VIERNES 24 DE MARZO DE 2000

* Participó con Eliseo Alberto en la ponencia ''Jóvenes en ciudad''


Vivimos en la meritocracia, donde impera el cuánto se gana y cuánto se rinde: Villoro

* La juventud, en los años sesenta, pasó de categoría biológica a estatus cultural, señaló

* El narrador cubano leyó una serie de poemas de noveles escritores de su país

Angel Vargas * La juventud termina cuando llega el diablo y uno se da cuenta que ya no tiene qué pedirle. Es el fin de los deseos.

Con esa referencia tomada de un cuento italiano, Juan Villoro no sólo expresó su concepto de lo que es ser joven sino que redondeó toda una reflexión acerca de cómo la juventud irrumpió en el siglo XX en su carácter de nuevo sector social.

Al lado de su colega cubano Eliseo Alberto, el escritor mexicano participó ayer en la conferencia ''Jóvenes de ciudad'', ofrecida en el contexto del Festival Jóvenes del Tercer Milenio, que culminará el 26 de marzo y se realiza en el Palacio de los Deportes.

 

Charla informal con libertad

 

En una sala acondicionada como cine y durante hora y media, más de 50 chavos escucharon atentos las palabras de ambos creadores literarios, quienes ųcomo apuntó el periodista Renato Ravelo en su función de moderadorų se ven unidos por circunstancias similares: ambos son hijos de célebres intelectuales (Luis Villoro y Eliseo Diego, respectivamente), pero con un lugar propio en el ámbito literario merced a su trabajo.

Desde un principio quedó marcado que el acto tendría más el sabor y la libertad de una charla informal, que el rigor de una conferencia.

Para Juan Villoro el tema de la juventud tiene que ver con la forma en que históricamente se le ha concebido. Explicó que hasta antes de la segunda mitad de este siglo, los jóvenes eran vistos sólo como ''adultos potenciales", condición que adquirían de forma plena, abundó, sólo cuando el ''chamán de la tribu" hacía la conversión mediante ciertos rituales, como podría ser la entrega del título profesional de manos de un rector.

Fue en los años sesenta cuando esa visión sufrió un cambio radical y la juventud dejó de ser una categoría biológica para convertirse en un estatus cultural en el que se instituyeron modos de ser joven, indicó. Así apareció la contracultura, una revolución con formas de lenguaje y expresión propios.

Como prueba de esas transformaciones, el autor de La casa pierde mencionó parte de los elementos y actitudes que distinguieron a los famosos sixties y que en nuestro tiempo se ven como iconos de aquella época: el amor libre, el rock como voz de la generación; la elevación a chamanes de los rockeros, la búsqueda de elementos alternativos en las artes, las drogas como medios reveladores de nuevos niveles de percepción...

Luego de apuntar que en los años sesenta se creyó en muchas cosas y se adoraron a muchos dioses, incluso contradictorios entre sí, Juan Villoro decidió comparar a la juventud de aquellos años con la actual.

''La gente cree en muy pocas cosas en los años noventa. Vivimos una realidad donde la guerrilla y las utopías socialistas se vinieron abajo; no hay ilusiones ni idealismos. Vivimos en la meritocracia: cuánto ganas, cuánto rindes. La televisión se convirtió en el baluarte para medir el nivel de importancia de alguien, pues lo único real sucede en ella."

 

Futuro sin horizontes

 

Ese panorama llevó a Villoro a esbozar un futuro sin horizontes para la juventud actual, como lo prueba el conflicto de la UNAM, entre otras situaciones. Habló del divorcio entre las carreras universitarias y la demanda laboral. ''Estamos ante una situación crítica, en la cual el candidado del PRI a la Presidencia promete que habrá computación e inglés en las escuelas y, para quienes estamos cerca de la enseñanza, sabemos que eso es imposible, que es una falacia más de la retórica oficial. Es absurdo pensar eso en un país donde aún hay escuelas sin techo, donde las distancias que tienen que recorrer algunos niños es enorme, donde es malo el sueldo de los maestros", enfatizó.

Antes de ceder la palabra a Eliseo Alberto, quien leyó poemas de autores jóvenes cubanos, el reciente ganador del Premio Xavier Villaurrutia se dirigió a los jóvenes: ''ƑQué van a hacer ustedes, como la generación en que por vez primera los vivos superarán a los muertos de todas las épocas?

''Lo único que sabemos del futuro es que será distinto del presente, y que ustedes tendrán que decidir", dijo.