al lado de los pobres.

Día a día, y por su relación con el vicario general castrense, Pío Laghi y el Vaticano conocieron en detalle lo que pasaba en Argentina. Supieron todo y todo está archivado. Inclusive la forma en que los oficiales de marina consultaron con las autoridades eclesiásticas la decisión de arrojar al mar a los detenidos-desaparecidos, aprobada como "una forma cristiana de muerte".

Agotada la cruzada argentina, el nuncio regresó al Vaticano, donde pasó a integrar el entorno íntimo de Juan Pablo II. En noviembre de 1984, el nombre de Pío Laghi fue incluido en la nómina de represores que confeccionó la Comisión Nacional de Desaparecidos (Conadep), presidida por el escritor Ernesto Sábato.

El mundo hizo como que cambió. Pero hoy, el cardenal Pío Laghi, actual prefecto de la Sagrada Congregación para la Educación Católica, se dedica con celo apostólico a supervisar que en otras regiones del mundo, Chiapas por ejemplo, las cosas de Dios funcionen como Dios manda. *