VIERNES 24 DE MARZO DE 2000
* Revalora el papel histórico de Hidalgo y Morelos
La Iglesia pide perdón por los "pecados" cometidos en México
* Se cometieron "graves errores" en la Colonia y el virreinato
José Antonio Román / III y última * En un acto similar al realizado por el papa Juan Pablo II hace unos días en Roma, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) pidió perdón por todos los errores y pecados cometidos por la Iglesia católica en la historia del país. Sin embargo, señaló la "urgencia" de que la sociedad mexicana, sin maniqueísmo ni posiciones ideológicas, haga una "relectura" serena de la historia nacional.
"Es urgente que demos un paso hacia delante en una mejor comprensión de nuestra historia, de modo que no seamos más prisioneros del pasado sino que, emprendiendo el camino del perdón hacia una purificación de la memoria, los males de antaño no nutran el odio, no sigan lastimando y, sobre todo, no se vuelvan a repetir".
Al hacer una revisión rápida del devenir histórico de la nación, la jerarquía católica del país sostiene que en cada una de las épocas, especialmente la Colonia y el virreinato, se cometieron "graves errores", pero también "grandes aciertos". Incluso reconoce a Hidalgo y Morelos no sólo como héroes, sino como "padres de la patria", aunque el primero de ellos estuvo excomulgado durante más de siglo y medio.
De manera especial se menciona que el desconocimiento de la Iglesia por la asamblea constituyente de 1917, la "persecución religiosa" y el "movimiento cristero" son hechos que aunque están siendo mejor comprendidos por la historia todavía "requieren de una explicación" al pueblo de México.
"Los mexicanos, a pesar de compartir la misma fe, lucharon entre sí como enemigos, dejando una profunda herida que todavía hace falta sanar con el perdón y la reconciliación", afirma el Episcopado en el documento Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, que este viernes se hará público en la basílica de Guadalupe durante una celebración religiosa a la que están convocados todos los obispos del país.
En esta parte del amplísimo documento, que de hecho es la primera de las tres que lo conforman, los obispos hacen una rápida reflexión histórica del país, desde los orígenes y la conformación misma como nación hasta la realidad actual que se vive, marcada por la globalización, las enormes desigualdades económicas y la redefinición de la función social del Estado en la construcción del bien común.
Asimismo se presenta al "milagro guadalupano" como un acontecimiento trascendente y sumamente útil en el actual momento histórico del país para lograr la ansiada "reconciliación nacional", en vista de que ese hecho no sólo hizo posible la evangelización, sino que llevo a ambos pueblos y culturas, españoles e indios, a una nueva manera de comprenderse y relacionarse desde la fe en Jesucristo ya presente en la naciente Iglesia de este continente.
Después de ponderar mejor los logros y los fracasos, los obispos señalan que lo que más lamentan no es la desamortización de los bienes, la secularización de algunas de las instituciones o la separación de funciones ųprocesos que en sí mismos pueden ser positivos y hasta necesarios-, sino las formas en las que se llevaron a cabo y, sobre todo, esa "herida inferida en el corazón" de los mexicanos, en su mayoría católicos, que los ha obligado desde hace tantos años a vivir en dos lealtades aparentemente contradictorias y excluyentes: a Dios y a la Iglesia por un lado, y al Estado y a sus gobernantes por otro.
Además, la Iglesia llegó a ser vista como el "principal obstáculo" de la identidad, de la soberanía y del desarrollo de la nación, y se pensó que su eliminación del escenario, o al menos su marginación y reducción a la esfera privada, traería, finalmente, una mayor afirmación en la identidad de los mexicanos.
Se considera que lo más lamentable de lo ocurrido durante casi todo el siglo XX no fue la marginación de la Iglesia por parte de quienes detentaban el poder político, sino la paulatina automarginación de muchos católicos del mundo de la política, de la economía y de la cultura en general.
El documento episcopal, con certeza el texto más importante elaborado por el Episcopado en las últimas tres décadas, cita palabras de Juan Pablo II pronunciadas en su última visita a México, en las cuales dice que la nación está compuesta por la antigua y rica sensibilidad de los pueblos indígenas, el cristianismo arraigado en el alma de los mexicanos y la moderna racionalidad de corte europeo que tanto ha querido enaltecer la independencia y la libertad.
"Creemos que llegó la hora de que podamos compartir, sin odios ni violencias, una humanidad y un destino común, aportando, complementariamente, cada uno lo suyo. Es también la hora de que la verdad histórica integral de México brille con mucha claridad, desde sus mismos orígenes pasando por todas las etapas de nuestro caminar hasta el día de hoy, superando prejuicios y descalificaciones, dualismos y reduccionismos".
El segundo gran apartado del documento de la CEM se centra en el examen de los desafíos que enfrenta la Iglesia para llevar a cabo la nueva evangelización en medio de la crisis de la modernidad, de un mundo cada vez más secularizado y un complejo proceso de globalización, así como los retos del futuro inmediato, como son los casos de la formación de nuevos sacerdotes, creación de seminarios, contrarrestar el avance de los nuevos movimientos religiosos y la forma de impulsar un ecumenismo con el resto de las iglesias históricas.
Aunque se cita la imprescindible presencia de los laicos en el futuro de la Iglesia, se advierte también la existencia de una falta generalizada de formación integral en la vida de fe que ha ido llevando a asociar la vida cristiana con el exclusivo cumplimiento de ciertos sacramentos.
Por lo tanto, los cristianos están llamados no sólo a una honestidad ética individual, sino a la búsqueda de una permanente conversión que lleva a cambios reales en las relaciones sociales, políticas, económicas, culturales, de manera que transformemos este mundo a la luz del reino de Dios y de sus bienaventuranzas.
Sin embargo, los obispos señalan que vista en su conjunto la Iglesia católica en México es una institución que posee credibilidad por su autoridad moral, su pensamiento y sus valores. "Se percibe necesaria para la nación, especialmente por su sentido de la vida y de la esperanza, su amor a los pobres, su capacidad educativa, el testimonio heroico de sus miembros en muchos ambientes. De este modo podemos valorar mejor lo que significa que seamos la Iglesia con mayor número de fieles en el país y la segunda nación con más católicos en el mundo".
Por último, el documento advierte que la Iglesia está llamada a mejorar las relaciones con los miembros de otras religiones e impulsar un renovado ecumenismo, pero también a promover, a partir del Evangelio, la construcción de una "cultura globalizada de la solidaridad" que haga presente, con el pensamiento y el testimonio de la vida, el amor de Cristo.
El documento Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, que se llevó más de 15 meses de elaboración, se dará a conocer este viernes en la basílica de Guadalupe y en los próximos días se iniciará una entrega extensiva a todos los sectores sociales y políticos del país, empezando por el presidente Ernesto Zedillo, los diversos candidatos presidenciales y partidos políticos.